Milongas en Rosario ( Provincia de Santa Fe - Argentina ) clausuradas por denuncias

Considero que se debe investigar,
basado en mi experiencia,
los motivos de estas resoluciones.
RBerdi


Milongas en Rosario clausuradas por denuncias

Inspectores municipales impidieron el funcionamiento de dos conocidas milongas que funcionan en bares,
organizadas por bailarines que necesitan generar su propio espacio.

La medida respeta la normativa de habilitación de lugares bailables
pero se contrapone a una ordenanza que declara al tango
y su danza patrimonio cultural y artístico.

El Ciudadano.net
http://www.elciudadano.net/NOTAS/ult-19-04-0001.htm
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A poco de comenzar el tercer Encuentro Metropolitano de Tango, para el que la Municipalidad ya contactó a bailarines y artistas que desarrollan la actividad en distintos locales, inspectores municipales clausuraron esta semana dos conocidas milongas que se realizan en bares de la ciudad blandiendo la ordenanza que impide a estos lugares funcionar como tanguerías por no contar con habilitación para el baile.

Entre los bailarines que impulsan a pulmón el funcionamiento de las milongas, objetan que el tango genera tanto recursos simbólicos y sociales como turísticos y se lo está “recuperando en estos pequeños lugares.

En las milongas ocurre un fenómeno importantísimo y es que se comparten las vivencias entre gente de 18 a 80 años”, según declaró a este medio una bailarina al frente de uno de los espacios de baile clausurados en el Café de la Ópera.

Por otra parte, el Concejo Municipal aprobó en 2005 la ordenanza 7737, que declara al tango patrimonio cultural y artístico y deja en manos de la Municipalidad el aliento de este tipo de actividades, lo que en boca de los bailarines que organizan las milongas aparece como contradictorio con esta ola de la clausuras.

Desde la secretaría de Gobierno municipal, el subsecretario Fernando Asegurado señaló que no está en la intención de esta administración frustrar ningún tipo de actividad cultural —que la misma intendencia fomenta, según el funcionario—, y queda por verse cuáles fueron los motivos que originaron estas medidas por parte de los inspectores de la Dirección General de Registro e Inspección, que no clausuraron los locales,
sino la actividad específica del baile de tango.

Las milongas mueven durante la semana unos 500 habitués, en su mayoría aficionados y bailarines que prefieren organizar los encuentros, más los ocasionales visitantes.

De hecho, la Municipalidad cuenta con esta suerte de elenco cuando se convierte en sede del Encuentro Metropolitano de Tango, que el año pasado movilizó a cientos de personas al Mundial de Tango que se hace en Buenos Aires.

Visitas indeseadas

La milonga Contramambo Tango Club, que funcionaba todos los miércoles en el Bar Olimpo de Corrientes y Mendoza, y Milonga de la Rosa , que abría sus puertas la noche de los jueves en el Café de La Ópera, de Laprida y Mendoza, fueron clausuradas esta semana, de acuerdo al testimonio de sus organizadores, después de que inspectores municipales llegaran a los bares, invocaran una denuncia, y advirtieran que no estaban habilitados para bailes y que de continuar con la actividad serían clausurados.

También Malevaje, otro espacio que funciona los días jueves en Mitre al 1400 fue visitado por inspectores hace algunas semanas, aunque este espacio consiguió una prórroga para ponerse en regla.

La bailarina María Rosa Mognaschi, encargada de organizar los encuentros en el Café de la Ópera, sostiene que se debería rever esta situación ya que “gracias a dios el tango está volviendo a nuestra cultura”.

Y agrega: “El tango es nuestra cultura y lo estamos recuperando en estos pequeños lugares. En las milongas ocurre un fenómeno importantísimo y es que se comparten las vivencias gente de entre 18 y 80 años.
Además, en un mundo donde se descarta a los viejos, en el tango los viejos tienen la palabra, por eso es importante que el Gobierno de esta ciudad apoye la actividad”.

La misma bailarina subrayó que “también la milonga es un espacio para socializar que no empieza a las dos de la madrugada. La gente a partir de las 10 de la noche tiene un espacio social que es lo importante del tango”.

Las que quedan

Hasta las clausuras de esta semana todas las noches había una oferta distinta para los amantes del tango. La ciudad, que en los últimos años multiplicó sus espacios culturales, también albergaba en cada rincón una propuesta donde los únicos protagonistas son los fanáticos del dos por cuatro.

Los lugares destinados al baile son organizados por los bailarines mismos, que de alguna manera importaron un modelo de milonga de Buenos Aires.

Todos los viernes abre sus puertas El Levante (Ricchieri 120), una vieja casona ubicada en el corazón de Pichincha que, según se dice, supo ser un anexo del prostíbulo el Chantecler.
También los viernes se puede bailar tango en el Centro tradicional el Hornero, en Juan Manuel de Rosas 1147. Allí, un bailarín de la ciudad conocido como El Duende musicaliza el encuentro, que viene con clase gratuita incluida.

Con un aire barrial y en Ovidio Lagos 1031, los sábados abre la milonga del Coliseum. Sus organizadores, Hernán y Horacio, dictan clases “estilo milonguero” desde que se enamoraron del porteño Club Almagro. Fueron pioneros en la ciudad y desde su primera convocatoria en El alma y luego en la peña La Viña (1996) mudaron su propuesta a incontables espacios locales. Horacio y Hernán repiten su propuesta todos los lunes en La Fávrika , en Tucumán 1816. Los sábados, además del Coliseum también hay bailongo en el club Sportivo América. Los jueves, en Mitre 1434, funciona Malevaje

La variedad de tanguerías hace que se superpongan los días y los milongueros tengan que elegir la propuesta que más les guste.

Para muestra alcanza un botón: de lunes a lunes se puede visitar Sentimiento Tango, en Corrientes al 100. Las Chirusas funcionan todos los martes en Satchmo, avenida Rivadavia 2541, que también se inicia con clases grupales para dos niveles antes del comienzo de la milonga. Sus organizadores también son responsables de Milonga Flor de Chirusas, todos los domingos en el Café de la Flor , en Mendoza 862.

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