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miércoles, 24 de enero de 2007

Eduardo Rovira - Sónico

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Eduardo Rovira - Sónico











La nota es de 1997

Acaban de reeditarse dos discos

de este gran olvidado tanguero de vanguardia.
http://www.lanacion.com.ar/Archivo/Nota.asp?nota_id=79997


A pesar de los años, subsiste todavía el inútil empeño en confrontar las figuras de Eduardo Rovira y Astor Piazzolla.


Inútil porque, pese a cultivar ambos el tango de vanguardia, sus estilos no compitieron ni en arrojos ni en audacias.

Lo que sí ocurrió es que Piazzolla avanzó como un tornado de inspiración y Rovira, que admiraba a éste y lo proclamaba con notable modestia, siguiendo pasos estéticos menos atrevidos, menos desafiantes, prefirió replegarse.

La publicación de estos dos discos, que inauguran la colección de tangos del sello Acqua Records: "Que lo paren", con Rovira en bandoneón, arreglos y dirección, más Reynaldo Nichele en violín; Oscar Mendy en piano, y Néstor Mendy en contrabajo, y de
"Sónico", con un trío de Rovira -Agrupación de Tango Moderno-, junto a Salvador Drucker en guitarra y Néstor Mendy en contrabajo, son útiles para colocar las cosas en su lugar
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Este es, entonces, un reencuentro con una parte de la producción tanguera que había acallado sus voces en medio del fárrago finisecular. Nuestra memoria cultural es frágil. No obstante muchos de nosotros creemos conservar algunos ecos del pasado inmediato. En este caso, no se mueve de nostalgia nuestro corazón, sino que reivindica a un músico relegado al olvido.

Rescata a un artista que dejó su aporte al ensanchamiento expresivo del tango; que significó una mirada distinta y renovadora de la música de Buenos Aires.

Rovira fue un músico inquieto, de formación clásica, que intentó plasmar nuevas formas con un tango distendido, no constreñido a lo bailable, si bien en la médula de su inspiración palpitaba el ritmo porteño.

Rovira se inclinó decididamente a un tango camarístico, en el que quiso poner en evidencia sus conocimientos de armonía y composición. Lo guiaba, quizá, la misma pretensión que a George Gershwin, empeñado en proyectarse a la posteridad con obras cercanas a la música erudita.

Pero la suya no fue una vana pretensión, sino más bien una necesidad espiritual no proclamada.

Los pasos del artista Eduardo Oscar Rovira nació el 30 de abril de 1925 en la ciudad de Lanús. Ya a los 9 años se lo vio tocar junto a la orquesta de Francisco Alessio en el otrora famoso Café Germinal, de la calle Corrientes.

Dos años después ya integraba el grupo de Vicente Fiorentino. En plena década del cuarenta compartió escenarios con maestros de la talla de Orlando Goñi, Miguel Caló, Osmar Maderna, Florindo Sassone y José Basso, entre otros.

Tras sus experiencias con las orquestas de Alberto Castillo y Roberto Caló, formó la propia en 1951.

Vuelto del viaje que lo llevó por España y Portugal, Rovira se integró al grupo de Alfredo Gobbi. Allí surgió uno de sus más conocidos tangos: "El engobbiao".

Ya a fines de la década del cincuenta participa como primer bandoneón en la orquesta de Osvaldo Manzi,y da a conocer su tango "Febril". Luego forma un trío con Manzi en piano y Kicho Díaz en contrabajo. Su decidido vuelco a un tango más elaborado fue al despuntar la década del sesenta. En ese momento, Piazzolla había conquistado a la juventud. Y Rovira se sumaba al movimiento de vanguardia con su Agrupación Tango Moderno.

Cuatro años duró el octeto, que luego se convirtió en el septimino al que dieron alas, alternativamente, Manzi, Leopoldo Soria y Atilio Stampone y su violinista preferido, Reynaldo Nichele.

Quince años consagró Rovira a la experimentación mediante arreglos novedosos, giros contemporáneos, búsquedas tímbricas, diseños, estructuras y desarrollos no convencionales, sin desdeñar siquiera algún rasgo folklórico, y apuntando siempre a formas cercanas a la música académica.

Tal necesidad espiritual quedó plasmada en obras sinfónicas, suites para orquesta, obras para piano y para guitarra, etc. Las composiciones camarísticas suman ochenta.

Cabe recordar que su Segunda Sinfónía Concertante recibió el Premio Honor Bellas Artes y fue estrenada en 1966, con la batura de Pedro Ignacio Calderón en el Teatro Colón.

Además de bandoneonista, Rovira fue buen pianista y también cultivó el corno inglés, el oboe, el saxo y la guitarra.

Su inclinación por experimentar lo llevó a que el trío que debutó en Gotán, en 1965 (Rovira-Nichele-Stampone), utilizara instrumentos con amplificación electrónica, incluido el propio bandoneón con su pedal para efectos de distorsión.

(De acuerdo a lo que me comunica el hijo de Eduardo Rovira:
Quiero aclarar dos cosas: mi padre fallecio el 29 de Julio de 1980.
El nunca tocó en Gotan con Atilio Stampone, si lo hizo con Fernando Romano y Ruiz en guitarra.
Gracias.
Roberto Rovira )

La estrella de Rovira se fue apagando en los años setenta, cuando se instaló en La Plata.

Su último testimonio fue el disco "Que lo paren".

Rovira falleció el 28 de julio de 1980.
(29 de Julio de 1980 - Aclaración de Roberto Rovira, hijo del músico)

René Vargas Vera


La austeridad de un espíritu romántico

A propósito de Eduardo Rovira, Ernesto Sabato ensayó un esbozo centrado en la idea de un espíritu romántico que se expresó con un lenguaje austero, ni cerebral ni lacrimógeno.

Uno escucha los ocho temas del CD "Sónico" -"Azul y yo", "Sónico", "Bobe", "Opus 16", "Ritual", "Preludio de la guitarra abandonada" y "A don Alfredo Gobbi"- e ingresa en atmósferas tangueras infrecuentes.

Salvo el propio "Sónico" y "Ritual", que echan mano de una rítmica pujante, incisiva, distinta en sus acentuaciones, del modelo impuesto por Piazzolla, las composiciones se destacan por extensos desarrollos en los que alterna el esquema lento-rápido.

Habrá que descartar el más que avasallante apurado ritmo con que asume un clásico como "A fuego lento", de Horacio Salgán.

Clima de misterio El resto tiene clima de misterio, como si Rovira buceara en las catacumbas del tango, con visiones menos crispadas de la ciudad cosmopolita. El ensamble del trío es acogedor, sin que ninguna complicación rítmica o atrevida armonización nos sorprenda.

Al menos en este caso, Rovira no apela a armonías temerarias.

En el otro disco que fue relanzado, "Que lo paren", se encuentran la pujanza y el nervio tanguero con interesantes desplazamientos rítmicos y síncopas. Pero también hay espacio para el regodeo con el lirismo en las melodías colmadas de romanticismo del excelente violín de Nichele.

Tangos incisivos o milongas que rezuman nostalgia. La trama en sus quince temas es transparente, aun cuando surge una atmósfera nocturnal. Y a veces el dúo de bandoneón y violín trepa alturas, como también sucede en las bien plasmadas instrumentaciones del cuarteto instrumental.

Títulos para recordar

A los tangos de Rovira "Que lo paren", "Majó Majú", "Milonga para Mabel y Peluca", "Tango para charrúa", "Tango para Ernesto", "A don Pedro Santillán", "El violín de mi ciudad", se suman otros conocidos como "Margarita Gauthier", "El motivo", "Mi noche triste", "Re-Fa-Si", "Don Juan", y "La cumparsita".

Son estos conocidos los que surgen con otra impronta, en los que los desarrollos se explayan y donde el músico no se vale de ningún golpe de efecto. Escuchar otra vez a Rovira no significará que nos veremos sacudidos por violentas emociones, sino por una sencilla musicalidad.


Link:

RBerdi_Eduardo_Rovira-Sonico-1968.rar.html


Anteriormente habiamos colocado otro título de Eduardo Rovira:

Tango Buenos Aires Suite


Link

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Fabian Salas - Muestra lo enseñado - Video

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Fabian Salas - Muestra lo enseñado - Video


Fabian Salas
(de quién ya hemos hablado anteriormente), gran bailarín y profesor argentino de tango.


Improvisando después de una clase de enseñanza de tango.
Aquí lo hace mostrando lo enseñado.

Un pequeño video no profesional.

Generalmente algunos de los alumnos que toman las clases suelen filmar
estas demostraciones finales.


Link:

RBerdi_Fabian_Salas-MuestraLoEnse_ado.rar.html

También se puede apreciar su estilo en:

The Tango Lesson - Película - 1997

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Sebastian y Mariana - Improvisación después de una Clase - Video

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Sebastian y Mariana - Improvisación después de una Clase - Video


Ya dijimos que es costumbre que los profesores y bailarines de tango,
después de dar una clase, como fin de la misma,
dan una exhibición improvisando.


Aquí, en tres pequeños videos (filmados no profesionalmente),
Sebastian y Mariana, lo hacen mostrando
los pasos y figuras
que enseñaron durante la misma.


Se pueden observar, además, algunas figuras interesantes.


Link:

RBerdi_Sebastian___Mariana-03-07-2004-Videos.rar.html

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Miguel De Caro Trio - Saxotangueando - 1993

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Miguel De Caro Trio - Saxotangueando - 1993












Miguel De Caro


Un artista único, Miguel De Caro es uno

de los grandes nombres del
Tango Argentino de los ‘90.

Logra un aporte único a este estilo, un perfecto equilibrio entre tradición e innovación, basado en sus dos grandes influencias:los vanguardistas del género Julio De Caro -tío abuelo de Miguel- y Astor Piazzolla, pero con el atrevimiento de hacerlo desde un instrumento no convencional para el tango:
EL SAXO.






En este punto reside gran parte de la originalidad de la propuesta artística de Miguel De Caro.

Su música es el resultado de la fascinante mezcla del tango tradicional y el espíritu arrabalero de la música de Buenos Aires con la sonoridad y la amplitud expresiva del Jazz y la World Music.


Miguel lidera un cuarteto (piano, bajo, bandoneón y saxo), que interpreta tanto composiciones originales como tangos y milongas de compositores clásicos como Mariano Mores, Aníbal Troilo, Julián Plaza y Juan Carlos Cobían entre otros.

Nacido en el porteño barrio de San Telmo, su cuna y la del tango amalgamadas en una sola, Miguel De Caro no podría haber tenido otro destino que el de convertirse en una de las fuerzas de mayor peso dentro de la música de Buenos Aires.

Proveniente de una familia de músicos de estirpe tanguera, y luego de completar su formación académica, a los 18 años comienza a ejercer como maestro de música.

Paralelamente su creciente interés en la música popular ciudadana lo convierte en habitué de las jams sessions del mítico Bar Británico de San Telmo.

Es allí donde se codea con los grandes exponentes del género en sesiones improvisadas en las cuales, como en el jazz, el que no fuese capaz de seguirle el tren a los viejos maestros era automáticamente dejado de lado.

Este entrenamiento enriquece su formación, y le aporta así a su música ese toque callejero característico de los artistas que se han hecho en la escuela del mundo real.

Entre 1991 y 1995 asiste a seminarios dictados en Buenos Aires por la Berklee School of Music , en donde conoce a Gary Burton (fanático confeso del tango), quien se muestra interesado por algunos logrados arreglos que Miguel le hace escuchar.

Luego de algunos años como músico de sesión en radio y TV, Miguel dedica, desde principios de los '80 ,todo su tiempo a su propio proyecto.

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A one of a kind artist, Miguel De Caro is one of the leading names in Argentine 90’s Tango music.

He brings a unique contribution to this art form, a perfect equilibrium between tradition and innovation.

His two major influences were, Julio De Caro- Miguel’s granduncle- and Astor Piazzolla, two well known names in the genre. Miguel continues their groundbreaking tradition incorporating a non-conventional instrument for tango music: THE SAXOPHONE.

Here lies for, the most part, the originality of Miguel De Caro’s artistic approach.

His music comes from the fascinating mix of traditional tango and the “dirty-lowdown ‘hood” (arrabalero) spirit of the Buenos Aires’music, and the sonorities, openess and freedom qualities of Jazz and World Music.

Miguel currently leads a quartet (piano, bass, bandoneon and sax) that plays his original compositions as well as tangos and milongas from such classic writers as Mariano Mores, Aníbal Troilo, Julian Plaza and Juan Carlos Cobián, among others.

Born in the popular San Telmo neighborhood , Miguel De Caro and the Tango Music had the same cradle.

Miguel couldn't have another destiny than became one of the household names in the Buenos Aires music.

Growing up in a family with a Tango music lineage, and after finishing his academic studies at the age of 18, Miguel started to teach music.

At the same time, his increasing interest in B.A. popular music made him a constant attendant of the jam sessions held at the emblematic Británico Bar (a kind of "Minton's " for tango) in San Telmo.

There he got to play with the cream of the crop in sessions where (like in the old jazz days) he who couldn't follow the old masters' pace was automatically rejected.

This training gives him the "chops" required to add to his own music the "down to earth" touch that is the landmark of any real life working musician.

Between 1991 and 1995 he attended several clinics held in B.A. by the Berklee College of Music.

He had the chance, then, to meet Gary Burton, who seemed very interested in some of Miguel's arrangements of tango classics that he shows to him.

After some years spent as a session player in radio and TV shows, Miguel devotes his entire time to his own project since the early 80's.


Link:


RBerdi_Miguel_de_Caro_Trio-Saxotangueando.rar.html

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Alfredo Gobbi & Jorge Maciel - De FM Tango Para Ud.

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Alfredo Gobbi

El violín romántico del Tango

Este eximio violinista nació el 14 de mayo del año 1912, en Paris, cuando sus padres se encontraban actuando conjuntamente con Ángel Villoldo como embajadores del Tango, mandados de Buenos Aires por las tiendas Gath y Chaves.
Era una embajada cultural para hacer conocer nuestras raíces que dieron origen a esta expresión tan seductora que era el Tango.

Su padrino de bautismo fue justamente Villoldo, apodado para ese entonces el padre del Tango criollo, autor de “El Choclo”.

Alfredo Julio Floro Gobbi, tal su nombre completo fue compositor, violinista, arreglador, y director, siendo reconocido por sus pares como uno de los mejores cultores, por su sello romántico que daba con su violín cuando interpretaba el Tango.

Sus grandes maestros referentes fueron Julio De Caro y Carlos Di Sarli, que aunque dispares en sus estilos, el amalgamaba los mismos, dándole a sus interpretaciones un bordoneo marcado que lo hacía distinto.

Cuando sus padres deciden retornar de Europa por la prematura muerte de Villoldo; Alfredo tenía seis meses de edad, y se mudan a una casita de Villa Ortúzar.

Para ayudar a sus viejos, teniendo apenas 10 años trabaja de canillita en una parada de diarios del barrio. Sus padres viendo las condiciones que tenía su hijo , les regalan un violín y lo inscriben en un conservatorio, para que aprenda los secretos de este difícil instrumento.

Fue aventajado alumno de un gran maestro de nombre Natalio Carnini, y apenas tres años logró que con trece años, naciera en Alfredo esa motivación que lo impele a formar un trío con otros amigos, guitarra y bandoneón, para interpretar tangos.

Este artista precoz animaba las reuniones sociales de la zona en que vivía. En un café de su barrio comienza a tocar tangos para los clientes a cambio de unas pocas monedas. Ofrece recitales de violín en un salón de la calle Sarmiento. Con 14 años ya demostraba un talento especial para tocar el violín, tratando de perfeccionarse escuchando los discos del sexteto de Julio De Caro.

Su comunión con el Tango comienza cuando con apenas 15 años el director Luis Casanova lo incorpora como violinista profesional en su orquesta.

Este perfeccionista del violín ingresa en el año 1927 a la agrupación de Juan Maglio (Pacho), que animan los bailes de carnaval del “Pabellón de las Rosas”, luego toca transitoriamente con Roberto Firpo, hasta que fue convocado por el bandoneonísta Carlos Tirigall, que actuaba en el café “El Germinal” . Posteriormente se incorpora a la orquesta del pianista Miguel Buzón, donde tuvo de compañero a Raúl Kaplún.

En 1929 integra el conjunto de Anselmo Aieta, teniendo de compañero a otro notable violinista , Antonio Rodio.

Para esos tiempos Gobbi, alterna como pianista en las matinée de un cine céntrico.

En 1930 Alfredo forma un trío con un bandoneonísta llamado Domingo Triguero, y un pianista que con el tiempo sería uno de los mas finos interpretes en este instrumento, se trata de Orlando Goñi, apodado el Pulpo del Tango, logrando en 1937, ser uno de los pilares fundamentales, en la formación de una de las mas relevantes orquestas de nuestro medio, la de Aníbal Troilo.

En ese año al disolverse el trío, se produce su memorable entrada al sexteto dirigido por Elvino Vardaro y Osvaldo Pugliese, donde además contaban con los bandoneonístas Miguel Jurado y un joven desconocido, Aníbal Troilo, contando como contrabajista a Luis Adesso.

En 1931, aunque parezca increíble, este notable sexteto tuvo que disolverse por falta de trabajo.

La llegada del cine sonoro, fue un boom entre los porteños que relegaron el gusto por las Orquestas Típicas y prefirieron esta novedad importada que los seducía y que venía acompañada de una música foránea ,como el Jazz que opacó temporariamente al Tango. Recordamos que una de las fuentes de trabajo de los músicos era ponerle fondo musical a las películas en los cines dado que las mismas eran mudas.

No obstante Pugliese- Gobbi apuestan a continuar y arman su propio sexteto. En 1932 debido a la carencia laboral en nuestra capital, el flamante sexteto hizo una gira por el interior del país. Las cosas no salieron bien y cuando regresaron disolvieron el mismo. Pero la calidad interpretativa de estos músicos estudiosos buscando permanentemente evolucionar en el manejo de sus instrumentos, hicieron que los responsables de Radio Prieto, muy importante emisora de la época, les ofreciera al dúo Gobbi – Pugliese interpretaran tangos para los radioescuchas tangueros.

Aunque parezca increíble a los avisadores no les conformaba lo que esta exquisita dupla interpretaba, y les levantaron el programa.

Pero Gobbi no era de bajar la guardia, si bien eran tiempos difíciles, el aceptó el desafío y fue persistente, y vuelve a armar otro sexteto, conformado por Aníbal Troilo,José Goñi, (hermano de Orlando), Alfredo Calabró, Agustín Furchi,y Osvaldo Pugliese.

Eran contratos cortos donde actuaban en café o cines, y la etapa del país en la década del 30 era muy crítica, mucha pobreza, falta de trabajo, mucha inestabilidad e incertidumbre entre los porteños.

Nuevamente en el llano Alfredo, sin trabajo, se incorpora al conjunto del hermano de Pugliese, un violinista de nombre Alberto, donde si bien había poco trabajo, le permitía no tener discontinuidad laboral.

En el año 1935, ingresa como primer violín al extraordinario conjunto de uno de los más grandes bandoneonístas que dio nuestra música popular, Pedro Laurenz. Este notable músico actuaba en los 36 Billares de la calle Corrientes al 1900, cuando Corrientes todavía era angosta.

Su orquesta pisaba fuerte por la calidad de sus músicos y realmente era uno de los conjuntos predilectos de los porteños, por el virtuosisimo que ponían los mismos en cada interpretación. Al piano, Osvaldo Pugliese, los hermanos Armando y Alejandro Blasco conjuntamente con Laurenz en bandoneones, Gobbi conformaba el trío de violines junto a José Niezow y Sammy Friedenthal en violines, y como contrabajista Vicente Sciarreta.

En 1937 se incorpora a Joaquín Do Reyes, pasando posteriormente con Armando Balliotti , estas orquestas trabajaban en distintos cabaret, y durante una temporada lo hicieron en el Novelty reducto muy elegante de la calle Esmeralda.

Año 1941, Gobbi viaja al Uruguay y se convierte en primer violinista de Pintin Castellanos, (autor de La Puñalada), cuyo cantor era Enrique Campos, siendo tercer bandoneón, Donato Racciatti.

En 1945, y gracias a los cambios operados en nuestro país, se produce el renacer en las expectativas del pueblo y esas esperanzas en lo laboral y económico, se nota positivamente en todo lo referente al tango, que gana espacios importantes en el corazón de los porteños como así también en los ciudadanos de toda nuestra patria.

Es el comienzo de giras, contratos, en clubes, radios, tanto en capital como en el interior, sumado a las giras por el mundo. Nuestra música estaba en su mejor momento, era la década del 40, la etapa de Oro, como nunca mas se vivió.

Gobbí retorna de Uruguay e ingresa al mundo de la Radio por la puerta grande, dado que primero lo contrata Radio Belgrano y luego Radio El Mundo, donde en los bailables de los días domingos era la gran figura del Tango.

En 1947 la empresa grabadora R.C.A. Víctor lo contrata para que grabe y permanece haciéndolo durante diez años. Sus cantores para esa época eran Carlos Heredia y Hugo Soler. En 1948, fueron Pablo Lozano y Héctor Maciel 1949,Jorge Maciel y Ángel Díaz. En 1950, Héctor Coral y Jorge Maciel, en 1953, Carlos Almada y Jorge Maciel, año 1954, Jorge Maciel y Tito Landó, años 1955/56 , Alfredo del Rio y Tito Landó. Año 1957, Tito Landó, Mario Beltrán, y Carlos Yanel, año 1958, Alfredo del Río y Tito Landó.

Cuando este gran maestro compuso sus obras cumbres como fueron: “El andariego” y “Camandulaje”, contó con la colaboración de otro grande como fue Ismael Spitalnik, este notable bandoneonísta y orquestador le puso las voces musicales que enriquecieron estas dos joyas de nuestro Tango.

Para fines de 1950, la orquesta de Gobbi se conformaba con el como primer violín acompañándolo dos eximios violines como fueron Ariel Haroldo Gessaghi, y Eduardo Salgado, en bandoneones Mario Demarco, Luis Maggiolo, Osvaldo Piro, y Emilio Nurié, en piano Normando Lázzara y Osvaldo Monteleone en contrabajo.

En 196 , volvían a ponerse dura las posibilidades laborales, dado a la permisividad de las autoridades gubernamentales de difundir música foránea, que atentaban sobre nuestra expresión cultural como eran el tango y el folklore. Esa medida que nos desprotegía abonó el terreno para que fuéramos invadidos por conjuntos híbridos de jóvenes que copiaban e imitaban a los interpretes extranjeros y desplazaron al tango y sus cultores a un segundo lugar, en el interés del público, especialmente de la juventud.

Gobbi decide desarmar su conjunto por los costos y en cambio arma un quinteto para seguir luchando en un terreno hostil a nuestra música, dirigiendo desde el piano y tocando en una confitería de la calle Corrientes y Uruguay llamada Siglo XX.

Allá por 1963 tocaba como solista de piano en la confitería El Olmo, del barrio del Once .

En 1964, siendo muy joven aún, tenía apenas 54 años , se produce su lamentable desaparición.

Buen músico, mejor amigo dejó en todos lo que lo conocieron el afecto y el reconocimiento a un grande.

Rovira le dedicó su tango “El engobbiao”, Troilo, “Milonguero Triste”, Piazzolla, “Retrato de Gobbi”. Este violinista incomparable, supo aportar al tango un estilo propio con un matiz Decareano, que dejó su sello en todas sus interpretaciones, para disfrute de todos lo que aman “La mejor música del mundo el Tango” .

Oscar Mármol

http://www.elportaldeltango.com/historias/gobbi.htm


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Jorge Maciel

Por Ricardo García Blaya
http://www.todotango.com/Spanish/creadores/jmaciel.asp


Cantor(17 de septiembre de 1920 - 25 de febrero de 1975)Nombre completo: Carlos Pellegrini

Cantor correcto y afinado, con un estilo que a veces abusaba de recursos efectistas, es un típico exponente del cantor de orquesta de los años cuarenta.

Su paso por la orquesta de
Alfredo Gobbi fue su mejor momento, aunque el repertorio elegido no fue demasiado trascendente. Sin embargo, siempre tuvo su público que lo siguió durante toda su extensa trayectoria.

No está en la galería de mis cantores preferidos, pero debo reconocer que contaba con una bella voz, una clara dicción y una llamativa potencia expresiva.

Nació en La Boca y se inició profesionalmente en 1940 cantando para un conjunto del barrio, después continuó con las formaciones de Juan Carlos Caviello, de Miguel Zabala "Zabalita", de Félix Guillán y de Roberto Caló.

En 1948 ingresa a la orquesta de
Alfredo Gobbi y comienza su etapa consagratoria.

Llega al disco al año siguiente y mete su primer gran éxito: el tango "Remembranza" de Melfi y Battistella. Disco RCA-Victor que tiene en el acople el tango "Independiente Club" de Agustín Bardi.

Con Gobbi hizo 18 registros, de estos uno a dúo con
Ángel Díaz y tres con Héctor Coral. De su serie discográfica se destacan: "La intriga", de Héctor Stamponi y Héctor Marcó, que tiene una bella melodía y del cual no conozco ninguna otra versión; "El pollero" música y letra de Marcó; y su éxito más rotundo, "Canzoneta" de Erma Suárez y Enrique Lary.

En 1954 pasa a la orquesta de
Osvaldo Pugliese y tiene como compañero a Miguel Montero.
Su primera grabación es su "caballito de batalla", el tango "
Canzoneta", esta vez para el sello Odeón. En el otro lado del disco, Montero canta "Por una muñeca" de Emilio Balcarce, primer violín de la orquesta, con letra de Manuel Barros.

En agosto de 1959, la orquesta viaja a la Unión Soviética y a China con Maciel, el cantor Carlos Guido y el glosador Luis Mela.

Con
Pugliese graba 66 temas, de los cuales tres a dúo con Miguel Montero, dos con Carlos Guido, seis con Alfredo Belusi y tres con Abel Córdoba.
También participa de la gira a Japón en 1965, esta vez con la compañía vocal de Abel Córdoba.


En agosto de 1966 hace una interesante versión del tango "
Recuerdo", del maestro Pugliese y letra de Eduardo Moreno, considerada una de sus más grandes realizaciones. Al respecto dice Jorge Palacio "Faruk": «... una obra de antología, un tango tan difícil de cantar, que parecía hecho para Maciel, cuya interpretación dejaba la sensación de no darle trabajo alguno».

En el año 1968 comparte con seis de sus compañeros de la orquesta, la formación del Sexteto Tango. Estos son:
Julián Plaza (piano), Osvaldo Ruggiero y Victor Lavallén (bandoneones), Emilio Balcarce y Oscar Herrero (violines) y Alcides Rossi (contrabajo).

Con el Sexteto hace veinticuatro registros, entre los que se destacan algunos tangos clásicos: "
Sentimiento gaucho", "Mi dolor", mezclados con otros temas modernos: "Mi ciudad y mi gente", "Chiquilín de Bachín", etcétera.

Ya su voz no tenía la potencia de sus años mozos, pero mantenía su fuerza dramática y su singular estilo.


Link:


RBerdi_Alfredo_Gobbi___Jorge_Maciel-DeFM_TangoParaUd.rar.html

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Nuevo Gran Quinteto Real - Maestros del Tango - 1987


Horacio Salgán,
el más respetado




http://www.lanacion.com.ar/Archivo/Nota.asp?nota_id=68384

Aunque le otorguen los títulos más pomposos, como el de Personalidad Emérita (con que lo distinguió la Secretaría de Cultura de la Nación), o el de Ciudadano Ilustre de Buenos Aires (así designado por el Concejo Deliberante porteño), o el de Visitante Ilustre (en Miami), ninguno será tan honorífico, ni tan consagratorio, ni de mayor significado trascendente que el reconocimiento y el prestigio de que goza entre sus pares, los músicos, y el que le tributa a cada momento la gente, aunque sólo se trate de ese mínimo y anónimo gesto de silbar un tango suyo.

En efecto: Horacio Salgán es uno de los poquísimos músicos a quien tanto el público en los teatros como los músicos argentinos en la intimidad del comentario han colocado por unanimidad en un pedestal.

Incluso eminentes músicos extranjeros de la música clásica se entusiasmaron con la originalidad de sus obras y de su estilo pianístico.

Lalo Schiffrin recuerda que el gran pianista Arthur Rubinstein, de visita en su casa, le pidió que tocara el tango "A don Agustín Bardi", en el que descubría la originalidad y los atrapantes desafíos de Salgán. Y también recuerda que el compositor Igor Stravinsky le reclamaba las obras del creador de "A fuego lento".

Con este maestro que hoy carga ochentaytangos, nos encontramos en su casa de Palermo, en cuyo living se descubren fotografías tan insólitas como las que lo muestran en el Zoológico de Cuttini (en Ezeiza) abrazado al rey de los animales.

Historia de un quinteto


¿Cómo nació el Quinteto Real?

Por pura casualidad, pregunta y contesta don Horacio. -Con Ubaldo De Lío no teníamos la mínima idea de formar un quinteto en aquel entonces, cuando preparábamos un ciclo de recitales en el restaurant del noveno piso del Automóvil Club.

Resulta que en un momento dado un amigo nos avisa que allí también iba a comenzar otro ciclo Enrique Mario Francini y su conjunto, y nos pregunta ¿por qué no tocan juntos?

Fue así que con Ubaldo nos unimos al violín de Francini y al contrabajo de Rafael Ferro...

-Un cuarteto, entonces...

-Así es. Empezamos siendo un cuarteto. Es que no pensábamos en nada de agrupación permanente. Simplemente nos decíamos, "vos tocás aquí y vos allá", nada más. Pero cuando vimos que todo salía muy bien nos planteamos: aquí falta un bandoneón. ¿A quién llamar?

Yo tenía una admiración especial por Pedro Láurenz, sobre todo porque él le había dado ese toque de romanticismo y de caracter bravío a la orquesta de Julio De Caro. Entonces, cuando lo propuse, todos los del cuarteto estuvieron de acuerdo .

-Estos fueron los inicios del primer Quinteto Real.

Y el de este nuevo ¿cómo ocurrió? -Coincidentemente pasó algo parecido. El año pasado empezamos Ubaldo y yo en el Club del Vino. Allí estaba tocando Néstor Marconi con su hijo pianista y un contrabajo.

Entonces surgió la idea de incorporar a nuestro dúo el bandoneón y el contrabajo. Pero aquí nos faltaba el violín. En este caso lo llamamos a Antonio Agri. Con Agri toqué varias veces en grabaciones con orquesta entre los años 60 y 70... Y con Marconi estuve en la Orquesta Filiberto, y alguna vez fue el bandoneonista en mi "Oratorio a Carlos Gardel"...

El maestro Salgán ni habla del disco nuevo, quizá porque da por sentado de que la charla se debe precisamente a la reciente edición del CD del Nuevo Quinteto Real, por Forever Music Inc. para su colección "Timeless Tango", precedida por dibujos del plástico argentino Aldo Severi.

Lo que más sorprende es su dilatado matrimonio artístico con Ubaldo De Lío...

-Sí, sí. Fíjese: llevamos cuarenta años tocando juntos pero lo mismo nos seguimos tratando de usted...y eso que ni siquiera somos novios... (Salgán lo dice con una mueca característica de su excelente buen humor, lleno como siempre de ocurrencias y de guiños que suele rematar con cuentos de toda laya).

-Los arreglos ¿son suyos? -Es una buena pregunta. Fíjese que yo nunca dije ni aclaré (quizá por negligencia mía) de que tanto para mi orquesta como para mi dúo con Ubaldo, y en el caso de los quintetos,todos los arreglos fueron y son míos.

Incluso parte de lo que toqué en los dos discos que grabamos con Dante Amicarelli ("El bosque mágico") lo arreglé yo.

Y los escribí de la primera a la última nota, desde aquella primera orquesta que fundé en 1944. Nunca se me ocurrió poner este dato en ninguna grabación, porque no lo creí necesario, ya que en muchas orquestas el director suele ser también arreglador.

Pero ¿que resulta ahora? que un grupo europeo graba un CD con mis arreglos para quinteto ¡y figura como arreglador el pianista!

-Es duro. Pero hay compensaciones. Como ese paseo de sus tangos -como "A don Agustín Bardi", "Aquellos tangos camperos" y "A fuego lento" por Europa, de la mano de Daniel Barenboim.

-Es cierto. Ese disco que Barenboim grabó con Mederos y Console tuvo un éxito espectacular en Europa, sobre todo en España y Francia. (A propósito cabe recordar que en aquella presentación del CD en el Salón Dorado del Teatro Colón, hace unos meses, al enterarse Barenboim de que en la sala se encontraba el maestro Salgán confesó muy sonriente que no sabía si alegrarse o asustarse...)

-Me gustaría contarle algo, desliza cautelosamente Salgán. Daniel Barenboim tenía pensado tocar en dúo de pianos con su esposa o con Martha Argerich. Y conversando sobre esto quedé en enviarle cosas que escribí para dos pianos. Entre otras están la versión de "A fuego lento" y mi transcripción del scherzo de "Sueño de una noche de verano", de Mendelssohn.

Desde muy joven sentí predilección por esta obra, como la tengo por su Sinfonía Italiana y esos maravillosos trozos de su obra para piano, las "Canciones sin palabras".

-Ud. no le teme a ninguna música, ni a ningún género...

-(El maestro sonríe) En lo popular hice tango, folklore, jazz, música brasileña y caribeña; y de lo clásico toco de todo, de Bach a Debussy, Fauré y Ravel. Cada autor representa una época y un estado de ánimo especial.

Vivencias de un gran músico Horacio Salgán tenía catorce años cuando empezó tocando en las salas durante la época del cine mudo.

-Entonces, recuerda, yo usaba, por mi edad, pantalones cortos. Era la costumbre en ese tiempo...

-¿Ya entonces usaba anteojos?
-Uso anteojos desde los siete años. Yo era "corto de vista", que le dicen... Bueno, allí, cosa graciosa, no se tocaba una música relacionada con el argumento sino lo que salía. Y así resulta que en una película sobre Jesús, para cuya Resurrección se había sugerido una música eufórica el conjunto arremetió muy suelto de cuerpo con "Valencia"... (risas).

-¿Tocó Ud. con Troilo?

-En un momento Pichuco estaba en el teatro Odeón con su orquesta, por un lado, y De Lío y yo por otro. A veces él venía y se apoyaba con su bandoneón sobre el piano y tocábamos juntos. Yo le decía: mirá el gran gusto que nos damos y encima nos pagan. ¡Qué privilegio!

Hay dos temas que el músico soslaya impecablemente. Uno es el referido a los cantores. De ellos prefiere no hablar (aunque haya acompañado nada menos que a Rivero y Goyeneche).

El otro es Piazzolla. -¿Compartió con Piazzolla? -Conocí a Piazzolla cuando tocaba con Troilo, responde escuetamente. Salgán no lo menciona, pero se sabe que en una recordada reunión en AADI, Astor supo confesar que durante aquellos intervalos de la orquesta de Troilo en el Tibidabo, se cruzaba hasta el Tango Bar para escuchar a la orquesta de Salgán y que después se replanteaba muy seriamente su propia capacidad de orquestador, porque se había hecho a la idea de que no estaba capacitado para escribir una música semejante en calidad a la del eminente pianista.

Salgán, en cambio, se explaya cuando preguntamos por los músicos que dejaron huella en su alma.

-Además de Ubaldo, mi compañero inseparable, fue para mí un gran honor y suerte haber tocado con Leopoldo Federico, Enrique Mario Francini, Pedro Láurenz (a quien dedico el tango que estrené y grabé con el Quinteto Real), Dante Amicarelli, Antonio Agri, Murtagh...

Recuerdo especialmente mi participación como pianista -yo tenía entonces veinte años- en la orquesta de Roberto Firpo, que fue quien fijó justamente el piano en la orquesta típica.

La charla se extiende y podría ser interminable. El maestro sabe que es dueño de una memoria prodigiosa.

Pero no para sacar a relucir méritos como los que resaltaron dedicatorias musicales tan significativas: la de Julio De Caro (que compuso dos tangos en su honor), de Leopoldo Federico, del Mono Villegas, de Oscar Aleman.

-No pretendo ser original, aclara. No se puede serlo. Me contento con haber resucitado el Quinteto Real, y de haber encontrado, por ejemplo, armonizaciones curiosas para el tango que le dediqué a Pedro Láurenz, que también estrenamos y grabamos ahora en este disco.

René Vargas Vera

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1) El amanecer

AGRI, Antonio: violín DE LIO, Ubaldo: guitarra FEDERICO, Leopoldo: bandoneón MURTAGH, Omar: contrabajo SALGAN, Horacio: piano

FIRPO, Roberto
2'36''


2) Felicia

AGRI, Antonio: violín DE LIO, Ubaldo: guitarra FEDERICO, Leopoldo: bandoneón MURTAGH, Omar: contrabajo SALGAN, Horacio: piano

PACHECO, Carlos Mauricio SABORIDO, Enrique
3'01''


3) Aquellos tangos camperos

AGRI, Antonio: violín DE LIO, Ubaldo: guitarra FEDERICO, Leopoldo: bandoneón MURTAGH, Omar: contrabajo SALGAN, Horacio: piano

DE LIO, Ubaldo SALGAN, Horacio

3'31''


4) Caminito

DE LIO, Ubaldo: guitarra FEDERICO, Leopoldo: bandoneón MURTAGH, Omar: contrabajo SALGAN, Horacio: piano


AGRI, Antonio: violín DE LIO, Ubaldo: guitarra FEDERICO, Leopoldo: bandoneón MURTAGH, Omar: contrabajo SALGAN, Horacio: piano


MORES, Mariano
2'40''


6) La clavada

AGRI, Antonio: violín DE LIO, Ubaldo: guitarra FEDERICO, Leopoldo: bandoneón MURTAGH, Omar: contrabajo SALGAN, Horacio: piano


AGRI, Antonio: violín DE LIO, Ubaldo: guitarra FEDERICO, Leopoldo: bandoneón MURTAGH, Omar: contrabajo SALGAN, Horacio: piano


LATASA, Feliciano
3'36''


8) A fuego lento

AGRI, Antonio: violín DE LIO, Ubaldo: guitarra FEDERICO, Leopoldo: bandoneón MURTAGH, Omar: contrabajo SALGAN, Horacio: piano


AGRI, Antonio: violín DE LIO, Ubaldo: guitarra FEDERICO, Leopoldo: bandoneón MURTAGH, Omar: contrabajo SALGAN, Horacio: piano


AGRI, Antonio: violín DE LIO, Ubaldo: guitarra FEDERICO, Leopoldo: bandoneón MURTAGH, Omar: contrabajo SALGAN, Horacio: piano


AGRI, Antonio: violín DE LIO, Ubaldo: guitarra FEDERICO, Leopoldo: bandoneón MURTAGH, Omar: contrabajo SALGAN, Horacio: piano


AGRI, Antonio: violín DE LIO, Ubaldo: guitarra FEDERICO, Leopoldo: bandoneón MURTAGH, Omar: contrabajo SALGAN, Horacio: piano


AGRI, Antonio: violín DE LIO, Ubaldo: guitarra FEDERICO, Leopoldo: bandoneón MURTAGH, Omar: contrabajo SALGAN, Horacio: piano


AGRI, Antonio: violín DE LIO, Ubaldo: guitarra FEDERICO, Leopoldo: bandoneón MURTAGH, Omar: contrabajo SALGAN, Horacio: piano