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Francisco Rotundo
Se caracterizó por reunir en su formación musical a excelentes vocalistas, cada uno con sello propio, a los que supo adaptar su orquestación.
Llegó a contar con tres cantores a la vez.
por Hugo Gregorutti
Pianista, compositor y fundamentalmente director, Francisco Rotundo armó y condujo una orquesta prolija, acompasada y, por sobre todo, al servicio del cantor, que podía desarrollar, cualquiera fuere su estilo, todo su potencial vocal, su personalidad y su fraseo, en una simbiosis que daba por resultado casi perfecta armonía entre la música y el canto.
Así desfilaron por su formación nombres de la talla de Carlos Roldán, Mario Corrales, Floreal Ruiz, Enrique Campos, Julio Sosa, Jorge Durán y Alfredo del Río, voces que llegaron al alma del público tanguero.
Una conjunción que perdura en el tiempo por la magia de la discografía.
DE CONSERVATORIO
Francisco Luis Rotundo nació en el porteño barrio de Belgrano el 4 de noviembre de 1919 y falleció hace diez años, el 27 de septiembre de 1997.
Hijo de un importante empresario industrial, al fallecer éste asumió la conducción de la firma Rotundo SRL.
Pero desde niño se sintió atraído por la música y obtuvo el título de profesor de piano, que ejerció en distintos conservatorios, sumando entonces la docencia a sus múltiples facetas.
Con apenas 17 años ya formó su primer conjunto, y en 1944 -momento en que surgían las grandes típicas de la época- ganó un concurso de orquestas realizado en el tradicional salón Palermo Palace.
DEBUT
Ese premio fue todo un espaldarazo y, con su formación ya estable, debutó en 1945 en los carnavales del Club San José de Flores.
El poeta Carlos Waiss hizo de presentador y glosista en tal ocasión.
Dos años después irrumpió con éxito en un palco tanguero de la calle Corrientes, nada menos que el Café Nacional.
A partir de allí, y con arreglos de su primer bandoneonista, Ernesto Tití Rossi (en la línea de fueyes participaba otro virtuoso, Luis Stazo), desplegó importante participación en los bailes, eslabón fundamental hacia la popularidad para cualquier conjunto.
Sus cantores eran Horacio Quintana (estuvo con Lucio Demare) y el rosarino Aldo Calderón, quien luego pasó a las filas de Troilo.
LLEGA FLOREAL
Pero el músico porteño avizoraba que en las más importantes orquestas el mayor éxito pasaba a través de sus vocalistas.
Llegó a la conclusión de que debía contratar a figuras de gran cartel.
En esa línea lo trajo al uruguayo Carlos Roldán, cantor adornado de fuerte personalidad y simpatía, que había sido suceso con Canaro. Completó la dupla con Mario Corrales (luego artísticamente Mario Pomar) al desvincularse este de Maderna.
No obstante, sin desmedro de esos nombres, Rotundo seguía con la idea fija de un vocalista carismático, y tentó nada menos que a Floreal Ruiz, que estaba en la cúspide de su fama, grabando a full con Troilo.
Sonaba a utopía, pero una jugosa oferta económica sorteó escollos y, finalmente, Floreal se vinculó a Rotundo.
Cantor de delicada y natural dicción, se acopló enseguida a la orquesta que, de hacer tres shows por mes, pasó a más de 20 presentaciones y en los mejores cabarets.
El éxito también llegó a la radio y la discografía. Ruiz estuvo hasta 1957, y dejó como legado 25 temas grabados, varios muy bien logrados, como los tangos Un infierno, Melenita de oro, Infamia y Esclavas blancas.
NUEVOS IMPACTOS
El director-empresario volvió a sacudir el ambiente con otro contrato: el uruguayo
Enrique Campos, de fulgurante paso por la orquesta de Ricardo Tanturi.
Cantor distinto, de fraseo melodioso, registró obras de antología como:
Por seguidora y por fiel, Llorando la carta y, en un perfecto acople a dúo con Floreal Ruiz, El viejo vals (de Charlo y González Castillo) que batió record de venta.Entusiasmado por el éxito, Rotundo se lanzó a la búsqueda de otro nombre de fuste para concretar su sueño de juntar tres vocalistas, algo inusual.
Al enterarse de que Julio Sosa se desvinculaba de Francini-Pontier, en 1953, lo invitó a integrarse a su equipo, ofreciéndole la suma inédita de 5 mil pesos por mes, que El Varón aceptó sin pensarlo dos veces.
TRÍO VOCAL
Con Sosa se incorporaba a la orquesta otro estilo vocal, paradigma del cantor varonil, carente de ternura, contrapuesto a sus antecesores en la orquesta. Dos uruguayos y un argentino, un terceto de real valía que cualquier director hubiera querido tener.
Sosa permaneció sólo dos años, ya que su garganta no respondía bien y requirió una cirugía especializada.
No obstante sus interpretaciones de Justo el 31, Mala suerte, Levanta la frente, Dios de salve m’hijo y Secreto, superaron todos los pronósticos comerciales.
También pasó por esas filas otro gran vocalista, Jorge Durán.
Su voz de barítono quedó registrada en dos temas: Sus ojos se cerraron y el vals Poema para mi madre.
El último cantor con chapa fue Alfredo del Río (desvinculado de Alfredo Gobbi), de estilo magaldiano y cuidada vocalización, testimonio de lo cual son sus dos registros: Dame tiempo y Destino de flor.
Todas las grabaciones de Rotundo fueron hechas en el sello Pampa, subsidiario de la empresa Odeón.
EN CAÍDA
A raíz de la persecución política por sus ideas peronistas, el ocaso musical de Rotundo comenzó tras la caída del régimen, en 1955.
Fue prohibido como tantos otros nombres de la cultura popular y nacional. Padeció la cárcel al igual que su mujer, la cancionista Juanita Larrauri, senadora nacional por Entre Ríos.
Compartió su encierro con Hugo del Carril.
Afectado anímicamente por esos episodios, resolvió disolver su orquesta y en 1957 retomó su rol de empresario. Atrás quedaban ocho años de sostenido éxito.Sin embargo, como siempre se vuelve al primer amor, a fines de los años ‘60 y cuando el tango empezaba a revivir, junto a su amigo Tití Rossi inauguró La Casa de Rotundo en Liniers, donde presentó su nuevo conjunto.
Por ese escenario pasaron figuras como Jorge Casal, Mario Bustos, Alfredo Dalton, sus ex cantores Carlos Roldán y Alfredo del Río y el maestro Horacio Salgán.
Algunos lo consideran un grande del tango, otros no tanto. Lo cierto es que sigue vivo a través del disco.
A diez años de su muerte recordamos a Francisco Rotundo quien, para el escritor Rubén Palermo, era “un hombre de bien”.Para destacar
Compositor:
Francisco Rotundo, junto al letrista Reinaldo Yiso, logró significativo éxito con su tango Un infierno, particularmente en las versiones cantadas por Floreal Ruiz y Alberto Morán.
Además compuso Para florearse (instrumental), Siempre tu voz, Rezongo malevo, Un cariño, Sin remordimiento y, junto a Tití Rossi, un tango dedicado al Club Estudiantes de la Plata.
Temas
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01. Yo soy aquel muchacho-Julio Sosa.mp3
02. Infamia-Floreal Ruiz.mp3
03. Tengo miedo-Carlos Roldán.mp3
04. Llorando la carta-Enrique Campos.mp3
05. Mariposita.mp3
06. Disfrazado-Alfredo del Rio.mp3
07. Justo el 31-Julio Sosa.mp3
08. Libertad-Enrique Campos.mp3
09. Mi noche triste.mp3
10. Viejo smoking.mp3
11. La casita esta triste.mp3
12. Tabernero-Enrique campos.mp3
13. Mis delirios-Floreal Ruiz.mp3
14. El cabure.mp3
15. El vinacho-Carlos Roldán.mp3
16. Sus ojos se cerraron-Jorge Durán.mp3
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