Celeste Carballo y Omar Mollo - Presentan sus discos de Tango
Presentan sus discos dedicados al dos por cuatro este fin de semana.
La tendencia capta más adeptos y algunos ya se transformaron en tangueros de ley
Por Gabriel Plaza
De la Redacción de La Nación
Cuando la distancia entre el imaginario tanguero y la juventud rockera parecía insalvable, "Pichuco" Troilo pronunció aquella frase tranquilizadora: "El tango te espera a los treinta".
Con los años, la premonición del legendario bandoneonista se confirmó, y varios músicos de la generación beatle terminaron entregados a los sonidos del bandoneón y la aspereza del lunfardo, una nueva usina de inspiración. Por estos días, varias flamantes producciones confirman la tendencia.
Celeste Carballo viene coqueteando con la música ciudadana desde 1992, cuando cantó "El día que me quieras" en el álbum Chocola te inglés. Pero cuando Daniel Melingo la invitó a cantar tangos con José Colangelo, a fines de los noventa, la ninfa del blues y el rock criollo quedó flechada definitivamente por el género.
Ahora acaba de editar un inspiradísimo disco de canciones tangueras bautizado Celos , que presentará en el ND/Ateneo, donde deja al descubierto su admiración por grandes intérpretes como Amelita Baltar y María Graña.
Con este álbum, registrado en vivo en junio del 2006 en el Torquato Tasso, la cantautora se despoja de la adrenalina rockera y se pone en el centro de la escena tanguera para entrar en el universo de Gardel, Goyeneche, Piazzolla y hasta Gotan Project.
El repertorio para este disco apareció durante una gira rockera de Celeste y se fue armando con los recuerdos de tangos clásicos como "El día que me quieras", "Fuimos" y "Tú"; a él se fueron sumando obras contemporáneas de Chico Novarro ("Acompañada y sola", y "Un amor de aquéllos"), Solanas-Piazzolla ("Vuelvo al sur"), Daniel Melingo ("Atril" cedido especialmente para el álbum); y Eduardo Makaroff de Gotan Project ("Celos").
La novedad de esta producción son los cinco tangos de Celeste Carballo: "Buenos Aires no tiene la culpa", "Un tango desnuda", "Tiempo de blues" y "Más que amor", compuestos en diferentes etapas de su vida, que aportan una impronta muy personal al sonido urbano del disco y abre su carrera a otros públicos: en la primera semana, el disco entró en la lista de los diez más vendidos.
Sin abandonar del todo las huestes del rock, este proyecto tanguero no es más que una confirmación del ADN musical de la chica de Coronel Pringles: "Como porteña, el tango siempre ha formado parte de mi vida".
Antes de su nuevo historial tanguero, el cantante Omar Mollo trajinó los escenarios con MAM, banda rockera de culto de mediados de los setenta. Pero en la intimidad familiar, el hermano mayor de Ricardo Mollo (Divididos) siempre se dedicaba a cantar tangos y profesaba su pasión por los discos del Polaco Goyeneche.
Con el tiempo y con tres discos en la calle, Omar Mollo maduró una interesante carrera solista en el tango, paralela a su paso por el rock. En 2003 editó un primer disco con tangos clásicos, que tuvo muy buena aceptación de la crítica y el ambiente tanguero, y recibió el Premio Gardel a la Música como mejor artista de tango.
Ese decir expresivo y la fuerza de su interpretación lo instalaron como una nueva voz del panorama sin necesidad de renunciar a su pedigree rockero. En su tercer disco Y que siga... , grabado junto a la joven formación el Cuarteto Catenacho, el cantor sigue apostando por un listado de canciones inolvidables del tango como "Los mareados", "Barrio pobre", "Desencuentro", "Mi Buenos Aires querido" y "Uno", entre otros, que combinan a la perfección con ese vozarrón sentimental y esa forma de decir que recuerda a Alberto Morán.
Con una formación de guitarra, guitarrón, bandoneón y contrabajo, Mollo (que se presentará esta noche en el ND/Ateneo), se luce con esos tangos inoxidables y se afianza como un cantor tradicional, pero capaz de arrastrar a un público rockero que ve sinceridad en su forma interpretativa.
Compartió escenarios con Adriana Varela, Rubén Juárez, Lito Vitale, Javier Malosetti, Beba Pugliese, Raúl Lavié, María Graña, Lidia Borda, Orquesta Color Tango, y también es un invitado permanente de las grandes bandas del rock nacional como Los Piojos y Bersuit; hasta fue invitado a cantar tangos al Cosquín Rock con su grupo MAM, lo que dio lugar a que esos dos caminos paralelos del rock y el tango confluyeran naturalmente.
Uno de los primeros en contagiar el germen tanguero a todos los rockeros fue Daniel Melingo. Después de su paso por agrupaciones trascendentales del rock nacional, como Los Abuelos de la Nada y Los Twist, el artista se reinventó como cantor y compositor de nuevos tangos recurriendo a la estética rabiosa de los poetas lunfardos del veinte.
Su disco Tangos bajos (1998) fue fundacional y abrió un camino estético diferente. Entre cuchilleros, dealers y personajes de la noche transfigurada, Melingo le dio voz y credibilidad a esas historias del bajo fondo.
Su último disco Maldito t ango (2007), recibido con críticas excepcionales en el británico The Guardian , fue editado primero afuera y es una comunión con sus colegas del rock, como Vicentico y Skay Beilinson, de los Redondos de Ricota.