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Cómo el consumismo afecta al ambientePor Francisco J César (*)
Licenciado en Gestión Ambiental
Según el Diccionario de la Real Academia Española, la persona consumista es
“
aquella que practica el consumismo”.
Y si nos dirigimos a la raíz, consumismo está definido como la “tendencia inmoderada a adquirir, gastar o consumir bienes, no siempre necesarios”.
Pero antes de ahondar en el concepto en sí mismo, me parece prudente explayarme en las causas por las que el acto de consumir desmedidamente implica un daño para el medio.
La actitud o tendencia consumista promueve la mayor manufactura de bienes y por ende el mayor uso de servicios.
Si nos abocamos específicamente al recurso energético, nos será fácil inferir que cuando más gente consumista haya, mayor será la necesidad de energía, no sólo por parte de la persona en sí misma sino también por la industrias que le proveen esos bienes y servicios.
La cadena no termina allí, porque las empresas abastecedoras de energía, ya sean eléctricas, de gas natural, gas comprimido, subproductos de petróleo u otras, también se verán obligadas a aumentar su producción de energía.
Es aquí donde se encuentra el meollo del problema.Las compañías que proveen energía no tienen otra opción que aumentar la presión sobre los recursos naturales para poder satisfacer las necesidades crecientes de su servicio.
A modo de ejemplo explicaré, con tres escenarios breves, a qué me refiero.
Estos casos se relacionan con lo que sucede cada vez que aumenta la demanda energética, en el sector eléctrico.
Se refieren a la energía hidroeléctrica, nuclear y termoeléctrica específicamente.Si las empresas de abastecimiento eléctrico tuvieran que aumentar su capacidad tendríamos los siguientes escenarios:
En el caso de
represas hidroeléctricas, si no se encuentra en su máximo potencial, lo que se hace es aumentar el número de compuertas abiertas para generar la utilización de mayor cantidad de generadores.
La consecuencia inmediata es una mayor corriente de agua que sale de la represa, logrando posibles niveles bajos del espejo. Si por el contrario, la usina está generando su máximo potencial, el Estado pretenderá crear otra represa, y ya todos sabemos los caóticos impactos ambientales que trae aparejado este hecho, no sólo por el daño ambiental, sino además por el impacto cultural que implica para los habitantes.
Si la empresa que nos abastece de energía es una
usina nuclear, tendrá que aumentar su producción, que consistirá en:
Extraer más uranio: como el uranio es un metal que se encuentra en minerales, se extrae principalmente de minas subterráneas.
La extracción de minerales conlleva una de las actividades de mayor impacto, sobre todo la de crear pasivos ambientales, especialmente la de uranio.
No sólo eso, sino que además se requieren otros tipos de energía (combustible, electricidad, compuestos químicos) para solventar la extracción del mineral que pretende de abastecer de energía a otro lugar. Irónico, ¿no?
Purificar el mineral:
Sin entrar en detalles, podemos decir que el uranio en sí mismo está compuesto de tres tipos de isótopos.
Los dos principales son el U 238 y el U 235 que se encuentran en 99,28 y 0,71 por ciento,respectivamente. Para que sea útil la pastilla de combustible nuclear, es necesario llevar estos porcentajes aproximadamente a 97,5 el de U 238 y 2,5 el de U 253.
En un cálculo simple: si extraemos mil kilos de uranio en bruto, sólo nos serán útiles 284 kilos.
Simplificando gigantescamente el proceso, una vez utilizado el combustible nuclear se genera el conocido residuo radiactivo.
Éste debe ubicarse en los correspondientes depósitos de seguridad.
Obviamente esta tarea requiere de equipo y de seguimiento.
Con este detalle no pretendo plantear el interrogante referente a si las usinas nucleares son eficientes o no. Quiero que vean las consecuencias del aumento de este servicio. El debate sobre si la energía nuclear es efectiva o no lo dejamos para otra ocasión.
Por último, y sólo a modo de ejemplo, si la empresa que nos abastece es una
central termoeléctrica, las consecuencias vendrán por el lado de los combustibles derivados del petróleo.
Este tipo de centrales funcionan con gas, carbón u otro combustible.
Un aumento en la demanda incide directamente sobre los recursos no renovables.El consumismo masivo y descontrolado ya sea de bienes o servicios es una enfermedad de la nueva era y la mayoría de los investigadores están de acuerdo en que tiene origen en la propia inseguridad del ser humano.
Con este pequeño artículo se tiene la intención de educar al consumidor en general, para que, de a poco, en cada acto de adquisición o de uso de servicios tome conciencia de la forma en que su propia acción repercute en el sistema global.
(*) Con la colaboración de Celina Pedernera.
http://www2.lavoz.com.ar/07/08/02/secciones/opinion/nota.asp?nota_id=96277.