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jueves, 23 de agosto de 2007
Enzo Valentino - Selección
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Enzo Valentino
Charla con Enzo Valentino
Por Néstor Pinsón
http://www.todotango.com/spanish/biblioteca/CRONICAS/evalentino.asp
Su verdadero nombre Enzo Angel María Cavenenghi, nació el 24 de septiembre de 1919, en Correa, provincia de Santa Fe.
Es autor, entre otros, de "Recuerdos de una madre", con letra de Juan Pedro López y "Viejo sillón", "Gigí" y "El nido vacío", todos con Eduardo Moreno.
«Mi vocación por el canto es algo natural, de chico lo escuchaba cantar a mi padre en las madrugadas del pueblito campesino donde nací.
Se llama Correa, cerca de Cañada de Gómez y de Rosario, Provincia de Santa Fe.
Papá cantaba en medio de los carros y de las caballadas que teníamos nosotros en ese pedacito de tierra que aún vive en mi memoria, y por lógica era un contagio.
«Papá era un italiano bajito, flaquito como yo, romano igual que mi madre, y de ahí sucede que yo tarareaba esas cosas y las cantaba en el colegio y en la iglesia cuando había casamientos o bautismos.
En los bares del pueblo vi cantar a muchos payadores, incluso a Atahualpa Yupanqui en 1933, que cantaba arriba de una mesa de billar. Los payadores improvisaban sobre rasgos de la gente, miraban un paisano y le cantaban hasta a su sombrero, a la pinta, a las alpargatas, esto reforzó mi pasión por el canto.
«A mí siempre me apasionó la voz, el misterio de la voz.
Pero recién conocí lo que era la voz cuando llegué a Buenos Aires, en 1937, para visitar a una tía y me quedé para siempre. Yo ya cantaba pero observaba a otros que sabían colocar la voz como yo aún no podía.
Por ejemplo Charlo sabía colocar la voz, también Alberto Gómez en su modalidad y Gardel que había llegado a la perfección.
«Lo conocí al "Zorzal" en abril de 1933, en Cañada de Gómez, lo escuché ignorante como a un cantor más, yo era chico.
Cantó cinco temas, "Rosa de otoño", recuerdo también "Silencio", aquí hizo la introducción Domingo Vivas, pero en bandoneón, también estaban Pettorosi y Barbieri, fue en el teatro Verdi de aquella ciudad.
«Fue Corsini quien me dio la oportunidad de quedarme en esta ciudad. Porque el año de mi llegada canté por Radio del Pueblo y todos decían que yo era el hijo de Corsini y, honestamente, yo no sabía quien era Corsini.
Yo canto así porque mi padre cantaba así y la ascendencia de la raza tiene mucho que ver, porque el francés se habla apoyándose en la nariz, es nasal y el italiano tiene la influencia de lo arábico, como el español y en la baja Italia los romanos cantan todo así, con el ritornello, eso es arábico. La voz no se imita, puede ser en un pasaje del canto, pero nada más.
«En Radio del Pueblo me pusieron un antifaz negro, cantaba con público en el estudio y la publicidad era preguntar quién era el cantor enmascarado.
Pasaron los años y yo jamás tuve la intención de imitar a Corsini. Él era tenorino, cantaba casi en falsete, con poca apoyatura y yo soy barítono.
Gardel en sus comienzos era tenorino, en las respectivas versiones de "Griseta", por ejemplo, se los puede llegar a confundir. Gardel cambió el registró con el tiempo, Corsini no.
Cuando me sacaron el antifaz me bautizaron con el nombre de Juan Pueblo y un día vino a conocerme Enrique Maciel que me presentó a don Ignacio.
«Cuando me contrata Radio Porteña me empecé a ver mucho con él que además se presentaba en Belgrano y Mitre, ya que las tres funcionaban en el mismo edificio de la avenida Belgrano y Entre Ríos.
Conversamos mucho sobre el tema del canto y del campo, porque él había sido campesino en Carlos Tejedor, lo llevaron de niño y fue boyerito también, hablábamos del sulky y de las monturas y de la doma. Varias veces me dijo que trataba de imitarlo y yo le respondía que no, que era por naturaleza. Él hablando tenía la pronunciación de un italiano, no era acriollado, parecía un extranjero.
«Una vez vino a mi casa, al lado de SADAIC, en Lavalle 1555, agarré la guitarrita y canté un vals que él hacía, aquel que dice: "... ya en el rancho no nacen las flores, ni se ven las guitarras colgadas..." y allí se convenció y me dijo: "Vos viniste cantor desde el vientre de tu madre."
«Yo tuve la suerte de conocer al cantor Domingo Conte, fue quien me dio una tarjeta para presentarme ante Zulema Ibarra, una cantante del Colón y ella fue quien me dijo:
"Usted puede llegar a cantar muy bien, joven, pero le falta el conocimiento para colocar bien la voz". Comencé a estudiar con ella, me tuvo cuatro meses haciendo "boca chiusa" o sea boca cerrada, haciendo sonido a boca cerrada y ya estaba cansado, pero cuando me puse a vocalizar noté un cambio, una mejor dicción, así aprendí la técnica, por eso aún sigo cantando.
«En Radio del Pueblo, cuyo dueño era un señor Bernotti y el segundo en jerarquía el payador Antonio Caggiano, éste me bautizó Juan Pueblo. Más tarde adopté el apellido de mi abuela francesa, Valentino.
Siempre por 1937 recuerdo haber actuado en Centenera y Tabaré, en la fonda de Pacelli, iba todas las noches con mis guitarristas, por lo general los hermanos Legarreta y Di Nápoli, aunque también Pascual Avena, Toto, Demasi, César Bo.
El asunto que el dueño nos ponía una escalera para subir al palco y luego la sacaba, cuando le parecía que ya habíamos cumplido volvía a ponerla para bajar. Por entonces cantaba cosas de payadores, también un vals, "A mi bandera", de Generoso Damato, cosas que no se conocían: "...celeste y blanca son las cintas con que adornan / los troveros sus guitarras adoradas / como blancas son las canas de mi madre...".
«Después de Zulema Ibarra entré a curiosear a lo del profesor Bonessi, quien enseñaba una forma muy distinta de vocalizar a la que yo conocía. También fui a la academaia de los hermanos Rubistein. Cuando llego me lo veo a Fidel Pintos solo al piano: "¿Qué te pasa pibe?" -me preguntó. "¿Me gustaría saber cómo es esto?" Entonces me habló de la inscripción, del precio... "¿ Vos cantás?" "¿Me gustaría aprender?" "¿Qué cantás?" -estaba de moda una canción "Enamorado de ti" "¿A ver, cantá un cachito?" y le canté. "Che, tenés linda vocecita, ¿Podés vocalizar?".
«Canté en muchas ciudades del interior, en los peringundines de la costanera sur y en La Querencia donde llegaban todos los turistas. Allí estaban Oscar Alonso, Hugo del Carril, Buono-Striano... yo cantaba con el conjunto de Pedro Matasa, vestido de gaucho, con la pinta de italianito que siempre tuve, y estaba Teófilo Ibañez, cantábamos a dúo.
Siempre un repertorio distinto, de payadores, canciones de ellos como "Mi poncho tucumano": "En el vagar errabundo / con que mi vida desgrano / tengo un poncho tucumano / como no hay dos en el mundo...". La gente aplaudía a rabiar. También este otro: "Madre, vengo perseguido / me he juído del regimiento /hijo en este aposento hay un hueco como un nido... / tu abuelo estuvo escondido / hasta que Rosas cayó / cuando el mozo se ocultó / afuera se oyó un tropel /y como en la casa de él un sargento penetró"... Duraba como una hora la milonga esta y la gente te ovacionaba.
«Era otro tiempo. También canté en las matinés de "Juan Manuel". Más adelante en "La enramada", una cosa de multitudes, con folklore y tango.
Actuaba Domingo Federico, con Vidal y Larroca.
Un día se me acerca Federico: "Valentino, usted sabe que en mi orquesta sería un éxito". Al tiempo me incorporó junto a Mario Bustos, después tuvo la buena idea de poner un tercer cantor, Hugo Rocca, era mucho el trabajo. Dos años en el "Tango Bar" entre otros lugares, luego seguí como solista.
«En el Teatro Apolo iban a estrenar una obra de Arsenio Mármol y buscaban un cantor. Probaron a muchos como Roberto Quiroga, Alfredo Arrocha y una larga cola. Cuando me tocó canté acompañado por la guitarra del negro Maciel.
Mientras cantaba veía a Tito Lusiardo hablando con uno y con otro finalmente me eligieron. Estaban la esposa de Tito, Delia Codebó, José Tinelli con su orquesta, Leonor Rinaldi, el debut de Perla Santalla. Un éxito duradero y recordado.
«Ya por los '50 llegan las grabaciones para el sello TK, las auctuaciones de Radio Belgrano para jabón Federal, la orquesta de Alfredo Attadía como acompañante, sin pertenecer al conjunto.
Temas
Enzo Valentino - A Media Luz.mp3
Enzo Valentino - Alma Mia.mp3
Enzo Valentino - Bettinoti.mp3
Enzo Valentino - Cae La Tarde y Tu No Estas.mp3
Enzo Valentino - Caminito.mp3
Enzo Valentino - Canaro En Paris.mp3
Enzo Valentino - Cualquier Cosa.mp3
Enzo Valentino - Gigi.mp3
Enzo Valentino - Intima Canción.mp3
Link
http://rapidshare.com/files/50779970/RBerdi_E.Valentino-Sel.rar
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Tango
Juan D´Arienzo - Con sus Cantores - En FM Tango - Volumen 4
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Juan D´Arienzo
Temas
01 - Justo El 31.mp3
02 - Si Soy Asi.mp3
03 - No Te Quiero Mas.mp3
04 - El Tigre Millan.mp3
05 - Muñeca Brava.mp3
06 - Mandria.mp3
07 - Andate Con Tu Mama.mp3
08 - Che, Fulano.mp3
09 - Susanita.mp3
10 - Un Vals Para Mama.mp3
11 - Papa.mp3
12 - La Bruja.mp3
13 - La Negra Bozan.mp3
14 - Gerardo Matos Rodriguez.mp3
15 - Que Seas Feliz (Lita).mp3
16 - Baldosa Floja.mp3
17 - Rie Payaso.mp3
18 - Bueno, Derecho Y Varon.mp3
19 - El Tango No Tiene Contra.mp3
20 - Señora Princesa.mp3
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Publicaciones anteriores
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Juan D´Arienzo & Alberto Echague
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Juan D'Arienzo & Mario Bustos- Tangos Orilleros
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* Arreglos de todos los temas siguientes: Héctor Varela
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Juan D´Arienzo - Selección de Temas Instrumentales 05
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Juan D´Arienzo - Selección de Temas Instrumentales 04
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Juan D´Arienzo - Selección de Temas Instrumentales 03
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Juan D´Arienzo - Selección de Temas Instrumentales 02
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Juan D´Arienzo - Selección de Temas Instrumentales 01
Juan D´Arienzo - Selección de Temas Instrumentales 01
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Argentina - Patria del Bandoneón - Homero Manzi
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Argentina - Patria del Bandoneón - Homero Manzi
Este escrito de Homero Manzi fué terminado por Acho Manzi, en una solidaria necesidad de hacer saber, que, cada bandoneón que se vende al extranjero, es una voz más que perdemos.
El Bandoneón llegó a Buenos Aires en el bagayo de un inmigrante alemán, quién jamás pudo suponer que con él traía el instrumento que andaba buscando la emoción porteña para poder desparramarse por el mundo.
Y así fue que una noche, allá por el 1900, cuando todavía los muchachos se recostaban en las paredes de las esquinas para que no se derrumbaran y se ataban el pescuezo con un pañuelo para que no se les cayera la cabeza al escupir fuerte por el colmillo, el alemancito se sentó en el patio de su conventillo, para llorar en manga de camisa, sobre las notas largas de su "Bandoneón", un dramita de inmigración, de ausencia y de distancia.
Y sin quererlo, las notas litúrgicas de su fueye, desangradas en la desolación de los patios porteños, repercutieron en el corazón de las costureritas sentimentales y temblaron en los dedos ligeros de las barras, como si hubieran nacido para repicar compadronamente sobre el doble teclado de aquel lindo aparato.
Dicen que un día, Domingo Faustino Sarmiento trajo de Italia una yunta de pajaritos grises, y al poco tiempo Buenos Aires era una jaula de gorriones.
Asi también un día el arrabal se pobló de bandoneones.
Buenos Aires se le entregó, a condición de que primero, se le entregara el "bandoneón".
Y así fue que empezó a rezongar como si llevara adentro el alma atormentada de un garavito. Y se emocionó en la noche de las cortadas, como si hubiera nacido a la luz de un farol, y compadreó en el alarde de una serpentina, como si en él chiflaran los gorjeos de las patotas. Y entonces, ya no fué más bandoneón.
En el registro civil de los almacenes, lo bautizaron mandoneón, y para ser más chorro y más porteño, le acomodaron un mote de prontuario; "alias", Fueye.
Y en los barrios de Buenos Aires, aparecieron las manos que habrían de estirarlo como nadie. Vicente Greco, Pacho, el ruso Antonio, Pepín, Santa Cruz, Chiape y el pibe de oro, ese pibe que a los doce años con un par de brazos que apenas podían abrazarlo, sacó al fueye sonidos secretos, dulzuras desconocidas, armonías inéditas; Pedro Maffia. Luego vendrán otros, y luego también serán superados,para nuestro bien.
El bandoneón es un alma que tomó forma de gusano a fuerza de arrastrarse detrás de un amor imposible. Cuando estaba por morirse de pena en una esquina olvidada del mundo, las caricias de las manos criollas, lo ayudaron a sufrir su congoja. Al hambre de su pena solitaria, el tango le entregó el pan de una amistad derecha y compañera. El suburbio lo emborrachó en sus copas para hacerlo olvidar. Los compadritos lo llevaron a sus fiestas para ahuyentarle los recuerdos malos.
Y Juán de Dios Filiberto, que tiene algo de fueye en su arrugada silueta, le compuso un himno de homenaje: "Quejas de Bandoneón"
El bandoneón es un órgano de Iglesia con alma requintada, que siguiendo la estrella rea de su destino, se escapó de una catedral disfrazado de fueye, para poder ambular por la noche de la calle Corrientes.
Por eso desde que él se entreveró en el tango, las milongas adquirieron una solemnidad religiosa, y por eso cuando sus hermanos recogen los sonidos y talla solo el bandoneón, la canción de los barrios parece un misal taura.
Y por eso también, Pascual Contursi, poeta de suburbios, le rezó un Padre Nuestro:
"Bandoneón Arrabalero".
Enrique Santos Discépolo, se ha ganado el título de inspector honorario de las emociones de Buenos Aires. Envuelto en un mínimun de materia, recorrió las calles o se sentó a tomar un café, dispuesto a requisar cuanta emoción circulara sin patente.
Nervioso, flaco, afiebrado, pura nariz y talento, de pronto ha encontrado algo que buscaba; una canción, un grito, un gesto; se lo pone debajo del brazo y en su casa lo hace bailar sobre el piano, para inspirar las teclas.
Es el drama que un borracho olvidó sobre una mesa o un lio que descubrió por la rendija de una persiana.
Una noche oscura, al cruzar una calle del suburbio, Discépolo tropezó con el alma del bandoneón que se había escapado de la caja; entonces hizo un tango:
"Alma de Bandoneón".
Pedro Maffia, inició su vida en el piano. Pero aquel armatoste era demasiado grande para la honda humildad de su espíritu. Sus dedos ligeritos resbalaban inútiles sobre la dentadura del teclado.
Es que Maffia, necesitaba un instrumento mas pequeño, para hacerlo llorar de emoción en el temblor de una caricia. Un instrumento que lo pudiera tener entre los brazos, para llevarlo más cerca del corazón. Tal vez por ello eligió el bandoneón. Y por ello también, cuando aún era un pibe, ya sabía pasearlo como nadie por los carcomidos tinglados de los cafés de Buenos Aires, entre el humo de la admiración.
Ese instrumento se le adentró tanto en su cariño, que al ejecutarlo era como si estrujara un pedazo de su alma.
Cuando un instrumento se ha moldeado de tal forma al perfil filosófico de una ciudad, solo cabe hacerlo nuestro definitivamente, para que en sus días futuros, pase de una mano a otra, como entrando en cada casa a hacerse amigo y maestro a la vez. Las esperanzas que se derramaron en él, dieron nacimiento a más hermanos.
Quizás alguien piense que no encaja en el desequilibrio del modernismo, porque tiene cara de viejo y está vestido de negro, que es su manera de pasar desapercibido. Si algún día sus hermanos fueran a dejar de ver nacer nuevos bandoneones de las manos de sus creadores, un día se terminará de hacer, el último bandoneón. Lo demás va a ser historia, y cada uno de ellos, aferrándose a las manos de quienes lo acarician, pedirán que ésta patria que los cobijó, sepa que no puede repartirse en versos si no hay quién aprenda a darle vida en aires porteños.
Haceme dos cajas con punta en ochava,
que puestas de frente, aferren los pliegues
y encierren el aire para mi pulmón.
Que asomen mis teclas con mueca sonriente,
y que al apretarlas, un peine de bronce,
libere los flecos de mi propia voz.
Que un muchacho loco me aprenda en sus dedos
y que de sus manos nazca una emoción.
Y en mi frente negra, que se frunza el ceño
de la filigrana de un fileteador.
Que mi nacarada suerte peregrina,
sepa que las manos que mi fueye estira,
dejan por sentada mi ciudadanía,
en cada latido de mi corazón
------------------------------------------------------------------------------------------------Si alguien inventó un día esa jaula de pájaros..! ¿Qué otra alma sensible podrá volver a adivinar sus secretos para envolverla en el fervor de aquel primer encuentro..?
La historia, que debería ser nuestra historia, esa a la que se ajustan las descripciones de los vencedores, es la que nació en Alemania y se escribió en Argentina antes de 1900.
Y los argentinos hemos vencido sobre el destino de un instrumento sentenciado a morirse de sueño. Y porque ya llegó al tinglado de los más famosos escenarios del mundo y es escuchado con respeto, se abre ante nosotros el verdadero dilema.
Lo que antes era el tesoro de un país, hoy es la búsqueda desenfrenada del resto del mundo por conseguir los mejores exponentes de lo que nos dio ese sabor sentimental.
Y los bandoneones salen gota a gota del país, sin pasaje de regreso.
Cada día son menos los que nos quedan, cada día son menos los mejores instrumentos, que tendrían que ser nuestro mejor orgullo.
Cada vez que me entero que en el exterior se vende un bandoneón traído por un tanguero que quiere hacerse de unos pesos, se arruga dentro de mi pecho este pequeño fueye que nos dejó su apariencia de juguete navideño, que se resiste a pensar que vamos entregando la ilusión que nos dejó alguno de esos tres Reyes Magos.
Se van vendiendo uno a uno, y ya quedan los imprescindibles para continuar la tradición.
Que su voz no se pierda en los vientos de otros cielos. Que la ausencia de su voz no nos resulte un ausente más entre tantas presencias que damos por perdidas.
A ver, argentinos...no vendamos también el alma..!
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El Bandoneón llegó a Buenos Aires en el bagayo de un inmigrante alemán, quién jamás pudo suponer que con él traía el instrumento que andaba buscando la emoción porteña para poder desparramarse por el mundo.
Y así fue que una noche, allá por el 1900, cuando todavía los muchachos se recostaban en las paredes de las esquinas para que no se derrumbaran y se ataban el pescuezo con un pañuelo para que no se les cayera la cabeza al escupir fuerte por el colmillo, el alemancito se sentó en el patio de su conventillo, para llorar en manga de camisa, sobre las notas largas de su "Bandoneón", un dramita de inmigración, de ausencia y de distancia.
Y sin quererlo, las notas litúrgicas de su fueye, desangradas en la desolación de los patios porteños, repercutieron en el corazón de las costureritas sentimentales y temblaron en los dedos ligeros de las barras, como si hubieran nacido para repicar compadronamente sobre el doble teclado de aquel lindo aparato.
Dicen que un día, Domingo Faustino Sarmiento trajo de Italia una yunta de pajaritos grises, y al poco tiempo Buenos Aires era una jaula de gorriones.
Asi también un día el arrabal se pobló de bandoneones.
Buenos Aires se le entregó, a condición de que primero, se le entregara el "bandoneón".
Y así fue que empezó a rezongar como si llevara adentro el alma atormentada de un garavito. Y se emocionó en la noche de las cortadas, como si hubiera nacido a la luz de un farol, y compadreó en el alarde de una serpentina, como si en él chiflaran los gorjeos de las patotas. Y entonces, ya no fué más bandoneón.
En el registro civil de los almacenes, lo bautizaron mandoneón, y para ser más chorro y más porteño, le acomodaron un mote de prontuario; "alias", Fueye.
Y en los barrios de Buenos Aires, aparecieron las manos que habrían de estirarlo como nadie. Vicente Greco, Pacho, el ruso Antonio, Pepín, Santa Cruz, Chiape y el pibe de oro, ese pibe que a los doce años con un par de brazos que apenas podían abrazarlo, sacó al fueye sonidos secretos, dulzuras desconocidas, armonías inéditas; Pedro Maffia. Luego vendrán otros, y luego también serán superados,para nuestro bien.
El bandoneón es un alma que tomó forma de gusano a fuerza de arrastrarse detrás de un amor imposible. Cuando estaba por morirse de pena en una esquina olvidada del mundo, las caricias de las manos criollas, lo ayudaron a sufrir su congoja. Al hambre de su pena solitaria, el tango le entregó el pan de una amistad derecha y compañera. El suburbio lo emborrachó en sus copas para hacerlo olvidar. Los compadritos lo llevaron a sus fiestas para ahuyentarle los recuerdos malos.
Y Juán de Dios Filiberto, que tiene algo de fueye en su arrugada silueta, le compuso un himno de homenaje: "Quejas de Bandoneón"
El bandoneón es un órgano de Iglesia con alma requintada, que siguiendo la estrella rea de su destino, se escapó de una catedral disfrazado de fueye, para poder ambular por la noche de la calle Corrientes.
Por eso desde que él se entreveró en el tango, las milongas adquirieron una solemnidad religiosa, y por eso cuando sus hermanos recogen los sonidos y talla solo el bandoneón, la canción de los barrios parece un misal taura.
Y por eso también, Pascual Contursi, poeta de suburbios, le rezó un Padre Nuestro:
"Bandoneón Arrabalero".
Enrique Santos Discépolo, se ha ganado el título de inspector honorario de las emociones de Buenos Aires. Envuelto en un mínimun de materia, recorrió las calles o se sentó a tomar un café, dispuesto a requisar cuanta emoción circulara sin patente.
Nervioso, flaco, afiebrado, pura nariz y talento, de pronto ha encontrado algo que buscaba; una canción, un grito, un gesto; se lo pone debajo del brazo y en su casa lo hace bailar sobre el piano, para inspirar las teclas.
Es el drama que un borracho olvidó sobre una mesa o un lio que descubrió por la rendija de una persiana.
Una noche oscura, al cruzar una calle del suburbio, Discépolo tropezó con el alma del bandoneón que se había escapado de la caja; entonces hizo un tango:
"Alma de Bandoneón".
Pedro Maffia, inició su vida en el piano. Pero aquel armatoste era demasiado grande para la honda humildad de su espíritu. Sus dedos ligeritos resbalaban inútiles sobre la dentadura del teclado.
Es que Maffia, necesitaba un instrumento mas pequeño, para hacerlo llorar de emoción en el temblor de una caricia. Un instrumento que lo pudiera tener entre los brazos, para llevarlo más cerca del corazón. Tal vez por ello eligió el bandoneón. Y por ello también, cuando aún era un pibe, ya sabía pasearlo como nadie por los carcomidos tinglados de los cafés de Buenos Aires, entre el humo de la admiración.
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Cuando un instrumento se ha moldeado de tal forma al perfil filosófico de una ciudad, solo cabe hacerlo nuestro definitivamente, para que en sus días futuros, pase de una mano a otra, como entrando en cada casa a hacerse amigo y maestro a la vez. Las esperanzas que se derramaron en él, dieron nacimiento a más hermanos.
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Haceme dos cajas con punta en ochava,
que puestas de frente, aferren los pliegues
y encierren el aire para mi pulmón.
Que asomen mis teclas con mueca sonriente,
y que al apretarlas, un peine de bronce,
libere los flecos de mi propia voz.
Que un muchacho loco me aprenda en sus dedos
y que de sus manos nazca una emoción.
Y en mi frente negra, que se frunza el ceño
de la filigrana de un fileteador.
Que mi nacarada suerte peregrina,
sepa que las manos que mi fueye estira,
dejan por sentada mi ciudadanía,
en cada latido de mi corazón
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La historia, que debería ser nuestra historia, esa a la que se ajustan las descripciones de los vencedores, es la que nació en Alemania y se escribió en Argentina antes de 1900.
Y los argentinos hemos vencido sobre el destino de un instrumento sentenciado a morirse de sueño. Y porque ya llegó al tinglado de los más famosos escenarios del mundo y es escuchado con respeto, se abre ante nosotros el verdadero dilema.
Lo que antes era el tesoro de un país, hoy es la búsqueda desenfrenada del resto del mundo por conseguir los mejores exponentes de lo que nos dio ese sabor sentimental.
Y los bandoneones salen gota a gota del país, sin pasaje de regreso.
Cada día son menos los que nos quedan, cada día son menos los mejores instrumentos, que tendrían que ser nuestro mejor orgullo.
Cada vez que me entero que en el exterior se vende un bandoneón traído por un tanguero que quiere hacerse de unos pesos, se arruga dentro de mi pecho este pequeño fueye que nos dejó su apariencia de juguete navideño, que se resiste a pensar que vamos entregando la ilusión que nos dejó alguno de esos tres Reyes Magos.
Se van vendiendo uno a uno, y ya quedan los imprescindibles para continuar la tradición.
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Tango - El Tango se quedó sin letra. Opinión - Ernesto Pierro
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Sr. Jefe de Redacción de la Revista Ñ y Sr. Alberto González Toro:
Me permito molestar v/ atención, con referencia al artículo “El tango se quedó sin letra”, aparecido en el último número de la Revista Ñ.
http://www.cancionero.com.ar/comunidad/opinion_desarrollo.asp?t=el_tango_se_quedo_sin_letra_opinion&ID=244
Creo que esta revista, desde su nombre ya, intenta ser un espacio favorable para nuestra cultura, y sin embargo entiendo que ese artículo va en el camino opuesto.
También resulta contradictorio que dentro del espacio del citado artículo se pueda encontrar una columna del gran poeta y autor Héctor Negro, que por supuesto da opiniones (“hay calificadas voces poéticas…” “las perspectivas son alentadoras…”) absolutamente contrarias a las del Sr. Toro.
En esa nota, se transcribe una opinión que se pone en boca de un Sr. Oscar Conde, quien habría afirmado
“el tango como género popular ha muerto… con Ferrer se cierra el ciclo de buenos letristas…”. Aseveraciones “audaces” y sin sustento.
Por un lado, al tango como género popular lo han matado muchas vecen en los últimos …¡80 años!.
Por otro lado, es evidente que el Sr. Conde –si es que dijo lo que se afirma que dijo- no ha leído, por ejemplo, al mismo Alejandro Szwarcman que -también contradictoriamente- aparece opinando en la citada nota.
Ni el Sr. Conde ni Uds. deben haber leído las obras de Alejandro, ni deben saber quien es Roberto Díaz, seguramente, ni Roberto Selles, ni Claudio Tagini, ni Otilia Da Veiga, ni Martina Iñiguez, ni Raimundo Rosales, ni Bibi Albert, ni Marta Pizzo, ni Marcela Bublik, ni Norberto Rizzi, ni Haidé Daiban, ni Patricia Ferro Olmedo, ni Pablo Somma, ni Carlos Rossi, ni el Dr. Luis Alposta, ni Cyrano, ni Norberto Malbrán, ni Alberto Ortiz, ni Horacio Ramos, ni Susana Murguía, ni Nélida Puig, ni Pichín Bustince, ni Julio C. Páez, ni Hugo Salerno, ni Adela Balbín, ni Mariano Canegallo, ni Juan C. Muñiz, ni María del Mar Estrella, ni… en fin, muchos buenos letristas más, y eso sería solamente los que yo conozco, y, dentro de ellos, los que mi memoria me trae en este momento.
El artículo encima es tema de tapa, letras tamaño catástrofe, seguramente un orgullo para el autor.
Lástima grande no haber profundizado en el tema ya que tuvo la oportunidad de hacerlo. Y ya que evidentemente debe tener méritos para que le cedan la posibilidad de hacer la “nota de tapa”.
¿Y si uno en lugar de pontificar “el tango se quedó sin letra” “versos de calidad no acompañan el renacimiento del tango danza y la renovación musical” “la calidad poética es pobre”, pusiera –con un poco más de humildad- “a mi no me gusta lo que yo conozco de los tangos nuevos, lo que yo he escuchado”.
Es más, ya que se puso dentro del artículo una columna escrita por Héctor Negro, ¿por qué simplemente no se le pregunta a él -que además de gran autor es gran persona- y que tiene autoridad para opinar sobre el tema?
Estoy seguro de que él no va a tener inconveniente alguno en dar una opinión acerca de si es cierto que el tango se quedó sin letra, que la calidad poética es pobre, que no hay versos de calidad, y todas esas “arriesgadas” opiniones.
Uds. tienen la dicha –y es para felicitarlos- de trabajar en el medio gráfico más importante del país... Uds. saben que lo que se afirma allí tiene repercusión. ¿Cuál es el motivo de “ningunear” a tanta gente que ha hecho mucho por nuestra cultura popular?
Gente que luchó en épocas difíciles, que sigue luchando día a día, que ha trabajado años “ad honorem” –pese a sus generalmente “flacos bosillos”- que se preparó, y mucho, para dar lo mejor de sí, aún teniendo “todas en contra” (las grabadoras, los difusores, un ambiente desfavorable reacio a la creación, etc.).
¿Cuál es el motivo de querer convencer a los ciudadanos –sin ningún fundamento válido- de que no hay autores para nuestro género musical ciudadano? ¿Y si en lugar de ayudar a la “estratificación” del género, ayudasen Uds. a lo contrario?
Digo, Uds. están en una revista de cultura, y la cultura –quiero pensar que coinciden conmigo-, implica creación.
¿A que Uds. conocen el tango Garganta con arena? ¿A que Uds. conocen el tango Cordón? ¿Fueron escritos en las décadas del 30 o del 40? No. ¿Saben Uds. por qué los conocen entonces? ¿Porque son buenos temas me van a contestar? No, evidentemente no. Serán buenos temas (no les voy a discutir eso, sobre todo con Cordón que “lo amo”). Uds. los conocen porque los han difundido.
¿Y quién es éste que me hace perder tiempo con esta larga perorata? se estarán preguntando Uds.
Por supuesto soy uno de esos tantos “letristas de calidad pobre”.
Les adjunto de todos modos mi currícula. ¡Ah! Les adjunto también algún par de letras de mi autoría, así sienten que le doy fundamento a las “arriesgadas” afirmaciones del Sr. Toro.
Atentamente
Ernesto Pierro
D.N.I. 8.490.871
23 de Agosto de 2007
.
Sr. Jefe de Redacción de la Revista Ñ y Sr. Alberto González Toro:
Me permito molestar v/ atención, con referencia al artículo “El tango se quedó sin letra”, aparecido en el último número de la Revista Ñ.
http://www.cancionero.com.ar/comunidad/opinion_desarrollo.asp?t=el_tango_se_quedo_sin_letra_opinion&ID=244
Creo que esta revista, desde su nombre ya, intenta ser un espacio favorable para nuestra cultura, y sin embargo entiendo que ese artículo va en el camino opuesto.
También resulta contradictorio que dentro del espacio del citado artículo se pueda encontrar una columna del gran poeta y autor Héctor Negro, que por supuesto da opiniones (“hay calificadas voces poéticas…” “las perspectivas son alentadoras…”) absolutamente contrarias a las del Sr. Toro.
En esa nota, se transcribe una opinión que se pone en boca de un Sr. Oscar Conde, quien habría afirmado
“el tango como género popular ha muerto… con Ferrer se cierra el ciclo de buenos letristas…”. Aseveraciones “audaces” y sin sustento.
Por un lado, al tango como género popular lo han matado muchas vecen en los últimos …¡80 años!.
Por otro lado, es evidente que el Sr. Conde –si es que dijo lo que se afirma que dijo- no ha leído, por ejemplo, al mismo Alejandro Szwarcman que -también contradictoriamente- aparece opinando en la citada nota.
Ni el Sr. Conde ni Uds. deben haber leído las obras de Alejandro, ni deben saber quien es Roberto Díaz, seguramente, ni Roberto Selles, ni Claudio Tagini, ni Otilia Da Veiga, ni Martina Iñiguez, ni Raimundo Rosales, ni Bibi Albert, ni Marta Pizzo, ni Marcela Bublik, ni Norberto Rizzi, ni Haidé Daiban, ni Patricia Ferro Olmedo, ni Pablo Somma, ni Carlos Rossi, ni el Dr. Luis Alposta, ni Cyrano, ni Norberto Malbrán, ni Alberto Ortiz, ni Horacio Ramos, ni Susana Murguía, ni Nélida Puig, ni Pichín Bustince, ni Julio C. Páez, ni Hugo Salerno, ni Adela Balbín, ni Mariano Canegallo, ni Juan C. Muñiz, ni María del Mar Estrella, ni… en fin, muchos buenos letristas más, y eso sería solamente los que yo conozco, y, dentro de ellos, los que mi memoria me trae en este momento.
El artículo encima es tema de tapa, letras tamaño catástrofe, seguramente un orgullo para el autor.
Lástima grande no haber profundizado en el tema ya que tuvo la oportunidad de hacerlo. Y ya que evidentemente debe tener méritos para que le cedan la posibilidad de hacer la “nota de tapa”.
¿Y si uno en lugar de pontificar “el tango se quedó sin letra” “versos de calidad no acompañan el renacimiento del tango danza y la renovación musical” “la calidad poética es pobre”, pusiera –con un poco más de humildad- “a mi no me gusta lo que yo conozco de los tangos nuevos, lo que yo he escuchado”.
Es más, ya que se puso dentro del artículo una columna escrita por Héctor Negro, ¿por qué simplemente no se le pregunta a él -que además de gran autor es gran persona- y que tiene autoridad para opinar sobre el tema?
Estoy seguro de que él no va a tener inconveniente alguno en dar una opinión acerca de si es cierto que el tango se quedó sin letra, que la calidad poética es pobre, que no hay versos de calidad, y todas esas “arriesgadas” opiniones.
Uds. tienen la dicha –y es para felicitarlos- de trabajar en el medio gráfico más importante del país... Uds. saben que lo que se afirma allí tiene repercusión. ¿Cuál es el motivo de “ningunear” a tanta gente que ha hecho mucho por nuestra cultura popular?
Gente que luchó en épocas difíciles, que sigue luchando día a día, que ha trabajado años “ad honorem” –pese a sus generalmente “flacos bosillos”- que se preparó, y mucho, para dar lo mejor de sí, aún teniendo “todas en contra” (las grabadoras, los difusores, un ambiente desfavorable reacio a la creación, etc.).
¿Cuál es el motivo de querer convencer a los ciudadanos –sin ningún fundamento válido- de que no hay autores para nuestro género musical ciudadano? ¿Y si en lugar de ayudar a la “estratificación” del género, ayudasen Uds. a lo contrario?
Digo, Uds. están en una revista de cultura, y la cultura –quiero pensar que coinciden conmigo-, implica creación.
¿A que Uds. conocen el tango Garganta con arena? ¿A que Uds. conocen el tango Cordón? ¿Fueron escritos en las décadas del 30 o del 40? No. ¿Saben Uds. por qué los conocen entonces? ¿Porque son buenos temas me van a contestar? No, evidentemente no. Serán buenos temas (no les voy a discutir eso, sobre todo con Cordón que “lo amo”). Uds. los conocen porque los han difundido.
¿Y quién es éste que me hace perder tiempo con esta larga perorata? se estarán preguntando Uds.
Por supuesto soy uno de esos tantos “letristas de calidad pobre”.
Les adjunto de todos modos mi currícula. ¡Ah! Les adjunto también algún par de letras de mi autoría, así sienten que le doy fundamento a las “arriesgadas” afirmaciones del Sr. Toro.
Atentamente
Ernesto Pierro
D.N.I. 8.490.871
23 de Agosto de 2007
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German Tango Bands - Various Artists - 1925-1939
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German Tango Bands - Various Artists - 1925-1939
01-Marek Weber - Instrumental _ A Media Luz.mp3
02-Heinz Huppertz - Instrumental _ Punto Arenas.mp3
03-Robert Gaden - Instrumental _ Nachts Geht Das Telefon.mp3
04-Marek Weber - Instrumental _ Sündig Und Süss.mp3
05-Ludwig Rüth - Elena Lauri _ Man Kann Beim Tango Sich So Schöne Dinge Sagen.mp3
06-Oskar Joost - Instrumental _ Guitarrita Porque Noras.mp3
07-Barnabás Von Géczy - Instrumental _ Cara Mari.mp3
08-Adalbert Lutter - Instrumental _ Fea!.mp3
09-Robert Gaden - Instrumental _ Perdóname.mp3
10-Heinz Huppertz - Instrumental _ Nightfall.mp3
11-Adalbert Lutter - Instrumental _ Sentimiento Gaucho.mp3
12-Marek Weber - Instrumental _ Mirala.mp3
13-Barnabás Von Géczy - Instrumental _ Mexican Serenade.mp3
14-Oskar Joost - Instrumental _ Feuerblumen.mp3
15-Marek Weber - Instrumental _ Crépuscule.mp3
16-Adalbert Lutter - Instrumental _ Rosa Mía.mp3
17-xxx - xxx _ Oh Donna Clara.mp3
18-Otto Dobrindt - Instrumental _ Donna Vatra.mp3
19-Robert Gaden - Instrumental _ Del Álbum De Mis Ensueños.mp3
20-Marek Weber - Instrumental _ Pasión Criolla.mp3
21-Barnabás Von Géczy - Instrumental _ Leila.mp3
22-Ludwig Rüth - xxx _ Lebe Wohl, Kleine Frau.mp3
23-Oskar Joost - Instrumental _ Zwei Gitarren.mp3
24-Adalbert Lutter - Instrumental _ A Media Luz.mp3
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Roberto Fontanarrosa - Sus Cuentos - Relatados por Alejandro Apo
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Roberto Fontanarrosa
- Sus Cuentos
-- Relatados por Alejandro Apo
Parte 1
01. Usted No Me Lo Va A Creer (Roberto Fontanarrosa).mp3
02. 19 de diciembre de 1971 (Fontanarrosa).mp3
03. Apuntes Del Futbol En Flores - Alejandro Dolina.mp3
04. Me va a tener que disculpar - Eduardo Sacheri (por Alejandro Apo).mp3
05. A.A. y Marcelo Turco Sanjurjo - Vengan a ver (Pablo Coll).mp3
06. La Barrera (Fontanarrosa).mp3
07. El Arco de Noe.mp3
Parte 2
07. El Arco de Noe.mp3
08. Cuento De Maradona.mp3
09. La barrera (Fontanarrosa).mp3
10. Pichon de Cristo (Fontanarrosa).mp3
11. Viejo Con Árbol - Fontanarrosa.mp3
Links
Parte 1
http://rapidshare.com/files/49673886/RBerdi_Fontanarrosa-SusCuentos-PorA.Apo-P1.rar
Parte 2
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