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Reynaldo AnselmiEs un reconocido cantor de tangos de Barrio La Lona, que desarrolló su carrera en París y recorrió Europa con la canción ciudadana.
A los cincuenta y pico volvió a su Santa Fe natal, y participó dos veces del ciclo Noches Azules, que organiza Marilyn Jullier.
Aquí, su visión, su experiencia y el tango, que lo define.
Florencia Arri
http://www.litoral.com.ar/index.php/diarios/2007/09/08/nosotros/NOS-02.htmlDe chiquilín..."Es una historia de familia.
Mi padre es guitarrista, como mi tío Reynaldo, desaparecido, y mi primo conocido como Hugo Jordán en México.
El iniciador fue
Marco Antonio Anselmi, mi padre, que nos ha llevado por el camino artístico a todos. Es la base de canto que tengo, dentro del tango y del folclore.
Cuando era chico cantaba folclore y en mi casa acompañaba el tango de mi padre con la guitarra. Él no me dejaba cantar tango por mi edad...
Lo entendí años después, cuando vi que hay que pasar por diferentes etapas de la vida para poder cantar tango.
Una criatura no puede cantar `Uno', `Cambalache' o `Las Cuarenta', porque son letras muy fuertes que si se las hacés cantar a un pibe, le arruinás la vida".
La vida es un tango"El tango tango es la vida de una persona en tres minutos. Tiene principio, medio y final; y en esas etapas cuenta una experiencia. Es una ópera de tres minutos y medio, la síntesis, el resumen de distintas etapas.
Tomo mi repertorio con pinzas porque hay cosas que no están hechas para mí, porque no llegó a convencerme su historia, y si es así, no puedo convencer a nadie.
Cantar es transmitir, pasar un mensaje a alguien, poniéndose en la piel de una historia.
Creo que en todas las formas del arte es así.
También me gusta mucho el folclore, las músicas de este territorio donde me dio a luz mi madre. Está la chacarera de Santiago, el chamamé y la chamarrita, la música del litoral, la de cuyo y la que identifica el sur.
Pero el tango universaliza a la Argentina. Después de todo, quién no tuvo una María en su vida, `la más mía, más lejana'; o quién no vivió un Naranjo en flor: `primero hay que saber sufrir, después amar, después partir...'.
Los intérpretes de música popular somos, entre comillas, autodidactas: es algo que se lleva en los cromosomas, que está impregnado en nuestra células".
De afuera"Pasaron 35 años desde que me fui y desarrollé mi carrera en Europa.
A mi llegada a Francia comencé con el folclore, porque estaba muy en auge la música iberoamericana.
Después me largué al tango, cuando empecé a conocer a Piazzolla, Susana Rinaldi y al Sexteto Mayor, con el que compartí escenario a comienzos de los '80.
En Europa, el tango es un fenómeno sensacional.
Al principio, en Argentina fue una música despreciada por la alta alcurnia, pero apreciada por otra gente. Cuando los ricos que despreciaban el tango en nuestro país vieron que era muy aceptado en París, lo aceptaron en Argentina.
Después de todo, los argentinos somos el más bello accidente de Europa".
Barrio de tango"Al estar afuera desperté curiosidad por mi país.
Es como un partido de ajedrez: es mucho mejor entenderlo desde afuera. Son cosas que no se prevén, que llegan.
Uno al encontrarse lejos de casa, del barrio, piensa más en todo eso.
Se extraña, se analiza el porqué de la infancia, de las cosas que hemos vivido juntos, se recuerda cuando robábamos mandarinas verdes, porque tienen otro gusto que las compradas.
Nací en Colodrero y Alberdi, en la puerta de barrio La Lona. Me acuerdo de mi tío Reynaldo reunido con mi padre, mi tío abuelo tocando el bandoneón, mi tía Mafalda cantando... Yo crecí ahí, en ese mundo de música, de letras, risas y diversiones. Tuve una infancia y adolescencia muy feliz".
La interpretación"Soy un intérprete que, sin jactancia, me podría considerar completo.
Un autor no se interpreta igual que otro, porque son de distintos barrios, distintas filosofías, idionsincracias... el tango de San Martín y Mendoza no es el mismo de barrio Roma.
Es muy diverso, y trata una infinidad de temáticas diferentes. Tengo en mi cabeza tengo entre 400 y 500 tangos, y esa es la función que cumplo".
Argentino de pura cepa"Cuando estoy en algún lugar y veo entrar a alguien, lo miro y sé si es argentino.
Se ve en la forma de pararse, de gesticular, de actuar, de hablar...
El argentino es una mezcla de reserva y exageración, es de todo un poco, y eso es lo que nos identifica: un enorme pedazo de ternura y de ingenuidad".
PersonalReynaldo Anselmi nació un 12 de octubre.
Dice que es "lo suficientemente grande como para comprender de qué estoy hablando y justificar lo que estoy diciendo".
Más tarde confiesa sus 56 años "sin agua y sin aceite", en los que "no he hecho otra cosa que cantar y tocar la guitarra; aunque he aprendido a hacer otras cosas, a poner ladrillos cuando levanté mi casa junto a mi padre y mi madre, así que puedo opinar de eso también -como de mecánica, abogacía y medicina-, pero lo mío es el tango".
La familiaTiene dos hijos, Stephanie y Anthony; y tres nietos o, como él los llama, "tres francesitos, el resumen de nuestras vidas: la de mi padre, mi madre, la mía... la continuación de mi alma, como la guitarra".
Experiencias Viajó por toda Europa como cantor de tango y vivió en Francia, donde lo reciben con un cariño especial.
Desde allí partió hacia Italia, España, Suiza, Alemania, Holanda, Grecia, Yugoslavia, Bélgica, el norte de África, Egipto y Portugal, entre muchos otros sitios.
Incluso "llevé mi música hasta Hong Kong durante cuatro años, siempre cantando".
En todos esos sitios, "nunca canté en francés ni en inglés, ni en ningún otro idioma, por una cuestión de respeto... aunque dentro del tango existe la lírica italiana y el tempo español, porque somos el más bello accidente de Europa".
DeseoEn éste, su regreso al sur del mundo, sólo desea "envejecer con los que amo y ver crecer a los continuadores de mi vida, de mi apellido.
Verlos felices y ver felices a mi viejos que, por fortuna, aún tengo conmigo".
En lo profesional, busca nuevos rumbos,
"conocer músicos superiores a mí, así sigo aprendiendo"..