.Reportaje a Rodolfo Montironi
Por Hugo Cravero --
La casa del Cholo está detenida en el tiempo.
Mientras esperamos que el maestro nos atienda unas gallinas nos reciben en aquella mañana fría. La “Negra”, su eterna compañera nos hace pasar y nos pide que lo esperemos y el recuerdo nos invade los ojos.
No parece el living de aquel hombre que es aclamado en el mundo entero por su arte, el artista que lo está esperando Fito Páez para grabar unas pistas para su próximo disco o ese que cuando vaya para Francia a mediados de éste año va grabar su nuevo CD.
Juguetes, alcancías, recuerditos de todos lo tamaños, afiches que cuelgan recordando actuaciones en el viejo mundo y una mesa llena de papeles, que denota laburos nocturnos de composición, son el marco de la nota que nos llevó a la casa del Cholo.
De golpe el olor del ambiento nos pone en el pueblo que lo vio al pibe de los Montironi que de chiquito le daba al “fuelle” con el permiso de los padres en los bailes y en las radios. El “Cholo” se está cambiando y nosotros volamos en miles de recuerdos inventados por nosotros, viendo a Paganini de tierra e inmigrante montado en el sueño de ser y a “Rodolfito” de pantalón corto, corbata, gomina y saco.
El tipo no se hizo esperar más de unos minutos. Su camisa de seda verde con dibujos a tono que usa siempre montado en un pantalón de buzo gris. Nos saluda y nos dice que nos esperaba más tarde, lo que era cierto. “Estaba apolillando”, dijo y nos convida con mate cocido.
Nos acomodamos y empezamos a charlar. De todo. De la vida. Del futuro. Del pasado. Del maestro. Siempre con la sonrisa franca y amplia del querido Cholo.
El Urbano - ¿Qué prentedés hacer con la música?. ¿A quién la destinás?
Cholo Montironi – Mi música no es para todo, ni lo pretendo. No busco el aplauso. Sólo ambiciono ser comprendido por las almas que alientan un alto ideal en la vida, a fin de que no se pierda en el vacío la voz armoniosa de aquel que me dicta, desde el mundo encantado del ensueño, mis mejores temas musicales.
El Urbano - ¿Cómo tomás, entonces, el bandoneón?
Cholo Montironi – al bandoneón lo tomo como una hermosa forma de vida... me siento muy feliz tocando éste instrumento tan humilde, que me hizo pasear por todo el mundo, llevando nuestra música por lugares muy remotos que nunca soñé que podría algún día llegar a conocer.
El Urbano – Tu mamá tuvo mucho que ver con vos y el bandoneón
Cholo Montironi – Todo lo que soy o espero ser se lo debo a la angelical solicitud de mi madre. Ella fue quien me regaló mi primer bandoneón cuando yo tenía cinco años de edad.
El Urbano – ¿Y qué se puede expresar con el bandoneón?
Cholo Montironi – Con el bandoneón, sombrío y sagrado, el hombre pudo expresar sus sentimientos más profundos
El Urbano – ¿Cuántos viajes en total?
Cholo Montironi – Siempre me ha gustado yirar, tengo alma de valija. Mi primer viaje a los Estados Unidos con el cantante Alberto Moran en el año 1977. a ese gran país lo visité en ocho oportunidades más. A Europa llevo realizados 58 viajes, también trabajé en Asia (Japón y China) y en África (Argelia).
El Urbano – ¿Hay diferencia entre los públicos de los distintos países que haz visitado?
Cholo Montironi – Yo no encuentro diferencia entre el público Europeo y el nuestro, para ser un buen oyente es necesario haber acostumbrado el oído y la mente, a catar y apreciar toda clase de música.
Por supuesto, nuestro público guata más del clásico tango del 40, en cambio el europeo prefiere un tango vanguardista, el que impuso Astor Piazzola, pero todo es cuestión de costumbre, hábito que se adquiere según el medio en que se vive y la cultura personal.
En el sector público o sea el oyente, está toda la humanidad.
El Urbano – Para vos todos los caminos te conducen a Paris.
Cholo Montironi – La hermosa ciudad de Paris, abrió para mi, como hombre y como músico, el lejano y mágico continente de Europa. Y me facilitó el contacto con la maravillosa gente que allí vive, conocen el alma del músico, las inevitables dificultades de la vida del artista y hacen todo lo posible para disminuirlas y aumentar las alegrías.
Más allá de las fronteras, de las razas y de los límites sociales, esta actividad artística da a los hombres la dimensión de una verdad humana inalterable.
El Urbano – Cholo desde ya gracias por recibirnos.
Cholo Montironi – Bueno, por la gentileza que has tenido de hacerme esta nota para El Urbano. Te ruego quieras aceptar las expresiones de mi cordial agradecimiento.
Yo soy admirador del diario desde hace mucho tiempo y sigo con entusiasmo todas sus notas. Les deseo de todo corazón mil felicidades y el éxito que siempre han merecido y mi apoyo incondicional a la labor de formación y concientización que llevan a cabo.
Mi cordial saludo a los baigorrienses. Este pueblo mío con el que mantengo, a través de muchos años, un largo diálogo de comunicaciones silenciosas y del cual nació mi vocación por el bandoneón, y que adoro con todo mi corazón y estoy orgulloso de él.
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