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jueves, 26 de abril de 2007

Roberto Goyeneche - Apuntes

Roberto Goyeneche
Anibal Troilo
Anibal Arias

.


Roberto Goyeneche

Enviado por
Juan Carlos Ocaña
Periodista de Bahia Blanca
Prov. de Buenos Aires
Argentina

"Cuando empecé a cantar con Salgán tocábamos
en la radio a las seis de la tarde. Entonces yo iba
vestido de smocking a la cancha de Platense. Veía
el primer tiempo y me iba muy despacito, frenado
por el rumor de la tribuna..."
Roberto Goyeneche

Su figura ya no recorta la fina garúa que cae sobre Buenos Aires...
El "fueye" resopla una amarga angustia:
la presencia de su cantor dilecto.

Su ríspida voz, ya no suena en esa esquina del barrio de Saavedra y los tablones de la cancha de Platense extrañan su pasión futbolera. "Algún día el tango me va a llevar con él", había vaticinado el cantor. Sin embargo, nunca le interesó estar de ese lado.
"Ojalá que cuando el barbudo gire el bolillero no esté mi nombre. Yo no tengo apuro..."

Tenía 68 años cuando el corazón le dijo basta, pero a esa altura ROBERTO "Polaco" GOYENECHE ya se había instalado como uno de los ídolos más grandes que dio la cultura popular.

Vivía y sufría cada frase que cantaba, rompía con todos los convencionalismos y se filtraba en el corazón en cada temblequeo de sus manos, de su voz aguardentosa que recuperó la imagen y la esencia de cada canción que pasaba por su tamiz emocional.

Así cuando su voz se perdiera en tantas noches porteñas de tangos, tragos y bocas llenas de humo.
Goyeneche volvió a reinventar su mito. La trascendencia de su figura en los ‘80 se acentuó con su participación en la película "Sur", dirigida por Pino Solanas, donde el "Polaco" actuó con la misma naturalidad como cuando cantaba en las noches del café "Homero", quedando registrada una memorable versión de "La última curda".

Entonces pasó a ser un indiscutido, un Gardel en vida, pero sin tratar ni por asomo de ocupar ese puesto.

"La gente me dice que soy Gardel...¡Pará...! La de Gardel es la voz más hermosa que haya existido en la tierra", se excusaba continuamente.

No se la creía y por eso nunca faltó al encuentro de sus amigos en el bar "San Quintín", donde alrededor de una mesa y un café seguía tejiendo sueños y contando bromas con ese espíritu alegre que mantuvo hasta que el cuerpo le reprochó los excesos de su vida pasada, "porque siempre me gustó vivir la noche a fondo".

HISTORIA DE ORO

En el corazón de Saavedra --barrio del cual nunca se mudaría-- Melián al 3000, se escucharon sus primeros gritos.
Un lugar donde el colectivo 19 lo tendría como conductor de su volante y tiempo después el cantor Angel Díaz lo bautizaría "Polaco", por sus cabellos rubios y sus ojos celestes.

Pero recién abrazaría la profesión del tango en la década del ‘40, junto a la orquesta de Raúl Kaplún en el "Tabarís", un cabaret donde la música ciudadana ocultaba sus brillos ante la crítica moralista de la clase oligárquica.

Tenía 16 años y hacía su presentación oficial, previo permiso de su madre viuda Marielena.

"Como estos lugares estaban prohibidos para los menores, un juez me concedió el permiso siempre y cuando me encerraran en el camarín hasta que tuviera que actuar y me dieran de tomar dos vasos de leche y comer sandwiches", contaba siempre Goyeneche sobre su particular debut.

De ahí en más trabajó con los músicos más exquisitos: Horacio Salgán, Aníbal Troilo, Leopoldo Federico, Ernesto Baffa, Osvaldo Berlingieri, Raúl Garello, Héctor Stamponi, Armando Pontier, Astor Piazzolla y Néstor Marconi, emprendiendo su carrera solista en el ‘68.


Grabó 104 discos en los que entonó la poesía de ilustres letristas como Homero Manzi, Cátulo Castillo, Enrique Santos Discépolo y Homero Expósito, entre otros.

Declarado Ciudadano Ilustre de Buenos Aires en el ‘89, nunca les perdió el rastro a los músicos e intérpretes de las nuevas generaciones como Fito Páez, León Gieco, Adriana Varela y Lito Nebbia, que no pudieron resistirse a su duende:

"Son artistas que no dicen pavadas y trajeron un poco de cultura a este lugar donde sólo compramos productos foráneos."

El espíritu del "Polaco" sigue volando junto a un corso de astronautas, emocionando desde su voz y su humildad con esas versiones antológicas de "Naranjo en flor" o "Sur", aunque el "fueye" siga resoplando la angustia amarga de vivir sin contar con la risa sincera
del "Polaco" que le diga:

"Vamos, pibe... vení, volá...!"

EL POLACO
Tango

Música:Leopoldo FEDERICO
Letra: Horacio FERRER

Porteño, flaco y rubio, te dicen El Polaco.
Tal vez fuiste morocho y el alba te peinó
con lágrimas de luna, muy pibe, en aquel patio,
dolor que en una orquesta de mirlos debutó.
Del sótano del alma te sobreviene el canto,
el ángel del asfalto florece en tu temblor,
y cuando el fueye arrea su vendaval de infarto,
el tango es una curda poética en tu voz.
¡Tu cara de reloj de arena...!
¡La ropa que te duele en serio!
Tu gracia de afinar los versos
siempre fiel a la milonga de tus dichas y tus penas.
En éxtasis de amor troileano
los duendes del gotán no han muerto.
Roberto, prestáles tu misterio:
que vibren, gocen, vuelvan, sufran y amen
¡ché Polaco!, igual que vos.
Porteño, flaco y rubio, te dicen El Polaco,
Polaco, hermano mío, vení, cantá, ¿no ves?,
que en tu talento sueña la noche fantaseando
un loco valsecito de Expósito y Chopin.
En tanto el telegrama compadre de tus tacos
confiesa: "Si me muero de amor, ¡ reviviré !"
la estética de un beso te sangra entre los labios
y salen las palabras enamorándose...

Jueves 22 de junio de 1989

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