Sergio Buslje & Raúl Jaurena - Presentación en Guayaquil
- con la Orquesta Sinfónica de Guayaquil
Foto: José Moran / El Telégrafo
El director argentino Sergio Buslje guiará a la Orquesta Sinfónica de Guayaquil en un concierto cuya segunda parte estará dedicada a la interpretación de tangos.
Raúl Jaurena tocará el bandoneón.
En el concierto en homenaje a la Espol, el grupo tendrá como invitados a un director y un bandoneonista.
Apenas van en la primera parte del ensayo de ayer, y su rostro ya luce humedecido por las gotas que manan de su frente. Su imagen sobre el estrado -desde el que dirige a los músicos de la Orquesta Sinfónica de Guayaquil- se asemeja más a la de un actor en el éxtasis del ejercicio teatral que a la de un director de una colectivo de alrededor de 90 músicos.
“Yo concibo la dirección como una inyección de vitaminas”.
Con esta frase, el argentino Sergio Buslje intenta explicar por qué cada músculo de su cuerpo parece moverse al ritmo de las notas ejecutadas por los instrumentistas.
El maestro con veinte años de trayectoria guiará el concierto que el conjunto académico guayaquileño ofrecerá hoy, como parte del homenaje a los 50 años de la Espol.
“¡Con ganas!”, dice Buslje a sus pupilos. Hay en su pedido una firmeza que está lejos de la tiranía. Sus alumnos temporales atienden la recomendación, y hasta celebran cuando él les anuncia que ha hecho un nuevo arreglo para las cuerdas del Libertango.
Aún cuando el grupo no logra ensamblarse del todo, Buslje no deja la expresión ‘contentona’. Para este rosarino, que en su carrera ha dirigido a solistas de la talla de Plácido Domingo, ponerse al frente de una orquesta en calidad de invitado es como “guiar un auto nuevo”.
Entre las experiencias más gratas de sus dos décadas de trayectoria cuenta su encuentro con el bandoneonísta uruguayo Raúl Jaurena, con quien tocó por primera vez en Nueva York, la ópera de Piazzolla María de Buenos Aires.
A ese primer encuentro que se dio en 1993 le han sucedido muchos otros. El más reciente se concretará mañana, cuando Jaurena toque el instrumento que lo ha acompañado desde siempre: el bandoneón.
Jaurena viene de una familia de músicos, quizá por eso concibe su profesión como algo a lo que hay que respetar.
Cuando se refiere al instrumento que le imprime al tango cierta liturgia, lo define como “una de las pasiones más grandes que se toma parte de su cuerpo”. Lo suelta casi sin pensarlo.
Eso deja en evidencia una sencillez que no abandonó, aún cuando en 2007 ganó el Grammy Latino por el álbum Te amo tango.
En esa producción grabada en 2006 también hay algo de carácter de Jaurena. Todo fue hecho sin mayores artilugios, sin arreglos de ningún tipo y no en un estudio de grabación sino en un teatro.
Ya en la segunda parte del repaso, se integra Jaurema. La complicidad entre él y Buslje se hace notoria.
Ellos más la orquesta interpretarán
La cumparsita, de Matos Rodriguez, pieza que junto a El choclo, de Ángel Villordo; Adiós Nonino, de Astor Piazzolla y A media Luz, de Edgardo Donato, integran la segunda parte del repertorio de esta noche.
En el primer segmento la sinfónica interpretará danzas y danzones. De estos últimos se destaca el danzón No7 de Márquez, que es un estreno para el grupo local.
“Yo concibo la dirección como una inyección de vitaminas”.
Con esta frase, el argentino Sergio Buslje intenta explicar por qué cada músculo de su cuerpo parece moverse al ritmo de las notas ejecutadas por los instrumentistas.
El maestro con veinte años de trayectoria guiará el concierto que el conjunto académico guayaquileño ofrecerá hoy, como parte del homenaje a los 50 años de la Espol.
“¡Con ganas!”, dice Buslje a sus pupilos. Hay en su pedido una firmeza que está lejos de la tiranía. Sus alumnos temporales atienden la recomendación, y hasta celebran cuando él les anuncia que ha hecho un nuevo arreglo para las cuerdas del Libertango.
Aún cuando el grupo no logra ensamblarse del todo, Buslje no deja la expresión ‘contentona’. Para este rosarino, que en su carrera ha dirigido a solistas de la talla de Plácido Domingo, ponerse al frente de una orquesta en calidad de invitado es como “guiar un auto nuevo”.
Entre las experiencias más gratas de sus dos décadas de trayectoria cuenta su encuentro con el bandoneonísta uruguayo Raúl Jaurena, con quien tocó por primera vez en Nueva York, la ópera de Piazzolla María de Buenos Aires.
A ese primer encuentro que se dio en 1993 le han sucedido muchos otros. El más reciente se concretará mañana, cuando Jaurena toque el instrumento que lo ha acompañado desde siempre: el bandoneón.
Jaurena viene de una familia de músicos, quizá por eso concibe su profesión como algo a lo que hay que respetar.
Cuando se refiere al instrumento que le imprime al tango cierta liturgia, lo define como “una de las pasiones más grandes que se toma parte de su cuerpo”. Lo suelta casi sin pensarlo.
Eso deja en evidencia una sencillez que no abandonó, aún cuando en 2007 ganó el Grammy Latino por el álbum Te amo tango.
En esa producción grabada en 2006 también hay algo de carácter de Jaurena. Todo fue hecho sin mayores artilugios, sin arreglos de ningún tipo y no en un estudio de grabación sino en un teatro.
Ya en la segunda parte del repaso, se integra Jaurema. La complicidad entre él y Buslje se hace notoria.
Ellos más la orquesta interpretarán
La cumparsita, de Matos Rodriguez, pieza que junto a El choclo, de Ángel Villordo; Adiós Nonino, de Astor Piazzolla y A media Luz, de Edgardo Donato, integran la segunda parte del repertorio de esta noche.
En el primer segmento la sinfónica interpretará danzas y danzones. De estos últimos se destaca el danzón No7 de Márquez, que es un estreno para el grupo local.
fcardenas@telegrafo.com.ec
Link
Raúl Jaurena Sexteto - Tango Bar
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