.Paul Groussac
Clave en la transición de la educación en Argentina.
México, 26 Jun (Notimex).
http://www.munhispano.com/?nid=255&sid=1399060- Francés de nacimiento y una de las figuras más destacadas del pensamiento argentino, en un momento en que los estudios históricos y sociológicos atravesaban la transición entre el periodo de la organización nacional y la época de la nueva escuela pampera cientificista,
Francois-Paul Groussac, murió en Buenos Aires el 27 de junio de 1929.
Nacido en Toulouse el 15 de febrero de 1848, Groussac inició sus estudios en el liceo de su ciudad natal, luego fue admitido en la Escuela Naval de Brest, pero decidió no incorporarse por el gusto de viajar alrededor del mundo, pero acabó sólo en París, dada su escasez de recursos.
Posteriormente trabajó en la ciudad de Burdeos y de ahí se embarcó en el buque "Anta", que lo llevaría a la capital argentina, a donde llegó en febrero de 1866 cuando apenas tenía 18 años e ignorando el idioma español, pero con sólidos conocimientos sobre los clásicos.
En Buenos Aires estudió y en 1870 obtuvo una cátedra de matemáticas en el Colegio Nacional, fue ahí donde conoció a
José Manuel Estrada y a
Pedro Goyena, quienes lo llevaron a las reuniones de la "Revista Argentina", que ambos dirigían.
A pedido de Goyena, Groussac colaboró en un estudio sobre José de Espronceda, escrito en castellano, que interesó al ministro de Instrucción Pública,
Nicolás Avellaneda, al punto de llamarlo para ofrecerle cátedras en el Colegio Nacional de Tucumán en 1871.
En ese entonces, Groussac pensaba regresar a Francia, pero el ofrecimiento de Avellaneda lo hizo cambiar de parecer; ya en Tucumán fue designado profesor de matemáticas en 1871, donde laboró por tres años antes de ser expulsado de esa institución.
El motivo de su alejamiento fue un artículo periodístico de su autoría titulado
"
El Colegio Nacional. Su decadencia y ruina" de carácter sumamente crítico, que sería su inicio como escritor, mostrando desde entonces su estilo incisivo y polémico, que habría de granjearle numerosos oponentes, sobre todo en el plano intelectual.
Regresó a Buenos Aires para participar en el Congreso Pedagógico Nacional de 1872. Fue director de enseñanza de la provincia argentina de 1874 a 1878, luego fue Inspector Nacional de Educación.
En este último año, asumió la dirección de la Escuela Normal de Tucumán. Mereció críticas por su trato demasiado severo, que lo llevaron, incluso, a batirse en duelo.
De acuerdo con sus biógrafos, fue un hombre activo, lector incansable de las novedades literarias y periodista de los diarios "La Unión" y "La Razón". Asimiló el medio provinciano de la mejor manera, viviendo sus inquietudes que lo llevaron a formar allí su hogar.
Nunca perdió contacto con Buenos Aires y enviaba sus colaboraciones que eran publicadas en "La Tribuna".
En esas fechas apareció su estudio sobre el libro de Mansilla, "
Una excursión a los indios ranqueles".
No tardó mucho en publicar su "
Ensayo histórico sobre el Tucumán", escrito por encargo del gobernador de la provincia para figurar en la memoria de la Exposición Continental de 1882, el cual fue premiado.
En los primeros meses de 1883 regresó a Francia donde se vinculó con Emilio Zola, Edmundo de Gongourt, Sarcey, Víctor Hugo y otros escritores.
Volvió a la capital argentina a fines de 1883, llevando consigo una nueva personalidad del mundo de las letras.
El doctor Wilde, ministro de Instrucción Pública en la presidencia del general Roca, lo nombró, en 1883, inspector de enseñanza secundaria.
En este cargo, realizó una importante reorganización del personal de enseñanza y una reforma de los planes de estudios.
En enero de 1885 fue designado
director de la Biblioteca Nacional, lugar donde desarrollaría su labor más importante, que sólo abandonó, ocasionalmente, para realizar viajes cortos a distintos países sudamericanos.
Allí organizó el Depósito de Manuscritos y fundó dos publicaciones memorables:
la revistas "
La Biblioteca" y "
Los Anales".
En la primera, una publicación mensual dedicada a la historia, la ciencia y las letras, colaboraron firmas de gran valor con artículos novedosos; y en los Anales, publicó varios de sus trabajos relativos a la historia del Río de la Plata.
De esos estudios nacieron sus libros "Santiago de Liniers, Conde de Buenos Aires 1753-1810" (1907), "Mendoza y Garay, Estudios de Historia argentina" (1918), los dos volúmenes de "El viaje intelectual" (1904-1920) y "Los que pasaban" (1919), con las biografías de Estrada, Avellaneda, Pellegrini y otros destacados personajes de la política y la cultura.
Su obra estrictamente literaria contó con una recopilación titulada "
Relatos argentinos", y en francés escribió "
Les iles malouines", alegato en favor de la soberanía argentina sobre dichas islas.
Por ese tiempo, también colaboró en La Nación, La Prensa, El Diario y en Le Courrier Francais. En 1925, una enfermedad le produjo ceguera total y lo obligó a abandonar sus actividades.
Falleció en Buenos Aires el 27 de junio de 1929.
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