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El actor, mimo y bailarín cordobés
combina la música de Piazzolla,
la filosofía y el teatro
en su múltiples actividades
y puestas en Alemania.
Carlos Schilling
cschilling@lavozdelinterior.com.ar
¿Qué envase puede contener elementos tan disímiles como el tango, la filosofía de la música, el teatro de Beckett, la pantomima y la danza contemporánea?
Lo que parece ser una cita de Cambalache adquiere sentido y coherencia dentro de la vida y la obra de Roberto Bárcena.
El actor, bailarín, mimo y estudioso de filosofía está desarrollando desde hace unos años su actividad en Alemania: ya tiene una sala propia en Lünburg, en la que se dedica a su pasión por el baile de tango y además realiza presentaciones constantes en diferentes puntos del país germano.
Entre sus próximos pasos se cuenta la presentación de su obra Solo con sombras en mayo en la capilla de Johann Sebastian Bach y en junio participará en el Festival Latino en Hamburgo, con Máquina Hamlet.
Bárcena es un apasionado de Piazzolla cuya música lo acompaña en casi todos sus espectáculos.
En Solo con sombras, la obra de la que se siente más satisfecho en este momento, realiza un tributo al gran bandoneonista y compositor argentino y también a Charlie Parker.
Cuenta que trabaja la idea de esa melodía que el músico tiene siempre en la cabeza y a la que busca constantemente. (Tema ya tratado por Julio Cortazar en El Perseguidor - RBerdi)
"Piazzolla hablaba del fantasma, de esa melodía que no podía encontrar. Y Charlie Parker, también, pero cuando la encuentra se muere.
Trabajamos el fantasma de Charlie Parker que siempre vuelve y se encuentra con los personajes de la noche.
Ambos luchan contra la música del día,
que es la industria,
opuesta a la música de la inspiración".
En su tesis de filosofía, trabaja la idea de las composiciones en Piazzolla, siguiendo esa premisa de Nietzsche de que la vida sería un error sin la música.
Tan lejos, tan cerca. Lo que empezó como una aventura en el extranjero se ha transformado en un trabajo constante y exigente.
En 2005, cuando tenía papeles, la sala y los elementos necesarios para su oficio, decidió instalarse en Alemania, donde ya ha afianzado un público y tiene todas las facilidades disponibles para crear.
"En Alemania, uno es un personaje exótico, y eso también funciona, aunque siempre se me critica la dramaturgia, que no respeta el esquema tradicional de comienzo, nudo, desenlace y final. Siempre trabajé una cuestión más atmosférica. Poco a poco fui construyendo mi público e identificándome", relata.
La distancia, sin embargo, no ha atenuado su relación con el tango, que es un mundo abierto para Bárcena, un espacio cultural donde sigue indagando en busca de nuevas revelaciones. ...se es uno de los motivos por los que decidió estudiar filosofía.
"Tenía una formación artística, danza, teatro, fotografía, cine. Me quedaba la cuestión de la pregunta, el por qué.
Vi que necesitaba una formación más sólida a nivel teórico. Me empecé a interesar en la filosofía más por el lado de la estética".
A partir de esos elementos, reflexionó sobre la idea del mundo del tango,
"el hecho de que en el tango no hay futuro, no existe la familia, no existe el concepto de Dios, hay una nada en el tango".
Investigando un poco, descubrió que Discépolo y Celedonio Flores era lectores de Nietzsche, habían leído mucha filosofía; también Homero Manzi con la cuestión del hombre y la metrópolis, la respiración de la ciudad.
"Creo que son todas ideas filosóficas", señala.
Por el momento Bárcena no tiene planeado presentar sus espectáculos en Córdoba.
No porque no quiera sino porque no se presentó la oportunidad.
Sin embargo, no descarta que en el futuro pueda mostrar lo que mejor hacer y más le gusta en su ciudad natal
.
combina la música de Piazzolla,
la filosofía y el teatro
en su múltiples actividades
y puestas en Alemania.
Carlos Schilling
cschilling@lavozdelinterior.com.ar
¿Qué envase puede contener elementos tan disímiles como el tango, la filosofía de la música, el teatro de Beckett, la pantomima y la danza contemporánea?
Lo que parece ser una cita de Cambalache adquiere sentido y coherencia dentro de la vida y la obra de Roberto Bárcena.
El actor, bailarín, mimo y estudioso de filosofía está desarrollando desde hace unos años su actividad en Alemania: ya tiene una sala propia en Lünburg, en la que se dedica a su pasión por el baile de tango y además realiza presentaciones constantes en diferentes puntos del país germano.
Entre sus próximos pasos se cuenta la presentación de su obra Solo con sombras en mayo en la capilla de Johann Sebastian Bach y en junio participará en el Festival Latino en Hamburgo, con Máquina Hamlet.
Bárcena es un apasionado de Piazzolla cuya música lo acompaña en casi todos sus espectáculos.
En Solo con sombras, la obra de la que se siente más satisfecho en este momento, realiza un tributo al gran bandoneonista y compositor argentino y también a Charlie Parker.
Cuenta que trabaja la idea de esa melodía que el músico tiene siempre en la cabeza y a la que busca constantemente. (Tema ya tratado por Julio Cortazar en El Perseguidor - RBerdi)
"Piazzolla hablaba del fantasma, de esa melodía que no podía encontrar. Y Charlie Parker, también, pero cuando la encuentra se muere.
Trabajamos el fantasma de Charlie Parker que siempre vuelve y se encuentra con los personajes de la noche.
Ambos luchan contra la música del día,
que es la industria,
opuesta a la música de la inspiración".
En su tesis de filosofía, trabaja la idea de las composiciones en Piazzolla, siguiendo esa premisa de Nietzsche de que la vida sería un error sin la música.
Tan lejos, tan cerca. Lo que empezó como una aventura en el extranjero se ha transformado en un trabajo constante y exigente.
En 2005, cuando tenía papeles, la sala y los elementos necesarios para su oficio, decidió instalarse en Alemania, donde ya ha afianzado un público y tiene todas las facilidades disponibles para crear.
"En Alemania, uno es un personaje exótico, y eso también funciona, aunque siempre se me critica la dramaturgia, que no respeta el esquema tradicional de comienzo, nudo, desenlace y final. Siempre trabajé una cuestión más atmosférica. Poco a poco fui construyendo mi público e identificándome", relata.
La distancia, sin embargo, no ha atenuado su relación con el tango, que es un mundo abierto para Bárcena, un espacio cultural donde sigue indagando en busca de nuevas revelaciones. ...se es uno de los motivos por los que decidió estudiar filosofía.
"Tenía una formación artística, danza, teatro, fotografía, cine. Me quedaba la cuestión de la pregunta, el por qué.
Vi que necesitaba una formación más sólida a nivel teórico. Me empecé a interesar en la filosofía más por el lado de la estética".
A partir de esos elementos, reflexionó sobre la idea del mundo del tango,
"el hecho de que en el tango no hay futuro, no existe la familia, no existe el concepto de Dios, hay una nada en el tango".
Investigando un poco, descubrió que Discépolo y Celedonio Flores era lectores de Nietzsche, habían leído mucha filosofía; también Homero Manzi con la cuestión del hombre y la metrópolis, la respiración de la ciudad.
"Creo que son todas ideas filosóficas", señala.
Por el momento Bárcena no tiene planeado presentar sus espectáculos en Córdoba.
No porque no quiera sino porque no se presentó la oportunidad.
Sin embargo, no descarta que en el futuro pueda mostrar lo que mejor hacer y más le gusta en su ciudad natal
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