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Lágrima Ríos
Lágrima Ríos fue la única cantante negra
en la historia del tango rioplatense.
Entre bandoneones y tamboriles, supo cultivar otros ritmos.
Lágrima Ríos ha sido la única cancionista negra en la historia del 2x4,
y su versatilidad para distintos géneros la proyectó al mundo
desde su Uruguay natal.
Hugo Gregorutti
http://www.eldiariodeparana.com.ar/textocomp.asp?id=119540
Figura arquetípica de la cultura afro-uruguaya, Lágrima Ríos fue la única mujer negra que cantó tangos en el ámbito rioplatense.
Sesenta años de su vida los dedicó a la actividad artística.
Su trayectoria profesional la ha convertido en mojón fundamental, en uno de esos nombres recurrentes en la historia de la música popular.
Cantó boleros, folclore argentino y paraguayo, temas brasileños, blues y hasta negro spirituals.
La magia, calidad y potencia de su voz, y su versatilidad, le permitieron cultivar distintos géneros, incluso cantar sin instrumentos, a capella.
La apodaron La dama del candombe y también La perla negra del tango, siendo considerada la vecina más ilustre del Barrio Sur de Montevideo, epicentro tamborillero.
A los 18 años comenzó a trascender y, por sugerencia del músico oriental Alberto Mastra, de Lida Ríos (su nombre real) pasó a ser Lágrima Ríos. La única con ese nombre que se conoce en el mundo artístico.
DE TANGO ERA
Aseguraba que el tango ocupaba un lugar de importancia fundamental en su carrera.
“Yo me inicié cantando tangos con la orquesta de Orosmán Fernández. Teníamos muchísimo trabajo. Pero una noche me impidieron la entrada a un lugar de Montevideo por ser negra... Pasaban esas cosas en nuestro país, aunque no lo crean”.
Pero después, con Alberto Mastra y su conjunto, Lágrima Ríos entró por la puerta grande del 2x4, proyectándose como una de las voces indiscutibles del cancionero uruguayo, junto a Olga Delgrossi, Nancy Devitta y Nina Miranda.
En una apreciación suya sobre el género, afirmaba: “Hay tangos que para mí son únicos, excepcionales y por eso los canto. Hubo momentos en que cierto tipo de tangos la mujer no los podía cantar; sin embargo apareció Tita Merello y después era lo más normal”.
OTROS HORIZONTES
Un ilustre uruguayo, Juan Carlos Mareco (Pinocho) la llevó a Buenos Aires, meta insoslayable para proyectarse en el tango. Y le fue muy bien.
Compartió escenarios con Troilo, Pugliese, Alberto Castillo, Héctor Mauré y Roberto Goyeneche, quien tenía la deferencia de cederle los cierres de los espectáculos que compartían.
También fue invitada por Los Plateros a viajar con ellos, cuando estuvieron en el Parador del Cerro de Montevideo, propuesta que rechazó “porque mi hijo era muy pequeño aún”.
En 1972 editó su disco La Perla Negra del Tango.
Posteriormente viajó a Europa. En París grabó un CD con el músico oriental Pájaro Canzani, allá radicado. En Francia hizo cosas diferentes, como cantar en lengua africana, con Patrick Devey, músico originario de ese continente, que fue pianista de Miriam Makeba.
Realizó un recital en la Sorbonne y cantó en el salón Richelleu.Tres años estuvo actuando en España y en 1993 fue embajadora uruguaya en la Primera Cumbre Mundial del Tango, realizada en Granada y, obviamente, cantó en la tercera Cumbre de Montevideo.
En 1997 editó el disco Cantando Sueños y dos años después filmó el video clip del tema Danza Sur.
Esta apretada síntesis de actuaciones de Lágrima Ríos en el exterior incluye presentaciones en España al principio de los ‘80, y de allí una temporada en Nueva York. Con la puerta abierta para seguir su carrera en el mundo, decidió volver a su país, renunciando incluso a un contrato por seis años más en España.
ROL SOLIDARIO
Prácticamente hasta sus últimos días, Lágrima Ríos asumió un importante papel representativo de la comunidad afro-uruguaya.
Concretamente como presidenta de Mundo Afro, en Montevideo, institución no gubernamental, apoyada por dineros del exterior.
Al respecto, explicaba: “Mundo Afro es una organización multicultural que valoriza nuestras raíces a través de múltiples actividades. Por ejemplo, la capacitación en talleres de estudios e investigación, biblioteca, desarrollo de proyectos, al servicio de la comunidad negra.
Aquí se enseña el maravilloso y único sonar de los tamboriles uruguayos, el grande, el repique y el chico, tan equivalentes con los tonos de la voz humana.
Además se lucha contra el racismo. Ese racismo que todavía existe en nuestro país”, definió la presidenta.
BIEN DE ABAJO
Creció en un inquilinato de Montevideo, donde aprendió a cantar sobre los discos que sonaban en las vitrolas de la casa donde servía su madre.
La fama y el dinero que ganó no la marearon.
Por su humildad, autenticidad y condiciones humanas es una figura legendaria para los uruguayos, instalada definitivamente en el corazón de la gente.
Lágrima Ríos nació en Durazno, en el norte oriental, el 26 de septiembre de 1924 y, aquejada de un problema cardíaco, falleció 26 de diciembre de 2006, sólo meses después de su última presentación en Buenos Aires. Tenía 82 años. Multitudinaria despedida le tributaron en el sepelio, ante el panteón de la Asociación de Autores del Uruguay, exponentes de la cultura, la política, organismos oficiales y privados y, especialmente de la comunidad negra, de cuyos derechos fue una apasionada luchadora, a punto tal que el último homenaje póstumo se realizó en la sede de Mundo Afro.
Entre bandoneones y tamboriles, supo cultivar otros ritmos.
Lágrima Ríos ha sido la única cancionista negra en la historia del 2x4,
y su versatilidad para distintos géneros la proyectó al mundo
desde su Uruguay natal.
Hugo Gregorutti
http://www.eldiariodeparana.com.ar/textocomp.asp?id=119540
Figura arquetípica de la cultura afro-uruguaya, Lágrima Ríos fue la única mujer negra que cantó tangos en el ámbito rioplatense.
Sesenta años de su vida los dedicó a la actividad artística.
Su trayectoria profesional la ha convertido en mojón fundamental, en uno de esos nombres recurrentes en la historia de la música popular.
Cantó boleros, folclore argentino y paraguayo, temas brasileños, blues y hasta negro spirituals.
La magia, calidad y potencia de su voz, y su versatilidad, le permitieron cultivar distintos géneros, incluso cantar sin instrumentos, a capella.
La apodaron La dama del candombe y también La perla negra del tango, siendo considerada la vecina más ilustre del Barrio Sur de Montevideo, epicentro tamborillero.
A los 18 años comenzó a trascender y, por sugerencia del músico oriental Alberto Mastra, de Lida Ríos (su nombre real) pasó a ser Lágrima Ríos. La única con ese nombre que se conoce en el mundo artístico.
DE TANGO ERA
Aseguraba que el tango ocupaba un lugar de importancia fundamental en su carrera.
“Yo me inicié cantando tangos con la orquesta de Orosmán Fernández. Teníamos muchísimo trabajo. Pero una noche me impidieron la entrada a un lugar de Montevideo por ser negra... Pasaban esas cosas en nuestro país, aunque no lo crean”.
Pero después, con Alberto Mastra y su conjunto, Lágrima Ríos entró por la puerta grande del 2x4, proyectándose como una de las voces indiscutibles del cancionero uruguayo, junto a Olga Delgrossi, Nancy Devitta y Nina Miranda.
En una apreciación suya sobre el género, afirmaba: “Hay tangos que para mí son únicos, excepcionales y por eso los canto. Hubo momentos en que cierto tipo de tangos la mujer no los podía cantar; sin embargo apareció Tita Merello y después era lo más normal”.
OTROS HORIZONTES
Un ilustre uruguayo, Juan Carlos Mareco (Pinocho) la llevó a Buenos Aires, meta insoslayable para proyectarse en el tango. Y le fue muy bien.
Compartió escenarios con Troilo, Pugliese, Alberto Castillo, Héctor Mauré y Roberto Goyeneche, quien tenía la deferencia de cederle los cierres de los espectáculos que compartían.
También fue invitada por Los Plateros a viajar con ellos, cuando estuvieron en el Parador del Cerro de Montevideo, propuesta que rechazó “porque mi hijo era muy pequeño aún”.
En 1972 editó su disco La Perla Negra del Tango.
Posteriormente viajó a Europa. En París grabó un CD con el músico oriental Pájaro Canzani, allá radicado. En Francia hizo cosas diferentes, como cantar en lengua africana, con Patrick Devey, músico originario de ese continente, que fue pianista de Miriam Makeba.
Realizó un recital en la Sorbonne y cantó en el salón Richelleu.Tres años estuvo actuando en España y en 1993 fue embajadora uruguaya en la Primera Cumbre Mundial del Tango, realizada en Granada y, obviamente, cantó en la tercera Cumbre de Montevideo.
En 1997 editó el disco Cantando Sueños y dos años después filmó el video clip del tema Danza Sur.
Esta apretada síntesis de actuaciones de Lágrima Ríos en el exterior incluye presentaciones en España al principio de los ‘80, y de allí una temporada en Nueva York. Con la puerta abierta para seguir su carrera en el mundo, decidió volver a su país, renunciando incluso a un contrato por seis años más en España.
ROL SOLIDARIO
Prácticamente hasta sus últimos días, Lágrima Ríos asumió un importante papel representativo de la comunidad afro-uruguaya.
Concretamente como presidenta de Mundo Afro, en Montevideo, institución no gubernamental, apoyada por dineros del exterior.
Al respecto, explicaba: “Mundo Afro es una organización multicultural que valoriza nuestras raíces a través de múltiples actividades. Por ejemplo, la capacitación en talleres de estudios e investigación, biblioteca, desarrollo de proyectos, al servicio de la comunidad negra.
Aquí se enseña el maravilloso y único sonar de los tamboriles uruguayos, el grande, el repique y el chico, tan equivalentes con los tonos de la voz humana.
Además se lucha contra el racismo. Ese racismo que todavía existe en nuestro país”, definió la presidenta.
BIEN DE ABAJO
Creció en un inquilinato de Montevideo, donde aprendió a cantar sobre los discos que sonaban en las vitrolas de la casa donde servía su madre.
La fama y el dinero que ganó no la marearon.
Por su humildad, autenticidad y condiciones humanas es una figura legendaria para los uruguayos, instalada definitivamente en el corazón de la gente.
Lágrima Ríos nació en Durazno, en el norte oriental, el 26 de septiembre de 1924 y, aquejada de un problema cardíaco, falleció 26 de diciembre de 2006, sólo meses después de su última presentación en Buenos Aires. Tenía 82 años. Multitudinaria despedida le tributaron en el sepelio, ante el panteón de la Asociación de Autores del Uruguay, exponentes de la cultura, la política, organismos oficiales y privados y, especialmente de la comunidad negra, de cuyos derechos fue una apasionada luchadora, a punto tal que el último homenaje póstumo se realizó en la sede de Mundo Afro.
Para destacarIntimidades: Renuente a hablar de su vida privada, Lágrima Ríos sólo admitía:
“Me casé, enviudé y después tuve un compañero más de 30 años. Mi hijo es toda mi vida, reside en Suecia desde los tiempos duros del exilio en mi país. Allá tengo también a mis cuatro nietos y cinco bisnietos. La última vez que actué en París pude visitarlos. También cuando hice presentaciones en Estocolmo”.
Voz privilegiada:
“Lágrima Ríos no impostaba la voz en la inflexión masculina y el caudal prepotente con que muchas cantantes de tango salieron a matonear en el territorio de los gardelitos. Lo suyo era un contralto natural” (De la periodista uruguaya María Moreno).
Repertorio:
Entre sus discos más vendidos se destaca Canción para mi pueblo, que contiene los temas: Tormento (de Charlo y Amadori), El Milagro (Pontier y Expósito), Una canción para mi pueblo (Alberto Mastra), El abrojito (Bernstein), Un momento (Stamponi), ¡Pobre viejo! (Mastra), Recién (Pugliese y Manzi), Entonces sabrás (Anselmo Grau), Horizontes (Manzi), Sin farol y sin buzón (A. Cantisano y E. Ariosa), Viejas alegrías (Charlo y Cadícamo), Absurdo, El coro (E. Blázquez), Temor (Carlos Marín y Nijenson) y Rebeldía (Nievas Blanco y Rubens).
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La última:
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Con la salud ya quebrantada, Lágrima Ríos grabó en 2005, para el disco compacto
Café de los Maestros (Surco Récords) el tango Vieja Viola (Humberto Correa), con el acompañamiento de Aníbal Arias, guitarrista clásico que tocó con Troilo y durante 25 años en la Orquesta del Tango de Buenos Aires.
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Un absurdo
Ayer estaba recordandotu casa... mi casa...
Portal donde la luna se aburrió esperando,
cedrón por donde el tiempo se perfuma y pasa.
Y al ver que nos pusimos viejos
y estamos más solos,
siento un vals en tu piano llorar
y me pongo a pensar
si no llora de amor.
Era la era primera
que apaga la ojeray enciende el rubor,
y una noche -te acuerdas?
- un besodebajo del cerezo
sellaba nuestro amor.
Pudo el amor ser un nudo,
mas dudo que pudo
luchando vencer...
Una casa era pobre, otra rica...
Fácilmente se explica
que no pudo ser.
Así, por el recuerdo, lloro
tu casa... mi casa...
Tu amor, que está marchito en un estuche de oro,
mi amor, que al fin -de darse-
se quedó sin brasas.
Y al ver que nos pusimos viejos
y todo fue en vano,
siento un vals en tu piano llorar
y me pongo a pensar
si no llora de amor.
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Letra y música: Homero y Virgilio Expósito.
Registraron grabaciones de este tema, Edmundo Rivero y Lágrima Ríos, entre otros.
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