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jueves, 10 de abril de 2008

Juan Carlos Cáceres - Presentación en España - Sus Tangos


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Cáceres

El músico, pintor y conferenciante ofrece un recital hoy en La Laguna (Santa Cruz de Tenerife, España)


Santos Discépolo (1901-1951) definió al tango como "un pensamiento triste que se baila", pero sus orígenes no oficiales convierten al tango en el género de la tolerancia.

Juan Carlos Cáceres (Buenos Aires, 1936), que ha dedicado gran parte de su vida a la investigación de las raíces de la música rioplatense, -"una iniciativa ética más que nada"-, lo define como "la música de los desposeídos".

Este cantante, pianista, trombonista, compositor y pintor argentino ofrece hoy, a las 20.30 horas, un recital íntimo en el antiguo Convento de Santo Domingo de Aguere, dentro del ciclo organizado por la concejalía de Cultura bajo el título Santo Domingo en Jueves.

En una entrevista telefónica con DIARIO DE AVISOS, Cáceres explica que el concierto, en el que estará acompañado al cajón y a la percusión por Marcelo Rusillo, seguirá la línea de sus actuaciones internacionales:

"es más o menos un concierto que está basado sobre la música del Río de la Plata, que tiene que ver con el tango, pero en realidad es una visión diferente". Aunque "no voy a hacer un concierto de musicología", al maestro le interesa que el público tinerfeño descubra todo lo que rodea esta cultura.
Orígenes diluidos
Con el paso del tiempo se ha convertido en un estilo musical reconocido en todo el mundo, sin embargo, resulta casi imposible reconocer los orígenes culturales del tango teniendo en cuenta que ha bebido de fuentes africanas, latinoamericanas y europeas.

"Cuando uno hablaba hace muchos años de los orígenes del tango era sujeto de polémica, porque en un momento determinado existió una actitud negacionista de la historia política y social de nuestro país.

Se había fabricado una cultura al uso de los inmigrantes, negando el pasado", relata.

Así, el tango nació como la expresión artística de un proceso de mestizaje multicultural y multiétnico que surgió entre la inmigración masiva europea que se asentó en Río de La Plata a finales del siglo XIX y la población nativa, de la que un tercio era negra.

"Paradójicamente, el tango es el resultado de esa mezcla y entonces, fue prácticamente la música de los desposeídos.

Primero, -continúa el artista- de todos los pueblos que se reunieron y que, de una manera espontánea, al intercambiar sus diferentes culturas, dio como resultado el tango".

De las fuentes de la negritud en el tango, que Juan Carlos Cáceres considera que "es prácticamente la parte más oculta", surgió la danza, el ámbito más popular de este estilo de raíz urbana.

Según el músico, los primeros músicos y bailarines fueron afroargentinos y afrouruguayos. "A partir de la segunda mitad del siglo XIX se alejan un poco del africanismo en el sentido del ritual vudú o la macumba y recuperan el ritmo, el candombe. Entonces, eso lo van ya mezclando espontáneamente casi sin proponérselo, con las danzas de pareja" dando, como resultado, la habanera cubana y la milonga que era del sur de Brasil, sostiene.

A Río de La Plata llegan con posterioridad "por procesos de guerra" y "esa mezcla entre milonga, habanera y candombe, da resultado al tango", agrega Cáceres.

El autor de discos como Utopía o Murga argentina reconoce que el "tango primitivo" no tiene nada que ver con el de hoy, que más bien se ha convertido en una "danza comercial, no en el sentido caritativo, porque a pesar de ese imperativo especulativo, se construyó una música de mucha calidad".

Con el paso del tiempo, -considera- este género musical "se sofisticó, se hizo más europeo, se vistió de esmoquin en París y luego vuelve a la Argentina y sigue su historia más conocida", una parte del tango que interesa menos a Cáceres, aunque sus composiciones son contemporáneas.
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Autor de referencia
A sus 72 años, Juan Carlos Cáceres se ha convertido en un autor de referencia obligada para muchos artistas de dentro y fuera de Argentina, no solo por su persistente investigación de las raíces del tango, referencias que ha llegado a incluir en sus propios temas como autor y compositor, sino también se convirtió en el alma máter de la mítica cueva de Pasarotus, club de jazz y epicentro de las tendencias revolucionarias en su Buenos Aires natal.

Además de un amplísimo público en Europa y Asia, artistas como Fito Páez, Calamaro o los hermanos Makaroff lo veneran.

Para el maestro, "ese fenómeno es muy extraño porque, por ejemplo, el caso español es muy raro dado que allí no tengo mercado".

Considerando que "estoy en aviones todas las semanas", participando en festivales de jazz, Latin Music, World Music junto artistas de la talla de Goran Bregovic, Youssou'N'Dour o Buena Vista Social Club, confiesa que extraña que en España le digan que "mi música es de minorías", pero reconoce que "me siento muy halagado de ser exclusivo".

Sin embargo, Juan Carlos Cáceres afirma con rotundidad que "no hago la música por un contexto comercial, no me interesa en absoluto y no lo necesito". "Si la gente me admira, soy el primero que me asombro" admite, aunque sabe que sus composiciones gustan e interesan "a cierta gente" porque "los temas que compongo siempre están motivados por algo que parte de un contenido no personal, sino existencial, de una raíz histórica frente a una emoción fuerte que he sentido".

Contexto histórico
"Por esas casualidades de la vida" Juan Carlos Cáceres emigró a Francia el 14 de mayo de 1968 acompañando a la vedette Marie Lafôret, donde, en el barrio latino, fundó los grupos Malón y Gotán.

Allí trabajó como profesor de Historia del Arte -ya en Argentina había realizado estudios de Bellas Artes por el día mientras por la noche trabajaba de pianista y trombonista-, musicólogo y conferenciante.

"La familiaridad entonces entre entre América latina y Francia era muy natural y en el caso argentino particular. Los urbanos criados en una ciudad un poco babilónica como es Buenos Aires nos sentimos como pez en el agua en París", reflexiona Cáceres.

Este pintor y también historiador es consciente de la magnitud mundial que tuvieron los movimientos de Mayo del 68, aunque él no lo vivió con tanta intensidad porque "he vivido en la bohemia muchos años, haciendo Bellas Artes y ser músico de jazz desde Argentina, una bohemia que no dejé en absoluto a pesar de los años".

En todo caso, Cáceres piensa que "la gran lección de Mayo del 68, por otra parte, es que en estos tiempos que todo va mal, donde el mundo prácticamente está en una situación caótica por diferentes razones, hay un bulevar para la utopía".

Además, el artista argentino asegura que, al contrario de lo que pueda parecer, el paso de los años ha hecho que se reafirme en "el pensamiento de la utopía que compartía en esos años, combinado con un pensamiento libertario y agudo".

Nana García
Santa Cruz de Tenerife

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Publicaciones anteriores y Biografía

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