Julio María Aguirre - De perfil bajo, pero de vuelo alto.

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Julio María Aguirre

De perfil bajo, pero de vuelo alto.
El perfil de quien volaba alto y bien

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Cuando uno intenta búsquedas en la memoria de los tiempos jóvenes halla, invariablemente, rostros y nombres bienvenidos, porque traen consigo testimonios de vivencias propias, casi siempre gratas.

Esas búsquedas surgen espontáneas cuando algunos de sus coprotagonistas (con uno mismo) empieza ese insondable apartarse físicamente de entre nosotros, de nuestra cotidianeidad, para quedarse en la memoria. En la muy querida memoria, patrimonio personal e intransferible.

La partida de Julio María Aguirre ("Nenucho", entre nosotros) ocurrida hace unos días, obliga a esa retrospección que hoy hacemos.

Si hubiera que resumir su denso currículum vitae en sólo dos palabras deberíamos decir de él: docente de alma y fervoroso investigador de la literatura. Y de la palabra, esa mágica conjunción de sonidos significantes y comunicativos de lo social.

Desde muy joven abraza la docencia, maestro como era, egresado de nuestra Escuela Normal J. B. Alberdi. Luego su paso prolongado por la facultad de Filosofía y Letras, en todos sus niveles docentes, en cátedras por concurso de Introducción a la Literatura.

Casi cincuenta años ejerciendo la docencia hasta su jubilación.
Suma Aguirre una intensa y abarcativa tarea de creación e investigación en literatura infanto-juvenil y su pasión y conocimiento del tango -en tanto música popular- le lleva a profundizar en serios trabajos de investigación sobre sus autores y compositores.

Y se le reconoce, por esa intensa tarea y sobre el habla de la gente común de nuestro Norte y su particular relación con la del conglomerado porteño, en un estudio comparativo que muestra sus dotes de investigador serio e informado.

No en vano fue que la Academia Porteña del Lunfardo lo designa miembro correspondiente (desde 1986) luego de que desde 1980 es socio correspondiente del Círculo de Poetas Lunfardos.

En esta síntesis hallarán los que le conocieron y recibieron de él su guía docente de compromiso y sensibilidad, que se han dejado de señalar otras múltiples acciones y cualidades.

Sólo sirva para resumir -lo digo desde la amistad de años desde nuestro Tafí Viejo de los cincuenta- que Julio María Aguirre tenía la humildad de los que saben y la pasión de los que se sienten responsables de una misión. Y la enorme disposición para enseñar, guiar, escuchar, compartir.

Escribió en 1990, y lo insertó en su currículum para la Universidad, en ocasión de un concurso de cátedra:
"Alguna vez se me ha criticado mi interés por los problemas de la cultura popular,
pero los juzgo de vital importancia en la realidad actual y claves
para la definición universal de la cultura".

Por Carlos Duguech
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