Jorge Göttling - Homenaje - Su Tango:Che Alemán

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Jorge Göttling

Un auténtico homenaje tanguero para recordar a Jorge Göttling

Fue en la noche del viernes. Hubo mucha música y emoción en memoria del periodista de Clarín.

Fue un recital con ida y vuelta, una "comunión" entre artistas y público, una auténtica apología tanguera.

El eje central: recordar al maestro, periodista de Clarín y tanguero Jorge Göttling, a un año de su muerte.

Y, como excusa, el estreno de Che Alemán, el tango homenaje compuesto para alguien que amaba a esta Ciudad.

El recital en el auditorio de la Sociedad de Distribuidores de Diarios y Revistas tuvo la magistral conducción de Antonio Carrizo, que le puso calor a la noche del viernes.

Con el apoyo del Grupo Clarín y el aporte de SADAIC (la Sociedad Argentina de Autores y Compositores), se vivieron dos horas de alto voltaje en dos por cuatro y mucha emoción.

Estuvieron María Teresa y Juan, la esposa y el hijo del ganador del premio Rey de España, y entre otros, Ben Molar y Hermenegildo Sábat.

Todo comenzó con el sexteto Vale Tango y una muy buena versión de La Cumparsita. Después, el escenario se llenó con la actuación de Noelia Moncada quien, con su panza a cuestas (será mamá en unos días) igual dijo presente. Cantó Che Bandoneón y Balada para un Loco.El siguiente fue Claudio Garcés, un tapado como lo definió Andrés Linetzky, el director del joven sexteto. Y sorprendió a quienes no lo conocían: hizo Bajo un cielo de estrellas y Viejo Smoking, en este caso tocando él mismo el piano.

Otra vez un tema con Vale Tango (Canaro en París), previo a la presentación de Claudia Pannone que, con buen color de voz y presencia, le dio vida a Ventarrón y a Chau, no va más. Y Ariel Ardit cantó Remolino y Una Emoción, un tango que como bien explicó Carrizo, tuvo mucho que ver con el clima que se vivía. A pedido del legendario conductor, hizo a capella una maravillosa versión de Equipaje.

Los broches finales fueron Raúl Garello que recordó al Alemán con dos solos inolvidables de bandoneón (El último Bailongo y Lalo) y Leopoldo Federico que, con Nicolás Ledesma (piano) y Horacio Cabarcos (bajo) dejaron El Abrojito y Gallo Ciego, el tango preferido de Göttling.

Después, con la voz de Guillermo Fernández llegó Che Alemán, que la gente aplaudió de pie, y pidió que lo repitieran Fue la cumbre. Desde algún rincón de la sala, el fantasma de Göttling también aplaudía.

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