El teniente inglés Ernest Shackleton en 1907 invernó en la Barrera de Ross, desde donde emprendió la marcha al Polo Sur alcanzando el 9 de enero de 1909 a los 88º 23'S, a sólo 179 km. del Polo.
A pesar de no haberse concretado la empresa, el intento acentuó el interés por llegar al Polo.
El auge del periodo heroico se sitúa 1911-1912 cuando fue alcanzado el Polo Sur, correspondiendo la hazaña al explorador noruego Roald Amundsen. Con esta expedición probó su capacidad como organizador y demostró que los equipos de perros esquimales eran el mejor medio de transporte.
La primera guerra mundial abrió un paréntesis en las exploraciones de la zonas australes.
Sólo Shackleton (1914) intentó cruzar la meseta Polar dirigiéndose desde el Mar de Weddell hacia el de Ross pero sus intenciones no pudieron concretarse debido a que la nave que los conducía quedó aprisionada por los hielos, destrozándose posteriormente.
La tripulación logró salvarse gracias a la conducción extraordinaria del jefe de la expedición que junto con dos de sus compañeros, logró obtener los medios de rescate.
Con los avances de la aviación, en el año 1928 se decide aprovechar este medio para efectuar reconocimientos en la Antártida. Es el norteamericano Byrd quien realiza repetidas incursiones, logrando volar sobre el Polo el 28 de diciembre de 1929.
En 1939 la necesidad de contar con un organismo centralizado que se dedicara a la defensa y desarrollo de nuestros intereses antárticos dio origen, un año más tarde, a la creación de la Comisión Nacional del Antártico, dependiente del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto.
En base a una recomendación de la Comisión y sobre un plan preparado por el Servicio de Hidrografía Naval, se organizó la expedición antártica de 1942, al mando del Capitán de Fragata Alberto J. Oddera.
La expedición Oddera se realizó a bordo del buque 1º de Mayo alcanzando la isla Decepción el 6 de febrero de 1942.
El día 8 el Capitán Oddera tomó posesión formal en nombre del gobierno Argentino del Sector Antártico, depositando el acta labrada en un cilindro que quedó en la isla.
Esta ceremonia se repitió luego en los archipiélagos Melchior e islas Argentinas.
Además realizó un importante trabajo hidrográfico y cartográfico, instaló el primer faro argentino en la actual isla 1º de Mayo (Archipiélago Melchior) y llevó a cabo trabajos biológicos y geológicos con personal del Museo Argentino de Ciencias Naturales Bernardino Rivadavia.
En 1943 se sucede otra campaña antártica que completa los estudios comenzados por la anterior y alcanza las aguas de bahía Margarita, donde rescata el instrumental abandonado en la Base del Este por la Expedición norteamericana de Byrd.
Resultado de ambas expediciones fue un gran enriquecimiento cartográfico, hidrográfico de declinación magnética, meteorológicos, mareográficos, reconocimientos aéreos y acopio de muestras biológicas, geológicas y glaciológicas, así como trabajos de señalamientos con faros y balizas.
Se habían echado las bases para una futura expansión de la actividad antártica la cual no se hizo esperar: en la campaña 1946-1947 se crea el destacamento Melchior y se realiza un vuelo de reconocimiento hasta más allá del Círculo Polar al mando del contralmirante Gregorio Portillo.
Un año más tarde se instala el destacamento Decepción y se lo dota de una estación sismográfica y de estudios vulcanológicos y se construye un refugio sobre la Península Antártica en bahía Andvord.
La ejecución de las actividades antárticas durante la década de los cuarenta había correspondido a la marina, pero al finalizar este período las otras fuerzas se incorporan rápidamente al quehacer en el continente blanco y nuevas personalidades aportan su esfuerzo a la exploración y reconocimiento del Sector.
En la década siguiente la figura descollante es la del entonces coronel Hernán Pujato, quien en 1949 elaboró un ambicioso plan cuyos puntos salientes eran: 1. la creación de un instituto científico específico; 2. la realización de una expedición polar a la Antártida Continental y el establecimiento de una base al Sur del Círculo Polar; 3. la compra de un buque Rompehielos que posibilitara la penetración del Mar de Weddell y la instalación de una base en su extremo austral; 4. la conquista del Polo Sur; 5. la instalación de una población con familias.
El plan se cumplió en todos sus puntos con la instalación el 21 de marzo de 1951 de la Base San Martín en Bahía Margarita,
la creación el 17 de abril de 1951 del
Instituto Antártico Argentino;
la adquisición del rompehielos "Gral. San Martín" en 1954 y su primera campaña antártica en 1955 en la cual se instaló la Base Gral. Belgrano
y la realización de la primera Expedición Terrestre Argentina al Polo Sur en 1965 al mando del entonces coronel Jorge E. Leal, llamada "Operación 90", que cumplió con los objetivos de apuntalar, por un lado, la presencia argentina en su límite más austral y, por otro, el científico al efectuar observaciones y lograr información valiosa para diversas líneas de investigación como asimismo nuevas experiencias sobre técnicas polares.
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