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miércoles, 28 de marzo de 2007

Juan Maglio "Pacho" - Selección de Tangos 01


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Juan Maglio "Pacho"



Por Roberto Selles y Néstor Pinsón
http://www.todotango.com/spanish/main.html

Bandoneonista, director y compositor
(18 de noviembre de 1880 - 14 de julio de 1934)
Nombre completo: Juan Félix Maglio

Corrían los años '10.

La frase solía oírse comúnmente en los comercios de venta de discos: "Déme un pacho". El comerciante comprendía sin más explicación; acababan de pedirle un disco.

Visto desde nuestros días, parecería una jerga extraña, pero en aquellos tiempos resultaba de lo más sencillo, tal era el éxito de venta de las grabaciones de la orquesta que dirigía Juan Maglio, al que apodaban “Pacho”, que esta palabrita pasó a ser sinónimo de disco.

Sin duda, Juan Maglio “Pacho”, fue uno de los más importantes músicos que continuaron a la Guardia Vieja, junto con Eduardo Arolas, Genaro Espósito y Vicente Greco, todos pioneros en la difusión y popularidad del tango.

Fue el primer bandoneonista que llevó al disco solos de bandoneón con el tango "La sonámbula" (de Pascual Cardarópoli) y la mazurca "La morocha" (de Gerardo Metallo).

Dueño de una técnica depurada imprimió a sus formaciones orquestales un estilo delicado, con una cadencia rítmica que lo llevó a ser el preferido del público a la hora de comprar discos.

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Juan Félix Maglio vino al mundo el 18 de noviembre de 1880, en el hogar que habían establecido en Palermo Pantaleón Maglio, italiano, y Carmen Dodero, argentina, emparentada con los célebres navegantes de aquel origen.

La descendencia se completaba con Tino, María Juana, Roque, Justina, Carmen y Carlos, al que apodaban Pucho y fue también bandoneonista, autor de tangos como "Quilmes" y "La Paternal".

El bandoneón atrajo a Pacho desde pequeño, cuando ya la familia se había trasladado a Boedo y oía tocar a su padre ese instrumento alemán que nada tenía que ver con un inmigrante italiano, pero que pronto se convertiría en el más típico con que cuenta el tango.

A veces, solía tocarlo a escondidas, y ésta no era su mayor travesura, de allí que don Pantaleón lo llamara “Pazzo”, loco en italiano.

«Mis compañeros de juego —contaba en un reportaje de Héctor y Luis Bates— no podían pronunciar correctamente aquella palabra y les salía “pacho”.

Poco a poco se fue divulgando el sobrenombre y así continuaron llamándome, hasta que el tiempo se encargó de confirmarlo, llegando a conocerse más que mi verdadero nombre de pila.»

Maglio se inició con un pequeño instrumento de 13 voces, regalo de su padre. Más tarde, cuando comenzó el aprendizaje formal del instrumento, pasó a otro de 35 voces.

Su profesor fue Luis Almeida, que tenía el seudónimo de “El Negro Cototo”. Sucesivamente fue pasando a instrumentos de 44, 52, 65 y 71 teclas, hasta llegar al de 75 voces en su consagración.

En 1898, a los 18 años, comenzó a tomar lecciones con Domingo Santa Cruz —el autor de "Unión Cívica"— y un año más tarde debutaba en el café El Vasco, de Barracas, con un trío completado por Julián Urdapilleta en violín y, en guitarra, Luciano Ríos, nombre ligado durante muchos años a las formaciones de Pacho.

Alrededor de 1903, formó un cuarteto con Luis Guerrero (violín), José Guerrero (flauta) y el infaltable Luciano Ríos pulsando su viola bordonera.

En 1910 tocó por primera vez en el legendario café La Paloma, por cuyo veredón (avenida Santa Fe frente al arroyo Maldonado, hoy entubado y subterráneo sobre el cual la avenida Juan B. Justo), "en las noches brumosas, se pasean las sombras de Tito, Arolas y Bardi", como imagina Cadícamo en "A pan y agua".

Con menos poesía, digamos que el local era tan concurrido por las ratas, que Pacho y sus músicos parecían una versión moderna y aumentada del flautista de Hamelin. Cuando los integrantes del conjunto se negaron a seguir tocando en tales condiciones, el propietario corrió a los roedores, y los músicos se encargaron de atraer una nada despreciable cantidad de público.

De La Paloma, el cuarteto pasó al café Garibotto (Pueyrredón y San Luis), al Ambos Mundos (Paraná casi Corrientes), al La Morocha (Carril y Corrientes) ( Hoy denominada Anibal Troilo - RBerdi) y seguramente a otros sitios, hasta volver, en 1912, a La Paloma, ahora ya con un éxito estruendoso, y sin ratas.

Fue allí donde el conjunto fue contratado para grabar en Columbia y se transformó en lo que, pomposamente, se denominó Orquesta Típica Criolla Juan Maglio "Pacho";

integrada por apenas cuatro músicos —¡pero qué músicos!— José "Pepino" Bonano (violín corneta), Carlos "Hernani" Macchi (flauta), Luciano Ríos (guitarra de siete cuerdas) y, por supuesto, Pacho en el bandoneón.

Ver Foto --- Cuarteto Juan Maglio "Pacho".
De izquierda a derecha: Juan Maglio (bandoneón), Luis Suarez (piano), José Bonano (violín) y Carlos Macchi (flauta).


La venta de discos y la fama del bandoneonista, uno de los mayores de aquellos días, eran ya imparables.


Fue en ese mismo año cuando Pacho se inició en la composición.

Su primer tango se tituló "El zurdo". Luego vendrían "Quasi nada" (subtitulado "El combate"), "Armenonville", "Jeanne", "Un copetín", "Adelita", "Sábado inglés", "Royal Pigall" (retitulado, con letra posterior de José González Castillo, "¡Qué has hecho de mi cariño!"), "Cielito", "¡Tomá mate!", "Chile", "Ando pato", "La Guardia Vieja", "Tacuarí" y muchos otros pertenecientes a su primera etapa.

A ellos deben sumarse los compuestos en los días del "tango-canción": "Llegué a ladrón por amarte" (con letra propia), "La chacarera" (a medias con José Servidio y con letra de Juan Andrés Caruso), "Tango Argentino" (con Alfredo Bigeschi), "A media noche", "Copen la banca" (ambos con Enrique Dizeo), "El curdela" (con Jorge Luque Lobos), "El llorón" (antiguo tango que recopiló e hizo versificar por Enrique Cadícamo), y otros. También fueron sumamente populares sus valses "Orillas del Plata", "María Esther", "Horas de hastío", "Copo de nieve" y "Violetas", entre otros.

En 1920, organizó su nueva orquesta, acorde con los tiempos que corrían, integrada por él, Rafael Rossi y Nicolás Primiani (bandoneones), Benito Juliá, Salvador Viola y "El Pibe" Rossi (violines), Juan Carlos Ghio (piano) y José Galarza (flauta y batería).

En 1929, en la fila de bandoneones aparecía un jovencito de apenas 15 años llamado Aníbal Troilo, que con el tiempo daría bastante que hablar.

Sin embargo, los días gloriosos de Pacho se habían ido, como aquel tango canyengue y bravío de la Guardia Vieja que supo interpretar como los mejores.

No obstante, en sus últimos años continuaba actuando con el ahínco de su juventud, al frente de sus formaciones finales, un sexteto al estilo antiguo —uno de cuyos violines era tocado nada menos que por Elvino Vardaro— y el Trío Pacho, integrado por tres bandoneones junto a los hermanos José y Luis Servidio.

Más tarde, en 1929, el trío vuelve a formarse con los bandoneones de Federico Scorticati, Gabriel Clausi y Ernesto Di Cicco, actuando "Pacho" únicamente como director.

Una curiosidad se da a partir de 1930 cuando forma un conjunto para interpretar música paraguaya, exclusivamente polcas, la mayoría de las cuales lleva títulos en guaraní y fueron firmadas por el propio Maglio, o con el seudónimo Oglima, que era su apellido al revés.

A lo largo de su carrera grabó casi 900 temas, la gran mayoría instrumentales, cuando recurrió a los cantores estos solamente actuaron como estribillistas. Es excluyente la labor de Carlos Viván, la voz más destacada en su orquesta.

Las demás voces no tuvieron trascendencia, pero podemos destacar los nombres del bandoneonista Ángel Ramos, la del baterista y flautista José Galarza y alguna intervención de Luis Scalon, famoso vocalista que actuó muchos años en Europa difundiendo nuestro tango.

Tres meses antes de sus fallecimiento, el 17 de abril de 1934, llega al disco por última vez para el sello Odeón. Grabó la ranchera "Que esperanza", de su autoría y el vals "Recordándote", de Garardo Metallo.

Sus últimas apariciones fueron por Radio Belgrano en 1934.

Poco después, fue internado en el Hospital Ramos Mejía, donde los Bates lograron entrevistarlo para su Historia del tango casi por milagro; tres días más tarde, se marchaba de la vida. Fumador impenitente, solía consumir entre cinco y seis atados de cigarrillos negros diarios.

Y puede decirse que el tango lo eternizó.

Link


RBerdi_JM_Pacho_-Sel.T.rar.html

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Translation


By Roberto Selles and Néstor Pinsón
Bandoneonist, leader and composer(18 November 1880 - 14 July 1934)Full name: Juan Félix Maglio

It was in the 1910s. The phrase used to be commonly heard at the record selling shops: "Give me a pacho". The vendor understood with no further explanation; he was just requested a disc.
Seen from the present days, it would seem a strange jargon, but on those days it was the most usual way, such was the boom in sales of the recordings made by the orchestra led by Juan Maglio, who was called by his nickname "Pacho", that this little word became a synonym for record.
Undoubtedly, Juan Maglio "Pacho", was one of the most important musicians who followed the Guardia Vieja, together with Eduardo Arolas, Genaro Espósito and Vicente Greco, all pioneers in spreading tango and responsible for its popularity.
He was the first bandoneonist who committed to disc bandoneon solos with the tango "La sonámbula" (by Pascual Cardarópoli) and the mazurka "La morocha" (by Gerardo Metallo).
Gifted with a polished technique, he stamped his orchestral units with a delicate style, with a rhythmic cadence, which made him be the choice of the public at the time of buying records.
Juan Félix Maglio was born on November 18, 1880, to a home placed in Palermo where residence had been taken up by Pantaleón Maglio, Italian, and Carmen Dodero, Argentine, with a kinship with the famous navigators of Italian origin. The descendants were completed with Tino, María Juana, Roque, Justina, Carmen and Carlos, who was called Pucho as nickname and was also bandoneonist, composer of tangos like "Quilmes" and "La Paternal".
The bandoneon appealed Pacho since early childhood, when the family had already moved to Boedo and he heard his father play that German instrument which had nothing to do with an Italian immigrant, but which soon would become the most typical instrument of tango. Sometimes, he used to play it secretly, and this was not his worst mischief, so much so that don Pantaleón called him "Pazzo", mad in Italian.
"My playmates —he told at an interview by Héctor and Luis Bates— could not pronounce correctly that word and they uttered "pacho". Little by little my nickname was being known and so they kept on calling me, until time accomplished the mission of confirming it, becoming more known than my true Christian name."
Maglio started with a small 13-voiced instrument, a gift from his father. Later, when he began the formal training on the instrument, he switched to one with 35 voices. His teacher was Luis Almeida, who was known under the nickname of "El Negro Cototo". Successively he was switching to instruments of 44, 52, 65 and 71 keys, up to reaching the 75-voiced one in his consecration.
In 1898, when he was 18 years old, he began taking lessons with Domingo Santa Cruz — the "Unión Cívica"´s composer — and a year later he debuted at the café El Vasco, in Barracas, with a trio completed by Julián Urdapilleta on violin and, on guitar, Luciano Ríos, a name linked to Pacho´s line-ups for many years. Around 1903, he assembled a quartet with Luis Guerrero (violin), José Guerrero (flute) and the ever present Luciano Ríos plucking his bass line-drawing guitar.
In 1910 he played for the first time at the legendary café La Paloma, on whose sidewalk (Santa Fe avenue facing the arroyo Maldonado (a brook), today subterranean and piped and over which the Juan B. Justo avenue was built), "on the foggy nights, the shadows of Tito, Arolas and Bardi walked to and fro", as Cadícamo imagined in "A pan y agua".
With less poetry, let us say that the local was so much visited by rats, that Pacho and his musicians seemed a modern and augmented version of the Hamelin's flutist. When the members of the group refused to go on playing under such conditions, the owner made the rodents flee, and then the musicians succeeded in bringing an interesting quantity of public.
From La Paloma, the quartet moved to the café Garibotto (Pueyrredón and San Luis streets), to Ambos Mundos (Paraná near Corrientes street), to La Morocha (Carril and Corrientes streets) and surely to other venues, until returning, in 1912, to La Paloma, already now with an astounding success, and without rats. It was there where the outfit was hired to record for Columbia and turned into what was, pompously, called Orquesta Típica Criolla Juan Maglio "Pacho"; composed of just four musicians —but what kind of musicians!— José "Pepino" Bonano (violin-cornet), Carlos "Hernani" Macchi (flute), Luciano Ríos (seven stringed guitar) and, of course, Pacho on bandoneon. The records sale and the bandoneonist fame, one of the greats of those days, were then impossible to be stopped.
Quartet Juan Maglio "Pacho". From left to right: Juan Maglio (bandoneon), Luis Suarez (piano), José Bonano (violin) and Carlos Macchi (flute).
It was in that same year when Pacho made his first attempts in composition. His first tango was titled "El zurdo". Later these others would come "Quasi nada" (subtitled El combate), "Armenonville", "Jeanne", "Un copetín", "Adelita", "Sábado inglés", "Royal Pigall" (re-titled, with a later lyric by José González Castillo, "¡Qué has hecho de mi cariño!"), "Cielito", "¡Tomá mate!", "Chile", "Ando pato", "La Guardia Vieja", "Tacuarí"and many others belonging to his early stage.
To them it should be added those composed in the days of the "tango-canción": "Llegué a ladrón por amarte" (with his own lyric), "La chacarera" (in collaboration with José Servidio and with lyrics by Juan Andrés Caruso), "Tango Argentino" (with Alfredo Bigeschi), "A media noche", "Copen la banca" (both with Enrique Dizeo), "El curdela" (with Jorge Luque Lobos), "El llorón" (early tango he collected and made versified by Enrique Cadícamo), and others. Extremely popular as well were his waltzes "Orillas del Plata", "María Esther", "Horas de hastío", "Copo de nieve" and "Violetas", among others.
In 1920, he put together his new orchestra more fitting with those times, lined up by him, Rafael Rossi and Nicolás Primiani (bandoneons), Benito Juliá, Salvador Viola and "El Pibe" Rossi (violins), Juan Carlos Ghio (piano) and José Galarza (flute and drums). In 1929, at the bandoneon section appeared a young boy who was scarcely 15 years old named Aníbal Troilo, who some time later would be one to be talked about. However, Pacho's days of glory were gone, like that brave and canyengue tango of the Guardia Vieja (old stream) that he used to interpret as the best ones. Anyhow, in his late years he went on performing with the same zeal as in his youth, fronting his final outfits, a sextet in the old style —one of whose violins was played nothing less than by Elvino Vardaro— and the Trío Pacho, formed by three bandoneons, he together with the brothers José and Luis Servidio. Later, in 1929, the trio is put together again with the bandoneons of Federico Scorticati, Gabriel Clausi and Ernesto Di Cicco, being "Pacho" only its director.
A curiosity took place from 1930 when he organized a line-up to play Paraguayan music, exclusively polkas, most them with titles in Guarani and were signed by Maglio himself, or with the nickname Oglima, which was his last name spelled backwards.
Throughout his career he recorded nearly 900 numbers, most them instrumentals, when he hired singers, the latter only performed as estribillistas (refrain singers). Carlos Viván's work is excluded, the most outstanding voice in his orchestra. The remaining voices were of no consequence, but we can mention the names of the bandoneonist Angel Ramos, of the drummer and flutist José Galarza and some participation of Luis Scalon, a famous vocalist who performed for many years in Europa widespreading our tango.
Three months before his death, on April 17, 1934, he managed to record for the last time for the Odeon label. He recorded the ranchera "Que esperanza", a composition of his and the waltz "Recordándote", by Gerardo Metallo.
His last presentations were on Radio Belgrano station in 1934. Soon afterwards, he was taken into the Hospital Ramos Mejía, where the Bateses succeeded in interviewing him for their Historia del tango almost by miracle; three days later, he passed away. An unrepentant smoker, he used to smoke between five and six black tobacco cigarettes a day.
On July 14, 1934, back home in his place, 948 Bulnes street, lost all hopes, his lungs said it was enough. On his working table, several unpublished tangos remained, still untitled, as if he would not have liked to put a stop to an existence devoted to tango. And it may be said that tango made him immortal.


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RBerdi_JM_Pacho_-Sel.T.rar.html

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