¿Desde dónde abordar la figura de Osvaldo Pugliese?
¿El ciudadano? ¿el pianista? ¿el compositor, director de orquesta y arreglador?
Cada uno de estos aspectos merece un análisis aparte, pero al mismo tiempo esas facetas son imposibles de separar.
Veamos por ejemplo la parte humana, social, política, ciudadana: él inauguró y fue de los pocos que practicó un sistema laboral en la orquesta, que nos ponía a todos en una racional división de las ganancias.
Alguno puede decir, “eso no suena, no es música”, pero creo que esa actitud es indisoluble de su producción artística. Dime cómo eres y te diré cómo escribes.
Como pianista fue (en rigor habría que decir “es”, porque su obra está instalada en el imaginario de las generaciones futuras) uno de los elegidos por la historia.
Un músico que no hizo alarde de su técnica pianística, lo que habla muy bien de él como artista, porque cuando la música se encamina por los terrenos del tecnicismo, se aparta de lo que realmente importa. Basta con escuchar cualquier grabación de Pugliese: el piano imperceptible, descarnado, pero con una sensibilidad y una musicalidad pocas veces alcanzada.
La gente confunde tocar bien con ser buen músico. Además de tocar bien debe contener otros valores. No alcanza con mover los dedos.
Creo también que Osvaldo ha sido uno de los pocos músicos de tango, por no decir el último, que trabajó compositivamente un nivel de elaboración inusual en el género.
Es muy beethoveniano su concepto, toma una idea y la trabaja. Con lo cual se tiene la sensación de estar en una misma naturaleza y no en un conjunto de cosas.
Y algo que es fundamental para entender integralmente a Pugliese es que su orquesta tuvo una clarísima contribución a la actividad social de su época: era una orquesta para baile.
En aquellos años los músicos no tenían la irreverente idea de que la música debía ser para concierto.
La música tenía que servir para vivirla en comunidad. En los 60 emergió otra manera de concebir la música: hubo un enrarecimiento, una idea de falsa sofisticación, y finalmente el tango quedó condenado a ser música de concierto, restándole de ese modo su importancia social.
Todo esto se relaciona también con su manera de entender la música. El decía: ”somos un tornillo en la máquina tanguera”, en clara alusión a la importancia del tango como hecho comunitario. Nosotros, de haber sido un poco más sabios en esa época, no hubiéramos llevado nuestra música hacia un lugar distinto, que no necesitaba.
Porque hay algo seguro: Osvaldo era un hombre sabio, de esos que con los años no sólo juntan canas y arrugas sino conocimiento, pero no conocimiento de información, sino conocimiento de la vida, como pudo haber sido Atahualpa Yupanqui.
Fue como un patriarca. Recuerdo siempre nuestras charlas. Era muy fácil establecer con él diálogos sobre asuntos de lo más diversos; temas que aparentemente no tenían nada que ver con la música; el amor, la muerte, la sociedad.
En mi percepción de Osvaldo, su figura se fue agigantando con el correr del tiempo. Seguramente, si me hubiesen pedido mi opinión en la época en que estuve con él, no habría dicho estas cosas. Pero a uno también le van llegando los años y algo de sabiduría viene; eso nos permite valorar las cosas que en la adolescencia no valoró como correspondía.
Me acuerdo que bastante tiempo después de haber abandonado su orquesta, y mientras seguía un camino musical distinto, detrás de esa quimera de buscarle un destino mejor al tango, un día empecé a sospechar que esto fuera realmente así, y tuve la necesidad de encontrarme con Osvaldo.
Lo llamé y me invitó a tomar unos mates. Finalmente, la reunión duró toda la tarde. En un momento, Osvaldo se sentó al piano y empezó a tocar; hizo un pequeño concierto para mí, y me sentí gratificado casi hasta las lágrimas.
Ese era Pugliese, que hoy resulta más necesario que nunca.
* El compositor se desempeñó, entre 1968 y 1972, como arreglador y bandoneonista en la orquesta de Osvaldo Pugliese.
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"Siempre nos motivaba para progresar"
Por Emilio Balcarce *
Estuve casi veinte años en la orquesta de Osvaldo Pugliese, pero ya conocía de antes al Maestro y seguí tratándolo después, así que fue prácticamente toda una vida lo que me acercó a él.
Fue un privilegio para mí, porque en esa época todos querían conocerlo y todos querían tocar en su orquesta. Por el sistema de cooperativa que había implementado y también porque nos permitía a los músicos desarrollar nuestras inquietudes.
En realidad, no es que nos permitía: nos estimulaba, nos motivaba para que tratáramos de progresar, de hacer mejores arreglos, de componer mejores tangos.
Mi ingreso a su orquesta se dio a partir de un momento muy especial. Yo estaba esperando que se solucionara un problema en Radio Splendid, donde tenía una orquesta. Hubo un parate por una huelga, que duró bastante tiempo y yo, para no quedarme, empecé a escribir fuerte; en ese ínterin, recomendado por Caldara, me llamaron para ver si quería entrar a la orquesta de Pugliese.
No lo pensé mucho. Cómo no iba a querer. A mí me gustaba mucho su orquesta. Y ya me gustaba desde chico la de De Caro, que fue una gran influencia para Osvaldo.
Desde el primer día entré como arreglador. Pugliese me decía que escribiera todo lo que sintiese. El creía en la creatividad de sus músicos. A veces nos corregía, cambiaba algunas cosas; otras veces quedaba el arreglo tal cual lo habíamos hecho.
Nosotros tratábamos de poner algunas cosas nuevas, expresiones originales, ligaduras, para contribuir a la evolución de la orquesta. Y ojo que cuando yo entré ya había estrenado “La Yumba”, que fue un cambio importante. Pero él trataba de no repetirse, de renovarse dentro de su estilo.
Eran famosas las reuniones, en las que se valorizaban los trabajos de cada uno; el sistema de puntajes tenía que ver con el éxito de los arreglos, con la antigüedad, con la opinión del público. Para Osvaldo, la opinión de los seguidores de la orquesta era fundamental.
En esa época, no pasaba como ocurrió más tarde: los temas que grabábamos nosotros no eran los que nos decían los productores. Era el público el que probaba los tangos. La fuerza de su aplauso era el termómetro. Tocábamos varios temas y lo que se aplaudía más se grababa.
Esto no significaba que sacrificáramos calidad. Tenía que ver con que Osvaldo siempre nos pedía que no nos escapáramos de la raíz popular. Que nos eleváramos musicalmente sin perder la conexión con el gusto de la gente. Y. tenía razón, porque cuando nos complicábamos mucho, bajaban los aplausos. De ese modo, también el gusto del público se fue acostumbrando a la evolución de la orquesta.
Cuando empezó el Club del Clan, que copaba los clubes y hacía que tuviéramos menos trabajo, siempre nos bancó. El tema económico se había complicado, hacíamos poco interior y hasta pensamos en la posibilidad de actuar sin él, como lo tuvimos que hacer también cuando lo metían preso por defender su ideología.
Era triste tener una actuación y que no estuviera él en el piano, pero así fue.
En 1968, con otros muchachos, nos fuimos de la orquesta y formamos el Sexteto. El nos había dicho que lo hiciéramos, para pelear los presupuestos; necesitábamos un conjunto más chico; él en cambio quería seguir con el formato de la típica.
El cambio al Sexteto nos posibilitó tener más trabajo y llegamos a tener mucho éxito, pero Osvaldo nunca se enojó con nosotros por eso. Seguimos teniendo la misma relación. El recuerdo que tengo de él es el mejor.
Es un grande de verdad.
* El compositor se desempeñó, entre 1968 y 1972, como arreglador y bandoneonista en la orquesta de Osvaldo Pugliese.
Temas:
01 - Osvaldo Pugliese - Que noche
02 - Osvaldo Pugliese - La payanca
03 - Osvaldo Pugliese - Lorenzo
04 - Osvaldo Pugliese - Cabulero
05 - Osvaldo Pugliese - Cardo y malvon
06 - Osvaldo Pugliese - Don Agustin Bardi
08 - Osvaldo Pugliese - La Biandunga
09 - Osvaldo Pugliese - Verano porteño
10 - Osvaldo Pugliese - El motivo
11 - Osvaldo Pugliese - A Orlando Goñi
12 - Osvaldo Pugliese - Inspiracion
13 - Osvaldo Pugliese - Taconeando
14 - Osvaldo Pugliese - La ultima cita
15 - Osvaldo Pugliese - Bordoneo y 900
16 - Osvaldo Pugliese - Di Di
17 - Osvaldo Pugliese - Nostalgico
18 - Osvaldo Pugliese - La mariposa
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