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sábado, 12 de mayo de 2007

Alicia Moreau de Justo - Biografía







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Alicia Moreau de Justo









Por: Emilio J. Corbière
http://www.argenpress.info/perfil.asp?num=000062

Armando Moreau había combatido junto a los comuneros de 1871, la primera insurrección obrera que tuvo a París, Francia, como escenario. La represión contra los derrotados
aleja a muchos hijos de la tierra amada en búsqueda de nuevos horizontes.

El comunero Armando Moreau -junto a su mujer María Denanpont- viaja a la Argentina donde constituye un nuevo hogar. Pero ese republicano y librepensador, distante ya de las luchas de su juventud, encontrará en una de sus hijas -Alicia- la continuación de aquellas esperanzas y rebeldías.

Alicia Moreau de Justo nació en Londres, Inglaterra, el 11 de octubre de 1885.

En sus años de adolescencia cursó el magisterio en la Escuela Normal Nº 1, en Buenos Aires.

Allí conoció al profesor Delio Aguilar y al doctor Eduardo Holmberg, quienes la pusieron en contacto con el darwinismo social, concepción totalizadora que comprende la explicación del hombre y de la historia como la lucha entre las razas, entre las naciones que comprenden las razas, entre las clases dentro de cada nación y entre los individuos de la clase.

Para el darwinismo la economía política era una aplicación a la especie humana de las leyes biológicas que regían la lucha por la vida en todas las sociedades animales.

Es decir, que las sociedades humanas evolucionan dentro de leyes biológicas especiales, que son las leyes económicas.

En esa época la enseñanza media todavía permanecía al margen de las corrientes del pensamiento positivista, que ya dominaban la enseñanza superior.

Como años después el marxismo sería un tabú para muchos licenciados en economía, sociología, historia o filosofía, el darwinismo era considerado como subversivo en la enseñanza media.

Alicia fue conociendo y profundizando sus estudios más allá de los textos escolásticos escritos en su mayoría por jesuitas como los principios de filosofía de Jaime Luciano Balmes.

Al cursar 5º año de la Escuela Normal, se acercó a las clases libres que dictaban en la Facultad de Filosofía y Letras Horacio G. Piñero, sobre psicología moderna, y Nicolás Matienzo, sobre Lógica. Le atraía mucho el estudio de la filosofía, pero creía que era necesario combatir el dolor humano, por eso ingresa a la Facultad de Ciencias Médicas.

La joven Alicia comienza a perfilar un espíritu crítico, incluso para enfrentar el estudio de la medicina.
Durante la práctica en el Hospital de Clínicas comprobó que muchas enfermedades tenían su origen en la miseria que sufrían los trabajadores, condenados por un régimen social injusto.

Era necesario atacar la desnutrición, la tuberculosis, el alcoholismo y la sífilis en su origen social.

Solo así podrían contrarrestarse efectivamente esos flagelos.
Para ello Alicia Moreau comprende que a la acción del terapeuta debía unirse la del político y la del reformador social.

Ingreso a la Facultad de Ciencias Médicas de Buenos Aires en 1907, egresando, con diploma de honor, en 1914.

Fueron años de estudio y de militancia comprometida.
El capitalismo era para las clases desposeídas un sistema de despojo y sufrimiento.
Había que combatirlo luchando por una nueva forma de vida donde el hombre no fuera lobo para el hombre.

Alicia se convierte al socialismo. Su primera lectura marxista fue La situación de los trabajadores en Inglaterra, escrito por Federico Engels. Lee la obra y se emociona, comprende que el camino es difícil, pero existe una esperanza: el socialismo.

En 1906 vive su primera aventura ideológica y política. Tuvo lugar en Buenos Aires el 'Congreso de librepensamiento', organizado por científicos, escritores e intelectuales vinculados con la masonería. Alicia se inscribió y presentó un trabajo titulado La Educación.

Dirá en esas páginas juveniles: 'La escuela que elabora el porvenir es la escuela libre, sin dogmas, dirigida por el conocimiento exacto de la naturaleza humana y del desarrollo de la vida; la que tiene sus educadores en todas partes: en la familia, en la ciudad, en el país, en el libro, en el museo; la que es una acción social a la cual todos deben contribuir, vivificada la gran ley de solidaridad que es la razón de ser de la humanidad'.

En ese congreso Alicia conoció a la anarquista española Belén de Sárraga. Fue para ella un experiencia inolvidable. La joven estudiante de medicina toma contacto con una mujer revolucionaria. Era su bautismo de fuego.

Un mes después el socialista Angel Giménez le pidió que dictara un curso de conferencias de divulgación popular en la 'Sociedad Luz', de Barracas.
Así se acerca al movimiento obrero. Había leído algunos autores anarquistas, Pedro Kropotkine, pero ya se ve en el socialismo científico de Marx y Engels el camino más apto para lograr la transformación de la sociedad.

Junto a la 'Sociedad Luz', e inspirado por el doctor Enrique Del Valle Iberlucea, comenzó a funcionar el 'Ateneo Popular'. Alicia participa en su fundación. Ese núcleo marxista comenzó a editar en 1908 la Revista Socialista Internacional, que a fines de la década cambia su nombre por el de Humanidad Nueva.

Pionera del feminismo argentino, participa en la creación del primer Centro Feminista y del Comité Pro-Sufragio Femenino en 1907. Con ella figuraron Elvira Rawson de Dellepiane, Sara Justo y Julieta Lanteri.

Pero entre esas mujeres se destacó la profesora Raquel Camaña, inteligente y valiente propulsora de la educación sexual. El Centro Feminista de Buenos Aires estableció contacto con las uruguayas Paulina y Clotilde Luisi, estrechando los vínculos de las mujeres rioplatenses.

Para ella el feminismo no era algo ajeno a la realidad social. La mujer se libera junto al hombre y no contra él. Esa liberación es una forma particular de la lucha contra el capitalismo y las injusticias sociales.

En 1919 el núcleo de mujeres renovadoras crea la Unión Feminista Nacional. A ellas se suma Julia García Games.

Los principios de la Unión Feminista Nacional son sintetizados en cinco puntos:
1) cooperar en todo lo que signifique perfeccionamiento físico, intelectual y moral de la mujer; apoyar toda la obra que tienda a capacitarla en su acción social.
2) trabajar por la emancipación de la mujer en la familia y en la sociedad; en consecuencia iniciará y propiciará movimientos tendientes a modificar las leyes que traban a la mujer en su acción individual, colocándola en situación inferior al hombre.
3) cooperar en toda obra que contribuya a facilitar y mejorar el trabajo femenino; por lo tanto se preocupará en la reglamentación del trabajo en la industria y en el comercio y de elevación de los salarios del trabajo femenino, basándose en el principio 'a igual trabajo, igual remuneración'.
4) tender a centralizar los esfuerzos hechos en favor de la emancipación femenina propiciando la organización de una federación de centros.
5) propender a la formación de comités en el interior de la República que respondan a los mismos fines.

Mantendrá con tal motivo relaciones con asociaciones extranjeras de igual índole'.Escribe, milita, participa en reuniones culturales, difunde los ideales de una democracia avanzada.

Desde Rusia llegan los resplandores de la guerra civil, que anuncian un nuevo mundo. Cae el imperio absolutista de los Zares y se constituye bajo la dirección de V. I. Lenin y León Trotsky el primer estado obrero.

Alicia vive momentos maravillosos. 'Durante años -recuerda- seguimos el proceso de los luchadores rusos. Los nihilistas y los bolcheviques eran las fuerzas más pujantes de la revolución. Cómo no recordar Rusia en las tinieblas (Memorias de una nihilista), de Vera Figner, y La mujer nueva y la moral sexual, de la revolucionaria Alejandra Kolontay. Cómo olvidar a los valientes revolucionarios de 1905 y 1917.

Los años pasaron y vino el stalinismo que instauró un sistema de opresión. Muchas veces me he preguntado si la revolución podría haberse mantenido sin la presión de la fuerza. Las masas campesinas eran muy atrasadas.
Pero el stalinismo adquirió aspectos negativos que en muchos sentidos deformaron los ideales de 1917'.

La Gran Guerra desangraba a los pueblos y Alicia Moreau trabaja por la paz, inspirándose en el ideario de Jean Jaurés, socialista francés a quien había conocido cuando éste visitó a Buenos Aires en 1911.

'Sin embargo, el hecho de la guerra -dice- sirvió para que la mujer, al reemplazar al hombre en la retaguardia, en el trabajo industrial, en el campo y en otras actividades, demostrara su aptitud, responsabilidad y capacidad.

Al final de la contienda las mujeres inglesas lograron los derechos electorales'.

En 1921 se afilió al Partido Socialista. De allí en adelante la acción política habrá de constituir para ella una tarea permanente.

Fue miembro del Comité Ejecutivo del PS, directora de La Vanguardia (1956/1962), conferencista y propagandista.
Publicó varios libros y ensayos, entre otros, La mujer en la democracia (1944) y El socialismo según Juan B. Justo (1946).

Para ella la lucha de clases es sinónimo de transformación. Puede adquirir formas violentas, pero la historia se construye y se transforma con la acción consciente de la clase trabajadora organizada políticamente.

Contrajo matrimonio con el doctor Juan B. Justo, fundador del Partido Socialista. De esa unión nacieron tres hijos: Juan, Luis y Alicia Justo.

Para Alicia Moreau, Marx había descrito en el Manifiesto Comunista el proceso histórico como la lucha de clases.

'La lucha de clases -expresa- sobrepasa forzosamente el plano económico y abarca la total existencia humana'. Reconoce que 'las armas del proletariado en la lucha por su emancipación son su conciencia de la dignidad y del valor social de cada individuo, la organización sindical y política, la unión nacional e internacional de esos organismos y el conocimiento cada vez más claro del inmenso valor de su función productora y económica, de la fuerza que proviene de su masa y de su irrupción en el sistema de gobierno, antes reservado a minorías'.Se pregunta si es posible lograr el cambio substancial que implica el socialismo sin recurrir a la violencia, a la previa 'destrucción de lo existente, o de una parte de lo existente'.

'¿La organización capitalista se dejará vencer -se interroga- sin resistir con las armas que ella misma ha puesto para su defensa en manos de una parte del pueblo (ejército, policía)?

En otros términos ¿ No será necesario llegar a la revolución para que, apoderándose del poder, el proletariado realice, desde el gobierno, la última etapa, la más difícil, la transformación de la propiedad individual en propiedad colectiva?'.

Alicia Moreau contesta a esas preguntas: 'La revolución, es decir, la acción violenta, es sobre todo un movimiento político y este es significado de los diversos movimientos revolucionarios.

Paralelamente, se produce el desarrollo científico-técnico. Ambos conjuntos de procesos complejísimos han reaccionado los unos sobre los otros en una red de interreacción muy difícil de desentrañar.

El socialismo es inseparable de la democracia porque en ella encuentra el instrumento de realización menos cruento; porque en ella está contenida una de sus finalidades, la finalidad tal vez esencial, la valorización del individuo, la exaltación del derecho de todo ser humano a la plenitud de su propia vida'.

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